El Loco Abreu sigue batiendo récords: su vuelta al fútbol del interior y qué opina del doble nueve de Nacional

En entrevista con Ovación, recordó cuando acompañó como mascota a su padre –otrora goleador minuano–, sus primeros pasos selección de Lavalleja y por qué volver significa un sueño familiar.

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El Loco Abreu con la selección de Lavalleja
El Loco Abreu con la selección de Lavalleja.
Foto: cortesía de Víctor Píriz

Washington Sebastián Abreu jugó en 31 clubes profesionales diferentes (Récord Guinness) a lo largo de su carrera, anotó más de 400 goles, fue mundialista dos veces con la selección de Uruguay y se dio el lujo de picar el penal que llevó a la Celeste de vuelta a la semifinal de una Copa del Mundo después de 40 años, pero le quedaba un sueño por cumplir.

En 2021, con 45 años, se retiró del fútbol profesional y debutó en la Liga Minuana con la camiseta del equipo del que es hincha: Olimpia de Minas, con el que fue campeón y goleador, pero se fue para comenzar su carrera como director técnico.

En setiembre de 2023, de regreso a casa tras dirigir a César Vallejo de Perú, volvió a viajar a Minas a ver a su equipo y, entre “conversaciones que van y vienen”, volvió a calzarse los botines, pero esta vez con la mira puesta en una meta pendiente: la Copa Nacional de Selecciones OFI con Lavalleja, el vigente campeón del interior, con el que en apenas tres fechas ya es el más longevo en jugar y hacer un gol.

Plantel de la selección de Lavalleja 2024 con el Loco Abreu
Plantel de la selección de Lavalleja 2024 con el Loco Abreu.
Foto: Williams Ramos

—¿Cómo se dio tu vuelta al Olimpia, equipo con el que ya habías cumplido el sueño de debutar en 2021?

—Yo había jugado en Primera de la Liga Minuana, pero en Nacional de Minas porque mi viejo (Washington Miguel Abreu) era jugador del club e hice las juveniles ahí, y debuté en octubre de 1992. Pero después de retirarme del profesionalismo, en aquel partido Sud América-Liverpool del Apertura 2021, quise volver a las raíces e ir por algo que me había quedado pendiente: jugar en el Olimpia.

—Si tu padre jugaba en Nacional, ¿de dónde surge tu fanatismo por el Olimpia?

—La cancha de Olimpia está en la zona de la Usina, pegada a la del Filarmónica, el cuadro donde hice todas las categorías de baby fútbol, y el barrio donde hasta hoy vive gran parte de mi familia en Minas. Las camisetas son parecidas: blancas con el escudo rojo. Crecí al lado de la cancha del Olimpia, pero nunca había podido jugar ahí.

—¿Qué recordás de volver a la Liga Minuana y ponerte esa camiseta?

—Fue hermoso porque se dieron varias cosas y salió redondo. Salimos campeones minuanos después de 13 años, jugué 14 o 15 partidos e hice ocho goles, fui el goleador del campeonato con 45 años, el más longevo de la historia de la liga. Además fue la primera vez que Olimpia fue campeón y tuvo al goleador del campeonato.

—Pero esta segunda vuelta al fútbol de Minas fue con otro objetivo, ¿no?

—Sí, para cumplir otro gran sueño. Volví de Perú en setiembre, empecé a ir a ver al Olimpia y, entre conversaciones que van y vienen, volvió a picar el bichito. Con el club jugué el tramo final de la liga, y después llegó lo de la selección. Me fui temprano de la ciudad y me quedó pendiente jugar el Campeonato del Este (primera fase de la Copa OFI) con la selección, porque siempre lo viví muy de cerca: antiguamente entrando como mascota junto a mi padre, muchísimas veces, y después en las selecciones juveniles, pero nunca en la mayor. Siempre estuvo eso latente y ahora se dio, primero gracias a que el cuerpo técnico así lo entendió y después porque a nivel laboral estoy con tiempo disponible.

—Emocionalmente, ¿cómo fue ese debut?

—Espectacular, lo disfruté y sigo disfrutando muchísimo. Cada vez que entro al estadio para jugar o al vestuario, es inevitable viajar al pasado. Recreamos una foto de los años ‘80 con mi viejo y yo de mascota, pero ahora yo y mis dos hijos. Los gemelos, porque Diego está en México y Valentina por motivos laborales no pudo estar. Y después nos sacamos otra con mis viejos. Es un privilegio cumplir estos sueños familiares con las personas más importantes que estuvieron en mi crecimiento, que son ellos.

El Loco Abreu junto a sus hijos gemelos en el Estadio Juan Antonio Lavalleja de Minas
El Loco Abreu junto a sus hijos gemelos en el Estadio Juan Antonio Lavalleja de Minas.
Foto: cortesía de Williams Ramos

—¿A qué te referís con que son “sueños familiares”?

—Disfruto muchísimo poder tenerlos presentes, pero también por lo que les puede generar a ellos como padres, trasladarse también a ver a aquel niño chiquito. Esa parte de padre que se va perdiendo porque los hijos crecen y tienen sus propias alas, como hoy me pasa a mí. Pero ayer le miraba la cara a mis viejos y parecía que estaban viendo al Negro Abreu chico, de cinco, seis o 10 años, recordando aquellas vivencias que tanto placer les habrá generado.

El Loco Abreu junto a sus padres e hijos con la selección de Lavalleja en el estadio de Minas
El Loco Abreu junto a sus padres e hijos con la selección de Lavalleja en el estadio de Minas.
Foto: cortesía de Williams Ramos

—¿Tu padre nunca jugó en Olimpia?

—No, jugó muchos años en Nacional de Minas, en Lavalleja FC, en el Lito y otros clubes más. Era nueve de área, igual que yo. El recuerdo que tengo más latente es del campeonato del ‘86, Nacional salió campeón y el viejo fue goleador, entonces yo entraba todos los partidos de mascota. Hasta se transformó en cábala.

Sebastián Abreu junto a su padre Miguel Abreu en la selección de Lavalleja
Sebastián Abreu junto a su padre Miguel Abreu en la selección de Lavalleja.
Foto: cortesía de Sebastián Abreu

—Y además también jugó en la selección de Lavalleja, ¿no?

—Justo el miércoles, el tercer tiempo del partido fue en la sede de Nacional, adónde fui con mis hijos y mi viejo. Por eso digo que fue muy emocionante, volver a las raíces y trasmitirles a ellos (los hijos) de dónde uno salió. Mi viejo hasta hace muy poco era el máximo goleador de la selección de Lavalleja hasta que lo superó Mario Amorín. Entonces yo tengo muchísimos recuerdos con él. En la pandemia amigos del pueblo me escribían porque el diario “Primera Página” de Minas empezó a publicar recuerdos de los 80, y yo salía en un montón. Me decían: “Sos como mosca, te colás en todas las fotos”. Yo aparecía con los planteles de Nacional, del Lito, Central, con la selección viajaba al Chuy, Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo... Era la mascota oficial.

Sebastián Abreu con el plantel de Nacional de Minas en el diario Primera Página (Minas, Lavalleja)
Sebastián Abreu con el plantel de Nacional de Minas en el diario Primera Página (Minas, Lavalleja).
Imagen: Primera Página

—¿Te acordás de tu debut en la primera división minuana?

—Tenía 15 años y fue contra Olimpia, entré faltando 15’. Por un tema de estatura, en los córners me mandaron a marcar al máximo goleador de la historia del Olimpia: Oscar Wilson Abreu, mi tío. “Justo a mí me venís a marcar”, me acuerdo que me dijo. Él era un goleador consolidado y yo un flaquito, y además los Abreu nos destacábamos por el buen juego aéreo, pero también filosos con los codos. Hice lo que pude y terminamos 1-1. Mi primer gol se lo hice en una última fecha a Las Delicias, que ya era el campeón anticipado, y el golero era Néstor Omar Britos, papá de Sebastián Britos, golero campeón uruguayo.

—¿Tu primera citación a la selección juvenil de Lavalleja?

—Jugué solo dos años en la Sub 17. La primera vez los DT eran el Cabeza Castro y el Cuifa Almandos, increíblemente, padre de Pablo Almandos, el actual DT de la selección mayor de Lavalleja. Tuve al padre la primera vez y al hijo ahora con 47 años. El primer año no nos fue bien, pero en el segundo, ya con mi generación, anduvimos bien, pero perdimos la final del Este con Cerro Largo, y después en semis del Nacional también con Cerro Largo.

—Más allá de los resultados, ¿que te acordás de esos años?

—Los viajes eran todo un acontecimiento: nos daban ropa, merienda, íbamos todos juntos en el ómnibus, nos quedábamos a dormir en algún cuartel, con 15 o 16 años. Son cosas inolvidables y se forjaron amistades para toda la vida. Muchos excompañeros me escribieron después de la noticia del debut: “Negro, qué bueno que vuelvas a la selección”. Eso es una caricia al alma, para mí y para ellos, que quizás dirán: “Mirá, yo jugaba con este hace 30 años”.

—¿Qué es la Copa OFI para la gente del interior?

—Es el torneo más importante, se paraliza la ciudad. El miércoles había cuatro mil personas en el estadio. Sacando a los grandes, no sé qué otro cuadro mueve esa cifra. La gente comenta: “¿Cómo viste a la selección? Este año estamos bien, tenemos a este, está este otro”. Más aún en esta época de tantas alegrías para nosotros, que fuimos campeones del Este en 2022 y del interior en 2023.

—¿Cuál es el objetivo del equipo?

—La banda indudablemente quiere pelear por todo. Uno nota en las charlas de las prácticas que siguen con esa hambre de gloria, que están con los pies sobre la tierra y tienen claro qué quieren.

—Saliendo de OFI: ¿Cómo ves al doble nueve de Nacional?

—Me genera un entusiasmo bárbaro y me trae lindos recuerdos, de aquel doble nueve del Chengue Morales y el Loco Abreu. Bentancourt y Carneiro se complementan muy bien y el funcionamiento del equipo los acompaña.

El choque entre Guillermo de Amores y Ruben Bentancourt en el Nacional vs. Peñarol.
El choque entre Guillermo de Amores y Ruben Bentancourt en el Nacional vs. Peñarol.
Foto: Estefanía Leal.

—Con los recambios que tiene en ese puesto, ¿pensás que ese será el esquema de Recoba?

—La sensación es que funciona muy bien, pero siempre los contextos influyen: lesiones, amarillas, doble competencia y otras variables. Pero creo que el Chino tiene muy presente el doble nueve por las sensaciones que dejó el clásico.

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