CURIOSIDAD HISTÓRICA
Ante la prohibición de acceder a la final olímpica, Edmond Dehorter se las ingenió para informar
Edmond Dehorter, pionero francés de las transmisiones radiales, se trepó a un globo aerostático para relatar “de contrabando” el partido Uruguay-Suiza, final de los Juegos Olímpicos de 1924, ya que la prensa escrita lo veía como un competidor de riesgo.
El hallazgo de esta curiosidad sobre la extraordinaria campaña celeste en Colombes lo hizo Eduardo Cicala, integrante de la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo (AHIFU). Y son un ejemplo del enorme interés que despertó el equipo en el público francés durante ese torneo, que constituyó el primer campeonato del mundo de fútbol.
“El año pasado descubrí en el sitio digital de la Biblioteca Nacional de Francia unas fotos que jamás había visto sobre los Juegos de París. Allí encontré momentos, como la entonación de los himnos. Yo soy de buscar anécdotas, historias no tan conocidas”, contó Cicala a Ovación.
“Buscaba material sobre la vuelta olímpica, que sostengo no es invento uruguayo, sino que era costumbre en otros deportes, como por ejemplo el ciclismo, donde se daba una vuelta de honor (“tour d’honneur”), en la que participaban vencedor y vencido. Y la vuelta de honor que ese día dieron los uruguayos, en realidad es única, no se repitió jamás. La dieron uruguayos y suizos. El público saludaba y vivaba a ambos equipos. Eso no se repitió”, comentó.
“De ahí la curiosidad por las fotos de ese año, de esa final, y así me encontré con esa del globo aerostático, que al compartirla en AHIFU surgió el nombre de ese pionero del relato que fue Edmund Dehorter”, explicó Cicala.
Según las reseñas históricas sobre el periodismo deportivo internacional, los Juegos Olímpicos de París en 1924 fueron los primeros en recibir una cobertura mediática significativa. Dehorter, apodado “Le Parleur Inconnu” (“el relator desconocido”), concurrió a las instalaciones olímpicas para transmitir las competencias. Sin embargo, la prensa escrita consideró que la incipiente radiodifusión representaba una “competencia desleal”, por lo cual se quejaron ante los organizadores de los Juegos y estos le prohibieron el acceso al estadio de Colombes para la final de fútbol.
Pero a Dehorter no le faltaban empeño ni inventiva. La marca Peugeot le facilitó un globo aerostático y con él ascendió a los cielos parisinos, desde donde intentó informar a sus oyentes sobre el partido. En algunas fotos de ese encuentro (como las que acompañan esta nota) se puede ver el globo asomando sobre el techo de la tribuna lateral del estadio Yves du Manoir, nombre completo de Colombes.
Seguramente llevó prismáticos para identificar a los futbolistas, que para mayor dificultad no llevaban números en sus camisetas. Y se presume que su micrófono estaba unido a tierra por un largo cable.
Sin embargo, las crónicas señalan que el viento empujó al globo y la cancha quedó fuera del campo de visión del campo, por lo cual no pudo ejecutar su idea.
Las reseñas aseguran que Dehorter logró finalmente convencer a sus colegas que los avances tecnológicos llegaban al periodismo para quedarse, por lo cual emisiones radiales y crónicas escritas podían convivir perfectamente.
Ese debate fue universal. En Uruguay, incluso, fue la propia Asociación Uruguaya de Fútbol la que temió que los relatos de los partidos le quitaran público a los partidos, por lo cual en la década de 1930 prohibió el ingreso de los representantes de las radiodifusoras al Estadio Centenario. Y las radios respondieron transmitiendo, con binoculares, desde el Hospital de Clínicas que estaba en construcción. Años más tarde, el tema se replanteó con la televisión, por lo cual se procuraba no televisar en directo los partidos.
PIONEROS. Dehorter (1876-1965) no era ningún novato cuando quiso espiar a Uruguay. En mayo de 1923 había relatado el combate de boxeo entre el ídolo francés Georges Carpentier y Marcel Nilles, considerada la primera transmisión deportiva en Francia.
Y con los años se lo vió informando sobre grandes acontecimientos deportivos a través de la radio, casi siempre junto a la cancha pues los escenarios deportivos todavía no contaban con cabinas. Por ejemplo, existe una foto suya en el mismo estadio de Colombes, conversando con un jugador de rugby francés antes del partido frente a Inglaterra.
En Uruguay existen testimonios sobre algunas transmisiones de fútbol en la década de 1920, pero no están confirmados. El comienzo de los relatos de fútbol continuos se dio por CX 6 Sodre durante el Mundial de 1930, con Ignacio Domínguez Riera y Emilio Elena en los micrófonos.
Pero es sabido que el 1 de octubre de 1922, Claudio Sapelli informó a los oyentes de Radio Paradizábal las alternativas del partido Uruguay-Brasil por el Sudamericano en Río de Janeiro, leyendo los telegramas que llegaban desde Río de Janeiro. Fue la primera emisión de fútbol por radio en el mundo.
Y yendo más hacia atrás en el tiempo, se asegura que la primera información deportiva transmitida a la distancia se registró en Canadá, cuando el telégrafo reveló en Montreal el resultado de un partido de hockey sobre hielo disputado en Winnipeg.