El mejor "gol" que nadie vio de Juan Izquierdo en Nacional y la picardía del trueque que propuso por una camiseta

"Mis viejos me enseñaron a ser así y yo no cambio. No puedo cambiar. Ojo, por ser así muchas veces te toman de pelotudo, pero creo que lo que queda es la buena gente", creía el futbolista.

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Las muestras de cariño a Juan Izquierdo en la sede de Nacional.
Las muestras de cariño a Juan Izquierdo en la sede de Nacional.
Foto: Ignacio Sánchez.

Enero de 2022. Felipe Carballo está sentado en la primera bandeja de la Tribuna José María Delgado. Bien al medio. Remera de manga corta. Bermuda negra. Tapabocas puesto (sí, una costumbre que hoy parece de antaño, pero que lo hizo pasar desapercibido aquella noche).

El Gran Parque Central semivacío. Montevideo despoblado. Juegan Nacional y Sarmiento de Junín (Argentina) un amistoso y lo único que corre es la pelota. No hay una sola ráfaga de viento.

El partido termina con dos goles. Uno que vio todo el estadio, que lo hizo Adrián Vila y le sirvió de apunte por un rato a los estadísticos más obsesivos; y otro que fue de Juan Izquierdo, que quedará marcado para toda la vida y solo lo vieron unos pocos. Entre ellos Nelson, su papá, que recibió una especial dedicatoria.

“Te amo viejo”, le dijo Juan, con una sonrisa entremezclada con la emoción del momento, y le pasó la camiseta número 30 de regalo por arriba del alambrado.

Fue un momento que pasó desapercibido para las cámaras, pero que seguramente desbloqueará recuerdos en todos aquellos que hayan estado cerca del banco de suplentes local y refresquen un poco su memoria.

Juan Izquierdo junto a su familia.
Juan Izquierdo junto a su familia.

Pasaron más de dos años y nueve meses y ese golazo todavía sigue ahí. Oculto, sobre una vitrina invisible, que solo se vuelve cristalina cuando uno repasa los audios de sus conversaciones y las ecuaciones dan siempre el mismo resultado: un amor desmedido por sus padres y toda su familia.

—Yo soy así, Diego. Mis viejos me enseñaron a ser así y yo no cambio. No puedo cambiar. Ojo, por ser así muchas veces te toman de pelotudo, pero creo que lo que queda es la buena gente. Eso te abre las puertas en todos lados -decía.

Las vueltas de la vida quisieron que Juan, después de ese primer gol, se pegara un porrazo y tuviera una revancha en Liverpool para después volver a Nacional. Sus buenas performances en la cancha hicieron que fuera elegido en varias oportunidades por el equipo de Ovación en el 11 ideal de la fecha. Y eso rara vez no le causaba sorpresa: “¿Así que salí en el 11 ideal?”.

Juan Izquierdo con la pelota en la final con Liverpool ante Peñarol en el CDS.
Juan Izquierdo con la pelota en la final con Liverpool ante Peñarol en el CDS.
Foto: Juan Manuel Ramos.

El grado de cercanía rompió una barrera mayor en diciembre de 2023, cuando decidió contarnos que le había cumplido la promesa de ser campeón uruguayo a su abuelo, a quien había perdido unos meses antes. Fue entonces que al enterarse de que Ovación había sacado el póster del plantel campeón, propuso hacer un trueque de la forma más pícara posible: “Te lo cambio por una camiseta. Estoy en Playa Pascual. Me muevo hasta donde sea”.

En abril de 2024 redobló la apuesta: “Bo, les debo la camiseta, bo. A ver cuando te das una vuelta por Los Céspedes. Tengo dos guardadas en casa”.

Nelson, papá de Juan Izquierdo, con el diario en papel de Ovación.
Nelson, papá de Juan Izquierdo, con el diario en papel de Ovación.
Foto: El País.

Ya es agosto y el martes aparecieron las primeras lágrimas. Ayer, llantos aislados, que hoy seguramente tomarán forma de velatorio. No es para menos. Quien se haya tomado aunque sea un par de minutos para leer las dedicatorias entenderá lo grande que fue Juan.

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