Un bautismo juvenil. Sí, eso tuvo Nacional ayer, porque aprovechó el mix de su plantel y encontró frescura en una alineación que no se había visto antes y que, de pique, cambiaba a siete de los 11 titulares.
Creatividad. Fue lo que propuso el entrenador Álvaro Recoba mandando a la cancha a tres futbolistas que arman juego y son especialistas en el último pase, como Mauricio Pereyra, Diego Zabala y Jeremía, su hijo.
Ganas y acierto. El equipo demostró que no estaba hecho en base a improvisaciones y encontró diferentes caminos que le valieron para que los buenos pasadores se destacaran, Christian Ebere fuera una pesadilla como único centrodelantero, los juveniles calzaran y la defensa casi no sufriera complicaciones.
Wanderers, muy apagado, desconocido por momentos, pero cada vez más parecido a su pobre versión del 2024, no hizo más que profundizar el pozo en el que está hundido. Empezó el año siendo goleado por River en Copa AUF, sacó a duras penas un empate en su debut del Apertura y llegó al partido habiendo perdido con Racing, con la derrota casi en bandeja. Ayer, sus hinchas, a la salida del Gran Parque Central, pedían que se los trague la tierra.
Nacional, por el contrario, vive un momento dulce. En los primeros 20’, dio un monólogo y desnudó a la defensa rival, con un gol de penal que llegó -revisión del VAR mediante- por mano de Mario Risso. Ebere prendió la moto, lo festejó con su amigo Jeremía y ambos calentaron motores para quedar encendidos por el resto de la noche.
Luis Mejía pasó únicamente dos sustos: cuando Matías Fonseca escapó bien de Emiliano Velázquez sobre el segundo palo del área chica, pero pifió el cabezazo; y luego para cortar un centro rastrero.
En el amanecer del segundo tiempo, Ebere siguió complicando a Wanderers, que no la pasó peor por Mauro Silveira, y cuando quiso acordar, el ayudante Nelson Abeijón sacó la carta mágica al grito de “dale ritmo al medio”. El juvenil Felipe Cairus, que había estado a punto de entrar contra Puerto Cabello, respondió con su primer gol tras un pase fantástico de Jeremía.
El knock-out fue el autoregalo de cumpleaños de Rubén Bentancourt, que acompañó con una definición cruzada el buen robo y pase del pibe Guille López, otro que no estaba en los papeles del DT Alejandro Cappuccio.
Nacional tuvo la mejor performance que se le ha visto desde que está Recoba, reguló las energías desgastando a jugadores que no tendrán un protagonismo solemne en la altura de Bolivia y se fue a dormir líder del Apertura.