Las vueltas del fútbol, al igual que las de la vida, a veces dan sorpresas y el uruguayo Cristhian Britos puede dar fe de ello. Hace 10 años, mientras estaba libre formó parte de un equipo de futbolistas que buscaban club y para tener rodaje disputaron un amistoso ante una selección juvenil de Uruguay.
Defendiendo a la Celeste había un “palillo” al que “lo veías y te dabas cuenta que era un crack”. “Era un niño, pero no corría, iba como en el aire, con razón lo compraba Real Madrid”, es el recuerdo de Britos de un joven Federico Valverde que daba los primeros pasos de su carrera.
“Tengo la imagen de él y sentías que era imposible que hiciera lo que hacía a esa edad y hoy no le falta nada”, afirmó en diálogo con Ovación horas más tarde de que, 10 años después, lo volviera a enfrentar pero en circunstancias muy distintas.
Uno figura del Real Madrid y otro a los 34 años, pero vigente y como capitán del Deportiva Minera de la Cuarta División de España, equipo que enfrentó al Merengue por los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
Fue derrota 5-0 para el humilde equipo de la Región de Murcia, pero el resultado quedó de lado mucho antes de arrancar el partido: “Obviamente que queríamos un resultado positivo, pero al final era un día para disfrutarlo porque esto no se da muy seguido”.
Los cuatro equipos de Cuarta División clasificados debían medirse a uno de los cuatro clubes que están en la Supercopa de España y el Minera aguardaba con ansias que fuera Barcelona o el propio Real Madrid, que terminó siendo su rival.
Britos con la “8” en la espalda —al igual que Valverde— porta además la cinta de capitán y confió que “aunque uno trata de demostrar un poco de tranquilidad, es imposible. Lo que mueve el Real Madrid es impresionante”.
Como si fuera poco, faltando 25 minutos le tocó dejar su posición natural de volante central para pasar a ser zaguero y fue en ese momento que entraron figuras de la talla de Kylian Mbappé y Vinicius Junior.
“Nunca en la vida había jugado de central y justo me pasaron a jugar cuando entraron estos monstruos”, aseguró entre risas el futbolista uruguayo.
Surgido en las inferiores de Huracán Buceo y con pasajes por el fútbol argentino en Tigre y Crucero del Norte, Britos defendió en Uruguay a clubes como Boston River, Canadian, Huracán del Paso de la Arena y Sud América, con el que llegó a jugar en Primera División antes de dar el salto a España. Allí defendió al Lorca, UCAM Murcia y Orihuela hasta arribar al Minera.
Dos roturas de ligamentos cruzados y el COVID-19 le pusieron un velo de incertidumbre a su carrera, pero afirma que la “constancia” lo acompañó siempre y eso fue lo que le permitió llevarse el premio de jugar ante Real Madrid y también el de quedarse con la camiseta del Pajarito.
“No lo iba a volver loco, pero justo un compañero le fue a hablar y le dijo ‘él quiere tu camiseta’, le expliqué que era uruguayo y me la prometió. Salió en el entretiempo y cuando lo veo estaba sentado en el banco y creí que había marchado, pero luego en el vestuario me la dio y nos pudimos sacar una foto. Todavía no la lavé y tiene olor a perfume”, contó entre risas.
“Encima subió fotos a Instagram y en una estoy yo corriendo atrás. Ya te digo, esa la imprimo y la encuadro con la camiseta”, agregó el mediocampista.
Britos, a quien de juvenil le costó ganarse un lugar en algunos clubes porque era chico, quien en algún momento dudó si seguir con el sueño de ser jugador, recibió un regalo gracias a una de esas vueltas que tiene el fútbol: “Que la carrera te premie con jugar contra estos monstruos es increíble. Ni en los mejores sueños”.
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