HORACIO ABADIE
- ¿Comparte la opinión que en el clásico no se jugó en buena forma?
- No se jugó bien, sin dudas. Pero son muy pocos los clásicos en donde se juega bien. Es un partido especial en donde se debe dejar todo, con pierna fuerte y muchísima actitud y el que tiene más actitud se lleva el encuentro.
- ¿El empate fue justo de acuerdo al trámite del partido?
- Sí, yo creo que fue lo justo, porque tal vez ninguno de los dos merecimos ganar el partido.
- ¿Qué significó para usted el gol?
- El gol fue muy importante para mí. Volver a jugar un clásico después de cinco años y marcar es algo muy lindo, que me da tranquilidad para seguir trabajando, y también para el grupo.
- ¿Por qué fue el problema con Manrique?
- Son calenturas del momento, del partido. Estar viviendo un encuentro de alta tensión como es un clásico, como se viven los clásicos, se generan discusiones y esas cosas, pero ya está, no pasó nada. Fue simplemente una discusión entre dos jugadores que quieren ganar el partido.
- ¿Hubo reacción y fue contra la hinchada de Peñarol cuando comenzaron a gritarle?
- Sí, más que nada porque yo estaba tranquilo y en ningún momento, ni cuando marqué goles clásicos, le falté el respeto a la hinchada de Peñarol y los festejé con mi parcialidad. Eso te afecta un poco, pero trato de demostrar otras cosas dentro de la cancha.
- ¿Qué pasó en el choque con Juan Castillo?
- Fue una jugada realmente casual, inclusive le dije a Walter (Ferreira) que se fuera a interesar por él, porque no sé bien lo que tiene y sé que es una gran persona y un gran profesional y fue algo fortuito. Yo también tengo un golpe en la rodilla, que me di con su cara.
- ¿Qué reflexión le merece la decisión de las expulsiones con el partido casi terminado?
- Molesta un poco que te echen de esa forma, más cuando es por hablar, sabiendo lo que te estás jugando. Creo que las expulsiones no estuvieron bien, pero fue algo que ya pasó. Yo los partidos los hablo siempre porque me gusta vivirlos de esa forma, estar a mil, hablar con mis compañeros, con los rivales y con todo el mundo, porque es la forma de motivarse y de motivar. No sucedió nada, fue una simple discusión, por eso entiendo que quizás con una tarjeta amarilla se solucionaba el problema, pero esa no fue la decisión.