El vals de Nacional contra Miramar, la cachetada que no hizo ni cosquilla y la poción mágica de Martín Lasarte

El equipo tuvo una función perfecta en el segundo tiempo; se despertó a tiempo y encontró en Diego Zabala los mejores destellos de un crack, en una noche que le quedará para el recuerdo.

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El festejo de los jugadores de Nacional en el Gran Parque Central.
El festejo de los jugadores de Nacional en el Gran Parque Central.
Foto: Estefanía Leal.

Fue una noche rara. Húmeda, pero sin lluvia. Fresca y al mismo tiempo calurosa. Pesada y de un momento a otro liviana para Nacional, que encontró la solución a sus problemas en un nombre y apellido: Diego Zabala. Sí, aquel que también tenía momentos en los que convertía en oro todo lo que tocaba como el jugador número 12 cuando el técnico era Álvaro Recoba.

Fue una noche tan rara que, por momentos, hasta pareció que el dueño del control remoto del partido era Martín Lasarte, el entrenador que le dio orden al desorden futbolístico que tenía el equipo hace unos meses, con su predecesor, a pesar de que los números del ciclo terminaron avalando sus credenciales.

El rival (Miramar Misiones) le colaboró, es cierto, pero hasta el entretiempo el mal humor rociaba sobre el estado crítico del césped del Gran Parque Central. A esa altura, ya rechinaban por lo alto los silbidos hacia el árbitro Gustavo Tejera por faltas sancionadas, un posible penal que el público pidió contra Alexis Castro y una amarilla en el final a Diego Polenta por reclamarle.

Llegó el descanso y en la charla técnica Lasarte sacó nota de todo. Estuvo entre cuatro y cinco minutos en silencio y cuando tomó la palabra fue contundente: pidió parar con el “enojo” y las “excusas” para salir del problema.

Ruben Bentancourt se lamenta con Nacional en el Gran Parque Central
Ruben Bentancourt se lamenta con Nacional en el Gran Parque Central.
Foto: Estefanía Leal

Miramar había cacheteado a Nacional, que, a pesar de ponerse en ventaja cuando todavía algunos hinchas se estaban acomodando (zurdazo excepcional del Diente López al minuto de juego), recibió uno y dos avisos antes de que al tercero Maximiliano Lombardi aprovechara una distracción de la defensa y lo empatara. Pero el hombre que ayer todo lo controló dejó ese festejo en anécdota y mandó a la cancha a Zabala, que entró por Jeremía Recoba y colocó en el ángulo la pelota para el 2-1, le dio el pase de gol a Rubén Bentancourt en el tercero y habilitó al Ojito Rodríguez en una jugada que terminó en penal (el 4-1 de Federico Santander).

La cachetada visitante nunca prosperó y ni siquiera terminó haciendo cosquillas. A Nacional le salió todo en el segundo tiempo, Miramar nunca tuvo el control de la pelota y fue por eso que Sebastián Coates casi ni gritó el quinto y último gol.

Nacional festeja en el Gran Parque Central
Nacional festeja en el Gran Parque Central.
Foto: Estefanía Leal

El DT mago confeccionó una poción que hoy tiene -de nuevo- a Nacional como único líder del Clausura y a tiro de Peñarol en la Tabla Anual. El equipo ya se recita de memoria, mostró que tiene soluciones en el banco de suplentes y todos están felices después de haber bailado el vals.

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