Redacción El País
Iban 53 minutos y Uruguay ya ganaba 4-0 en Denver. Los hinchas de México que hasta ese momento gritaban "Ole, ole", molestos por lo que veían en cancha, fueron un paso más allá.
En ese instante la transmisión televisiva mostró la forma en la que el asistente abandonaba su zona habitual, los jugadores se arrimaban al centro del campo y los futbolistas de Uruguay rodeaban al árbitro central.
Es que el plantel de la Celeste, al igual que los televidentes, buscaban respuestas sobre qué era lo que ocurría e inmediatamente la propia señal que llegó desde Estados Unidos dio a conocer la razón.
Se trató de insultos discriminatorios que cayeron desde las tribunas y obligaron a frenar el partido, un protocolo que también estará activo en la Copa América y que podría ejecutarse si la ocasión lo amerita.
"Protocolo antidiscriminatorio. Por el cántico discriminatorio que acabas de escuchar, el juego ha sido detenido temporalmente. Cualquier individuo que participe en actos discriminatorios será expulsado del estadio", rezaba la pantalla gigante del Estadio Empower Field at Mile High de Denver.
En ese momento el árbitro Oshane Nation, de Jamaica, detuvo la acción por unos minutos y luego continuó la acción, aunque al final del partido se iba a dar otra situación bastante particular.
Cuando el juego estaba por llegar al minuto 90, varios hinchas mexicanos ingresaron a la cancha y esto derivó en que nuevamente se detuviera el juego. El árbitro, teniendo en cuenta también la abultada diferencia, marcó el final del partido.
De esta manera no se indicaron descuentos y el partido finalizó cuando llegó a los 90, aunque con un clima mucho más tranquilo dentro de la cancha: sin hinchas y con saludos entre los jugadores.
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