La Selección uruguaya debe su color celeste y el fútbol buena parte de su popularidad a un equipo que salió del barrio, alcanzó la gloria y desapareció en apenas dos décadas; hace 110 años debutaba en primera.
Todo en la vida del River Plate Football Club fue rápido y explosivo: nació, llegó a primera, se hizo grande y desapareció en poco más de veinte años. Pero su legado fue tan importante que otro equipo eligió su nombre para perpetuarlo, la Selección uruguaya usa el color celeste en su homenaje y todo el fútbol le debe buena parte de su popularidad.
Hace ahora 110 años, el viejo River debutaba en la división principal de la Liga Uruguaya, después de sacudir sus estructuras con un equipo de obreros, canillitas y estibadores. "River Plate fue el primer equipo de barrio que alcanzó la gloria", asegura Pablo Aguirre Varrailhon, quien junto a Juan Carlos Luzuriaga desde hace cuatro años recopilan la historia de aquella leyenda con el objetivo de convertirla en libro.
A fines del siglo XIX, cuando Gran Bretaña dominaba los mares, la mercadería que llegaba a Montevideo o Buenos Aires traía una inscripción como destino, "River Plate", para identificar al Río de la Plata. Y como los jóvenes que formaban sus eleven solían tomar como referencia nombres de inglés para denominarlos, resultó natural que tanto en Argentina como Uruguay surgieran los River. "Hay equipos con este nombre también en Paraguay o Ecuador, pero el primero en el mundo fue el viejo River uruguayo", añade.
Las menciones más tempranas a un equipo así llamado son de 1898, identificando a una formación de estudiantes del colegio Seminario. Este grupo, junto a otros provenientes de London, Júpiter y Cagancha, terminaron formando el River F.C. en abril de 1902.
Este nuevo núcleo nació en la Aduana, alimentado por los jóvenes que habitualmente jugaban en campitos ubicados junto a la bahía hasta Capurro o en el Guruyú. Eligieron una camiseta totalmente negra, posiblemente por la influencia de algunos miembros de orientación anarquista. En 1905 la reemplazaron por una blanca y roja a rayas. En este caso, se interpreta que fue por el impacto que dejaron los profesionales ingleses del Southampton, que visitaron Montevideo vestidos con esos colores en 1904.
Ese origen proletario determinó que la Liga se opusiera inicialmente a su inscripción. Al final los aceptaron, pero en la segunda división, cuyo campeonato tuvieron que ganar tres veces consecutivas para lograr el ascenso. Por fin, en 1907 alcanzaron la élite y resultaron terceros, detrás del CURCC y Wanderers. Al año siguiente ya fueron campeones. Repitieron el título máximo en 1910, 1913 y 1914.
La irrupción de un grupo de obreros en el círculo del fútbol, dominado entonces por colectividades extranjeras y los universitarios criollos de buen pasar económico, contribuyó a extender la popularidad del fútbol en la primera década del siglo XX. De esa forma, cuando en otros países de la región la actividad deportiva era todavía un ámbito elitista e incluso segregacionista como en Brasil, los aficionados uruguayos ya tenían ídolos que eran trabajadores ferroviarios, albañiles o afrodescendientes.
También sus dirigentes tuvieron su peso en la Liga. El combativo Celestino Mibelli y el más negociador León Peyrou —cuyas gestiones lograron la aceptación oficial a su club— alcanzaron más tarde posiciones destacadas en la organización del fútbol.
El 10 de abril de 1910 River venció al poderoso Alumni de Argentina. Como ambos tenían los mismos colores, los darseneros usaron una camiseta celeste. Su victoria causó tan impacto que el celeste fue propuesto y aceptado para la divisa de la Selección uruguaya ese mismo año.
Después de jugar en Punta Carretas y posiblemente La Figurita (no está comprobado que fuera su cancha), el 26 de junio de 2013 River inauguró su estadio, el Parque Lugano. Estaba ubicado en la avenida Suárez y Lucas Obes, donde hoy se levanta una estación de servicio. Según la Guía del Footballer 1918, disponía del mayor palco de Montevideo después del Parque Pereira, con una tribuna techada que daba espaldas a Suárez.
A partir de 1915 comenzó a decaer. Cinco años después, salió último en la Copa Uruguaya y ya no compitió en 1921. "Los jugadores originales se retiraron o pasaron a otros equipos y no hubo reemplazantes. Pero lo que terminó de matar al viejo River fue el amateurismo marrón. Sus cracks se fueron a Peñarol y Nacional y no había recursos económicos para mantenerlos", anota Aguirre.
El nombre River volvió a aparecer en el torneo de la Federación Uruguaya de Football de 1923, en pleno cisma. No le fue bien ese año y para el siguiente dejó de competir. No hubo un cese oficial de actividades, simplemente se fue disgregando. El Parque Lugano, ya sin tribunas, sirvió de cancha a otros clubes hasta la década de 1930, cuando la prolongación de Lucas Obes cortó al medio su campo de juego.
En 1932, cuando se formó la Liga Profesional, Olimpia y Capurro decidieron fusionarse para ser admitidos en el nuevo sistema. Mantuvieron el rojo y blanco de Capurro y las alas rojas de Olimpia, pero la institución naciente fue bautizada Club Atlético River Plate. También heredó el apodo de darseneros. "Celestino Mibelli tuvo mucho que ver en eso, acercando a las partes para la fusión", comenta el investigador.
Personaje fascinante, de múltiples facetas, Mibelli era diputado comunista al mismo tiempo que especialista en los reglamentos del fútbol. Su actuación como gerente de la Asociación y colaborador de Héctor R. Gómez en los primeros años de la Conmebol fue la última contribución del viejo River al fútbol.
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