En el plantel de Nacional del año 2004 había nombres de peso. La mayoría de los futbolistas se llevaban bien y pasaban el tiempo distendidos compartiendo mates. Pero también estaban los "insoportables", que no veían la hora de hacer caer en una broma a algunos de sus compañeros.
Así es cómo recuerda aquellas épocas de juventud Maureen Franco, que por entonces era un juvenil de 19 años que se cambiaba solo, contra una esquina, cerca de una estufa que tenía el vestuario.
Pasaba casi desapercibido, pero estaban los que tenían cierta picardía y enseguida perdían la timidez, como era el caso de Luis Romero —aunque él dice que solo respondía cuando lo buscaban—.
El exdelantero fue el artífice de una trampa en la que cayó el exarquero (hoy entrenador) Gustavo Munúa, víctima de la anécdota: "El Lucho (por Luis Romero) era insoportable. Estaba la estufa vieja en el vestuario y entraba todos los días con una bolsita y tiraba los desodorantes para adentro. Te estabas cambiando y te quemabas todos los pelos de la canilla", contó al programa Doping Positivo, que se emite semanalmente a través de la modalidad streaming por YouTube.
"En ese Nacional se iban al carajo con las jodas", recordó y expuso una de las veces en que Munúa fue la víctima luego de estacionar su camioneta en Los Céspedes. "Tenía una BMW blanca, techo descapotable. Una tarde le agarran la camioneta, le sacan las cuatro cubiertas y las ponen en cada córner. Te dormías la siesta y eras boleta. Yo no porque iba en el ómnibus".
Maureen Franco aseguró que el golero era parte del grupo que soportaba las burlas "callado la boca", sin ningún reproche. Y así continuó su historia de aquel día: "Fue, levantó las cuatro cubiertas y al otro día cayó en el BMW y dejó el vidrio abierto. Nosotros teníamos un tacho azul grandote, donde tirábamos la yerba, la cáscara de banana y toda la fruta... Vinieron, le levantaron el tacho, se lo tiraron adentro y cuando abrió el auto.... ¡Pah!", cerró aclarando que siempre que se hacían las bromas después "se aguantaban".