Hace poco menos de un mes, llovían los halagos para Lucas Sanabria. Que parecía que tenía 200 partidos en Primera División, decían algunos. Que iban a ser contados sus días en Nacional, aseguraban por la radio otros. Y hasta salió de la boca del Chino Recoba calificarlo como el “alma” de su equipo.

No hay dudas de que detrás de su nombre se esconde un talento especial. Por algo desde Nacional lo fueron a buscar con tanta insistencia a Florida y sus padres lo liberaron cuando tenía edad de Sub 17 y ya estaba jugando con los mayores de su departamento.

Sin embargo ayer, por primera vez desde su debut en un clásico amistoso de verano, se notó que, por más querendón que sea, sigue siendo un pibe de 20 años, sujeto a errores. Y, tal vez, la única forma que tenga de corregirlos sea equivocándose en la cancha.

El clásico del próximo viernes ya entró en la mira de Nacional, que está más que familizarizado con los altibajos de sus juveniles. Le pasó a Franco Fagúndez en 2023, después de un año anterior sobresaliente, y antes a Alfonso Trezza y Brian Ocampo.

La paciencia del hincha, en este sentido, puede ser un arma de doble filo: un día aplaude y al otro condena. Aunque en el caso de Sanabria, por lo que respondió a Ovación en su momento, la tranquilidad parece abrazarlo: “Yo trato de hacer lo que vengo haciendo y de entrenar para seguir mejorando”, respondió ante la consulta de si temía que las expectativas sobre él quedaran demasiado “altas”.

Foto: @Nacional.

Queda claro que, por lo visto anoche y en otros partidos, en la consideración del DT entra antes Christian Oliva que Thiago Helguera, otra joya de un nivel cambiante

. Pero, entre los juveniles talentosos, quienes sí podrían sumar minutos frente a Peñarol serían Ignacio Suárez y Mateo Antoni, que, de nuevo: son presente y futuro, pero se expondrán en el clásico.