"No le encontraban la vuelta y entré en una desesperación que me llevó a pensar: ‘Buscaré otra cosa para hacer porque jugar al fútbol no me está dando’”. Varios años después el protagonista de esa frase ve su carrera deportiva con otros ojos, lo que consiguió luego de mucho trabajo y esfuerzo. Ese protagonista es Emilio Mac Eachen.
No es común verlo en la prensa, de hecho afirmó: “Siempre fui de hablar poco con los medios, siempre fui un poco tímido en ese sentido”, pero se abrió con Ovación en un momento muy especial, pocos días después de lograr un ascenso histórico en el fútbol de Argentina ya que depositó a Deportivo Riestra por primera vez en la máxima categoría del fútbol de la vecina orilla.
“Contento porque se terminó abrochando un premio al esfuerzo de todo el año y al haber tomado una decisión arriesgada”, confesó el artiguense.
Pero recapitulemos porque para llegar a este buen momento, el zaguero de hoy 31 años tuvo que superar momentos muy duros donde el retiro rondó en su cabeza.
Luego de surgir en Peñarol, pasar por el Parma de Italia, sumar algunos partidos en Sud América y recalar en México para defender a Necaxa y San Luis, le llegó la oportunidad de jugar en Alebrijes de Oaxaca. Allí tuvo el primer golpe.
“En Alebrijes me rompí el menisco, jugué toda la definición por el ascenso con el menisco roto. Terminé, me operé y me vine a Uruguay”, indicó, pero fue ahí que comenzó “en una rosca de la que no podía salir”.
Distinto a lo que se suele escuchar cuando un futbolista pasa por el quirófano la operación de Mac Eachen “no fue exitosa". "O, por lo menos, a la larga me di cuenta que no lo fue, porque me dejaron un fragmento que me pinchaba. Me hacía estudios, veía médicos y me decían que estaba bien y entonces se me llenaba de líquido y nadie me veía nada. Estaba lesionado y no sabía. Estuve mucho tiempo insistiendo y hacía lo que me decían: fortalecer y empezar a entrenar”, contó.
Tres años de dudas, tres años de dolores y tres años que le sacaron mucha energía. Se operó dos veces más, “hasta que quedó bien”, pero admitió: “Tres años en un futbolista es un montón y necesitaba un cambio de aire”.
Pasó por Cerro Largo, pero las lesiones seguían afectando y de ahí a Rampla Juniors: “Pude salir un poco de las lesiones y agarrar un rumbo más estable”. A eso se sumó el llamado del fútbol argentino para defender a Santamarina de Tandil, donde “necesitaba un acondicionamiento físico y muscular porque estaba descompensado al jugar mucho tiempo con dolor”. “Entre ese pasaje por Rampla y el cambio a Santamarina fue que encontré el equilibrio del cuerpo y el ritmo que necesitaba y fue como que volví a nacer”, dijo.
El arribo a Deportivo Riestra
“Aunque con el club no nos fue bien, en Santamarina logré una continuidad que no tenía hacía mucho tiempo y eso me hizo sentir otra vez jugador de fútbol y me dio vida porque después de pasar mucho tiempo por esas lesiones que me frustraban muchísimo logré continuidad y después de esa continuidad apareció Riestra”, agregó.
“El proyecto de Riestra me gustó porque tenía el objetivo de ascender y de pelear por cosas importantes que era lo que precisaba”, sostuvo sobre una institución muy particular. “El que manda y toma todas las decisiones es el presidente y va una vez por semana a los entrenamientos. El sistema de competencia dentro del plantel es un poco distinto al de los demás clubes y durante el año no jugué mucho, me tuvo al margen pero a base de esfuerzo le cambié la cabeza por insistencia y resiliencia, me dio la oportunidad de por lo menos estar más convocado, tener minutos y terminé jugando los partidos más importantes por el ascenso”, agregó.
A eso, hay que sumarle que es un club que tiene un estadio de poco más de 3.000 espectadores, pero que cuenta con un complejo deportivo que fue de Boca Juniors, denominado “La Candela”, que “es envidiable”. “Teníamos todo a nuestro alcance para entrenar, crecer y mejorar”, explicó el zaguero uruguayo.
“Es un equipo con mucha maña y tiene esa identidad y es un poco lo que le gusta al presidente, lo que transmite y a lo que nos hacía jugar. Teníamos una filosofía de juego y de entrenamiento que nos transmitía el presidente de ‘vivir en guerra’”, manifestó.
“En Riestra encontré un estado físico que hace rato no tenía. No sé qué va a pasar en mi futuro, pero sé que voy a estar preparado y estoy en el nivel que quiero estar. Estoy en mi mejor momento. Le encontré la vuelta y sé que mi futuro va a ser bueno porque me encuentro bien conmigo mismo”, añadió.
¿Dónde jugará en 2024? “Yo quiero jugar y voy a ver dónde me garanticen pelear esa posibilidad. Estoy esperando si me surge alguna otra oferta con ese principio y ese propósito por pelear por un lugar. Mi objetivo es jugar en Primera División de cualquier país, sino me gustó el ascenso argentino, pero tendría que ir a algún equipo que pelee por algo”.
"Lo amo a Peñarol y me gustaría volver"
Desde los cinco años que Emilio Mac Eachen defendió la camiseta de Peñarol. Eso sí, primero lo hizo en el aurinegro de su Artigas natal para pasar a los 14 a la institución de Montevideo.
Ya en la capital le tocó vivir una situación insólita porque fue el primer “8” luego del Tony Pacheco, dueño de esa camiseta que el club, tras su salida a Wanderers, quitó de la lista en el torneo local, aunque por la obligación de Conmebol, tenía que estar en la planilla de Copa Libertadores.
“Me quedé con la 8 porque iba a ser muy difícil que yo jugara esa Copa Libertadores porque estaba lesionado. Quedamos afuera en el grupo y quedaba un partidos, yo apenas volvía a entrenar y me tocó jugar contra Godoy Cruz. Hice como si no tuviera la 8, ni siquiera me imaginé que tuviera la 8 en la espalda”, recordó entre risas.
También admitió que vivir desde adentro la Copa Libertadores 2011 “fue una locura” y un salto que nunca imaginó para su primera experiencia en Primera División.
A su vez se ilusiona con algún día volver al club que lo formó: “No me di cuenta la dimensión de dónde estaba y es realmente cierto eso de que no te das cuenta hasta que te vas. Como estuve toda mi vida ahí, no dimensionaba lo bien que me hacía sentir. Lo amo a Peñarol y me encantaría volver a jugar. No me lo había planteado antes porque había entrado en la rosca de no jugar mucho, pero ahora que me siento bien y que me convertí en este nuevo jugador creo que me tengo mucha fe para que en algún momento pueda demostrar que acá estoy porque es una versión distinta, madura y no es el que estuvo todos esos años y no supo aprovechar esa oportunidad”, remarcó.
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