Alguna vez Álvaro Gutiérrez y su ayudante Mario Picún se juntaron con él para vanagloriarle sus mejores actuaciones adentro de una cancha. Le mostraron una serie de videos, repasaron una y otra vez sus goles, asistencias, y la dejaron por ahí. En el terreno de lo íntimo.

Esperaban una reacción, que les llegó de inmediato, porque en ese entonces Franco Fagúndez entró en los minutos finales contra Wanderers y en una avivada típica de picado de barrio le dejó servido el gol a Diego Polenta mientras la barrera esperaba un fuerte remate de tiro libre.

Con el paso del tiempo, la llama que se había prendido en aquella noche templada en el Parque Viera comenzó a perder fuerza hasta que finalmente se apagó. Ya sea por el cambio de estilo de juego con el entrenador, la falta de confianza o caída de sus números, Fagúndez no volvió a ser el mismo.

Al igual que en su momento sucedió con Brian Ocampo (hoy en Cádiz) durante su último tramo en Nacional, una parte importante del público tricolor fue testigo de la baja de nivel de su joya y no dudó en expresarle el descontento -tanto en el estadio como por las redes sociales- a la primera de cambio.

El principio del quiebre se vio en el partido de ida por Libertadores contra Boca Juniors, donde Fagúndez se mostró dubitativo al resolver una jugada abajo del arco y le agotó la paciencia a muchos hinchas antes de que la historia terminara 0-0.

Varios plasmaron su enojo con una mezcla de silbatina y aplausos que quedaron expuestos durante su salida de la cancha, aunque luego el bullicio quedó tapado por el tan esperado ingreso de Gonzalo “Chory” Castro.

Foto: Leonardo Mainé.

El pasado sábado, en Melo y contra Cerro Largo, se escribió el segundo capítulo, que transformó los tiempos de amor entre Fagúndez y la hinchada en un divorcio.

El mediapunta de 23 años, el mismo que se había ganado solo la titularidad el año pasado, se retiró del Ubilla masticando bronca, silbado por los hinchas locales, después de que dos faltas infantiles (una más grotesca que la otra) le costaran una doble amarilla y posteriormente una roja.

Gutiérrez habló sobre la expulsión y dijo haberlo conversado en la interna con su jugador: “Le dije que no importaba si perdía la pelota, porque todos somos humanos y la perdemos; el tema era no renunciar nunca al sacrificio y que bajara a recuperarla”, deslizó.

Nicolas Pereyra/Archivo El Pais

Desde el entorno de Fagúndez, aunque reconocen el bajón futbolístico de su hombre -que pasó de registrar nueve goles en 31 partidos a esta altura de 2022 a bajar a dos en 29 presencias- tienen algunos reparos con el manejo que ha tenido Nacional en su caso. Señalan que desde el club se portaron “mal” y que no respetaron algunas cuestiones que les habían prometido al iniciar el año. Esto, sumado a otros aspectos futbolísticos, pueden haber afectado considerablemente su rendimiento, entienden.

El futbolista estuvo cerca de marcharse a comienzos de año. Cuando aparecieron una serie de propuestas, el entonces presidente José Fuentes (fallecido) tasó su precio en US$ 8 millones. Se plantó firme y dijo que esa era la base para negociar.

Sin embargo, el tiempo pasó y Fagúndez no solo perdió su lugar en el equipo titular, donde no se logra asentar, sino que además se quedó en el club y su valor en el mercado, que venía en ascenso, terminó estancado en 1,5 millones de euros, de acuerdo a la web especializada Transfermarkt.