Estadio Darius y Girenas en la ciudad de Kaunas. Gibraltar visitaba a Lituania por el playoff de la Liga de Naciones y más allá de la derrota, el detalle que llamó la atención se dio en la previa. Mientras sonaba el himno, Julio Ribas lo entonaba a la par de sus asistentes técnicos y los suplentes ubicados en el banco.
Una novedad y una prueba más de cómo el técnico uruguayo se insertó en la sociedad y sobre todo en el fútbol de Gibraltar. Y si hablamos del deporte en un territorio que apenas supera los 30.000 habitantes, hay una voz autorizada y es la de Alejandro Satriano.
Al igual que Ribas, Satriano es uruguayo y es hermano de Martín, actual jugador del Brest, el equipo sorpresa de la Ligue 1 de Francia. Alejandro es lateral izquierdo, tiene 25 años y desde el año pasado defiende al Mons Calpe de la Primera División.
“La gente que ve de afuera muchas veces no la tiene muy valorada, pero una vez que perteneces a la liga la vez de otra manera, hay mucho más nivel de lo que se piensa y es una buena competencia para agarrar ritmo”, confesó quien arribó tras quedar libre en el fútbol italiano donde defendió al Pro Sesto donde, por ejemplo, jugó con los hijos de Paolo Maldini y Cristiano Lucarelli.
“Cuando me contactaron de Gibraltar empecé a buscar y mucho no conocía ni sabía de la liga, pero me llamó la atención y estaba libre, necesitaba ritmo y me fui para esa aventura”, agregó en diálogo con Ovación.
En Uruguay pasó por juveniles de Defensor Sporting, Nacional, Wanderers, Rentistas –en el que llegó a entrenar en Primera-, Liverpool y Juventud de Las Piedras para luego pasar al plantel principal de Bella Vista hasta viajar al Viejo Continente.
Satriano confesó que en la liga de Gibraltar “para vivir bien tenés que jugar en los tres o cuatro primeros equipos. En un equipo de línea media como Mons Calpe, estás en un equipo con comodidades, pero que no tiene sueldos altísimos. Yo tengo muchos compañeros que trabajan a parte de jugar”.
Si bien Satriano vive junto a su pareja en La Línea de la Concepción, que es el municipio que separa España de Gibraltar, cruza para entrenar porque las distancias son cortas, al punto que se encuentra a solo 20 minutos caminando del estadio.
Eso también le da un contacto mayor con el país donde Julio Ribas se asentó hace ocho años, primero dirigiendo al Lincoln Red Imps y luego directamente a la selección en la que acumula 56 partidos desde 2018 a la fecha.
“No me lo he cruzado, lo he visto de lejos, pero se nota y mucho su presencia”, admitió Satriano. “Hace años que está y por lo que escucho se habla muy bien de él, pese a los últimos resultados, creo que siempre se han comentado muy buenas referencias de su trabajo y de su persona”, sostuvo.
“Cambió muchísimo la mentalidad de los jugadores, yo tengo compañeros que van a la selección que entrenan con él y siempre me dicen que la mentalidad ganadora que él les expone, faltaba en el país”, analizó.
Entre sus colegas está Jeremy Perera que a pesar de sus apenas 18 años ya formó parte de la selección mayor de Ribas y le contó a Ovación que “es un hombre muy amable y serio a la hora de trabajar”.
Uno de los proyectos que tiene el fútbol de Gibraltar tras pasar por varias selecciones juveniles agregó: “Es un entrenador muy profesional que además relaciona mucho las virtudes de la vida con el fútbol lo que nos termina dando un plus para motivarnos al salir a la cancha.
Perera admitió que Ribas les habla en “español y a veces en ‘uruguayo’”, a pesar de que allí se habla el llanito –un dialecto que mezcla inglés y español– pero que se hace entender. “Se lo ve contento a él, a la gente que lo rodea también y todos estamos felices de tenerlo aquí”, sentenció.
Satriano, por su parte, sabe que tiene que tener cinco años de residencia, pero admitió que “sería una linda oportunidad” defender a la selección de Gibraltar en caso de que Ribas siga al frente. Mientras tanto defiende al Mons Calpe, pero no cierra las puertas a vivir una nueva “aventura”.