En su casa, el pasado 5 de diciembre, Flavio Perchman -por entonces candidato a la vicepresidencia de Nacional- respondió a la consulta de Ovación sobre el jugador que veía con más proyección dentro del fútbol uruguayo: “Lucas. Lucas Villalba, de Torque. ¿Lo tenés?”, contestó, sin dudarlo.

Como si se tratara de una premonición, Gabriel Varela, uno de los agentes que maneja al jugador que ayer se convirtió en héroe de la noche al debutar con gol en el clásico frente a Peñarol, palpitaba su futuro ya desde mediados de diciembre. “Aportaría mucho como extremo en Nacional. Conociendo a Lucas, enseguida se gana la titularidad”.

El deseo finalmente se cumplió y Villalba, que ayer firmó su contrato y a último momento se metió en la convocatoria en lugar de Rómulo Otero (quedó afuera por un problema familiar que tuvo su hija) terminó festejando el 3-1 incluso antes de que la pelota tocara la red porque el golero de Peñarol, Guillermo De Amores, había subido a cabecear en un córner y el arco estaba vacío.

Como un correcaminos, el pibe prendió el turbo y, a toda velocidad, se cruzó la mitad de la cancha, casi que de la misma forma que lo había hecho un rato antes, cuando desequilibró contra la banda derecha y le sirvió un centro a Bruno Damiani. Terminó aplaudido por su entrenador, Martín Lasarte, y el festejo posterior provocó un tumulto que involucró a varios jugadores.

Foto: Ignacio Sánchez.

Poco le importó a él, que fue anunciado a las 16:27 horas del pasado lunes, es decir, poco más de cuatro horas y media antes del clásico. Firmó contrato por tres temporadas, después de que Nacional acordara la compra del 60% de su ficha en US$ 800.000, pero con solo 30 minutos en cancha ya empezó a justificar parte de la inversión que hicieron por él.

Estuvo tan tocado por la varita que apenas había hecho un rato de intermitente y otro poco de trabajo en el gimnasio ese día. Con eso, lo mandaron a la cancha y la jugada terminó en una obra maestra.

El delirio hizo que algunos compararan su gol con el del Pity Martínez a Boca en la final de Madrid de 2018. Y sí, salvando las distancias entre la Copa Libertadores y un amistoso, tuvieron una tónica muy similar.