En 67 ligas distribuidas en nueve zonas en todo el país, más de 600 clubes de baby fútbol nuclean hoy a 73.488 niños y a 10.758 niñas, lo que significa un franco crecimiento respecto a 2020, cuando las cifras eran de 52.817 y 3.888, respectivamente, de acuerdo con los datos proporcionados por la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI).
Para la vicepresidenta de la institución, Kerstin Jourdan, el fútbol infantil en Uruguay “es un modelo único” a nivel mundial. “El secreto del fútbol uruguayo está en el baby”, sostuvo en diálogo con Ovación.
No hay dudas de que representa un fenómeno relevante tanto para la socialización e integración del niño como también para su diversión. Ahora, ¿cuánto hay de todo esto y cuánto de expectativa porque un niño de 8 años sea el “salvador económico” de una familia?
“El baby deja de ser de socialización y pasa a ser económico cuando los captadores van a buscar niños de 8 años y después no se hacen cargo de eso. Es un sistema muy perverso, porque cada vez los van a buscar más chicos. Tenemos que centrarnos en la formación del niño como futuro ciudadano”, expresó Jourdan.
En similar sintonía, hablaron sobre esto Luis Olivera —presidente del Club Carabelas—, Alejandro Mascheroni —a cargo del baby de Urunday Universitario— y Bruno Piazza, exentrenador de las categorías 2014 y 2015 del Intermezzo Pocitos, tres clubes de la Liga Palermo de Montevideo.
“Hay agentes externos que están captando cada vez más chicos para clubes de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), que antes era en pre séptima o un año antes. Ahora, ya hay niños 2015 o 2016 que están yendo a captaciones. Eso, a veces, mejora en lo deportivo, pero también hace que algunas familias se mareen un poco”, señaló Olivera.
Por su parte, Mascheroni, afirmó que “las captaciones, a mí modo de ver, es de las peores cosas que le están pasando al baby fútbol hoy”. Y agregó: “Muchas veces, los llevan a entrenar a Peñarol o Nacional, quizá hasta sacándoles horas de estudio. Y cada vez los van a buscar antes, incluso niños categoría 2017. Se aceleran las etapas y eso no es compatible con el niño”, manifestó y resaltó: “Los clubes profesionales están más ávidos de sacar talentos y eso repercute en el baby fútbol, sin duda. Y creo que eso puede acrecentarse”.
En tanto, Piazza ejemplificó: “Yo trataba de que todos jueguen la misma cantidad de tiempo, porque creo que lo importante es integrar a los niños, no enseñarle a jugar 4-3-3. Y llegué a tener discusiones con padres, que me daban sermones por empatar o perder un partido”.
En ese sentido, Piazza agregó que en los cursos de orientadores (cuya Licencia C se acordó en mayo de 2021 entre ONFI y Audef-ITP, a partir de la Ley 19.828 -de 2018-, reglamentada en 2021) “se hace mucho énfasis en la formación y en la diversión del niño, aunque muchas veces a la mayoría de los padres les es difícil adoptar ese chip, juzgando a un niño de 7 u 8 años por cómo realizó una jugada”.
A diferencia de la visión de los clubes de la capital, Cintia Pereyra, de la Comisión Directiva del Club Progreso, de Estación Atlántida (Liga Regional Costa de Oro), indicó que las captaciones tempranas en el interior “no las notamos tanto”. Y agregó: “Quizá, por la distancia, es difícil que los padres se trasladen hasta Montevideo varias veces por semana. Más que nada, vienen a ver niños más grandes; no tan chiquitos”.
Para tratar de morigerar este fenómeno, la vicepresidenta de ONFI destacó que en esta gestión se avanzó en el registro de niños y niñas en el sistema COMET, de Conmebol, para reconocer los derechos de formación y solidaridad de los clubes de baby fútbol.
Concretamente, se reparte el 0,5% de las eventuales transferencias en 10 partes entre los clubes formadores, la liga en la que compitió el jugador y ONFI. De acuerdo con el balance de gestión, en este periodo se pagó un millón de dólares a diferentes clubes y 740.000 dólares a las ligas. “Se busca, justamente, que no se vaya a captar al niño a los 12 años”, explicó Jourdan y añadió que cada club debe rendir cuentas a ONFI sobre los destinos de esos recursos.
No obstante, admitió que la presión que ejercen los padres —sobre todo— pero también técnicos, dirigentes o agentes externos sobre un niño en una canchita de fútbol “aún no se erradicó y es algo muy complejo de hacerlo”, consideró.
“Está basado en las expectativas de los padres, pero si vas a los números, solo llega el 1%”, apuntó Jourdan.
La relevancia del baby fútbol en el Uruguay
En Intermezzo, recordó Piazza, “había familias que a veces hacían donaciones porque faltaban pelotas o indumentaria de entrenamiento y el club tenía que alquilar una cancha”. En esta línea, Mascheroni, de Urunday, sostuvo que “falta apoyo a los clubes de baby” de parte del Estado, sea en materiales, insumos o exoneraciones “que puedan repercutir en las cuotas o en los premios para los niños que pagan los padres”. Y recalcó: “Se solventa de manera folclórica, a pulmón, y, a veces, a las familias se les hace cuesta arriba”.
Por su parte, Pereyra señaló que en el club de Estación Atlántida “contamos con lo básico”. “La única ayuda que tenemos es de los padres, de algún comerciante de la zona y de la división Deporte de la Intendencia de Canelones”.
La vicepresidenta de ONFI apuntó que la institución “no le cobra ningún peso a las ligas ni a los clubes”. A su vez, aseveró que el presupuesto anual “cubre el funcionamiento de ONFI”, por lo que “el resto salimos a buscarlo nosotros con diferentes convenios”. Sin embargo, consideró que “el tema del financiamiento para el fútbol infantil es un debe de toda la vida”. Así, agregó: “Ningún gobierno se ha dado cuenta de la importancia que tiene el fútbol infantil. Quizá, éste fue de los primeros que le ha dado relevancia”.
Concretamente, según el balance de gestión de ONFI, se instalaron luminarias en 30 canchas de distintas ligas en acuerdo con UTE y el Ministerio de Industria, y con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, se invirtieron $ 12 millones en infraestructura e iluminación. Además, se realizaron aportes de materiales por US$ 18.500 y 100 pares de lentes para deportes por US$ 20.000.
Un hito que tiene al fútbol femenino como protagonista
En el baby fútbol hay un hecho particular que se transformó en una gran noticia si se tiene en cuenta el desarrollo de esta disciplina en el Uruguay.
El fútbol femenino experimentó un claro crecimiento en los últimos años, siendo que, de acuerdo con los datos aportados por ONFI, 57 de las 67 ligas hoy participan de los torneos nacionales de selecciones femeninas. El registro aumentó en un 176% en niñas entre 2020 y 2024.
“Es un hito histórico. Hubo que romper barreras y es un comienzo. Falta que los dirigentes lo tomen en serio y que se den cuenta de que es una inversión a largo plazo. Necesitamos que haya continuidad”, cerró diciendo Kerstin Jourdan.
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