Fue un año muy duro. Es difícil cargar con un cajón de un compañero. No es excusa, pero ese día me quería ir para mi casa. Me golpeó mucho. Fue el peor año de mi carrera”, decía Diego Polenta minutos después de tragarse un nuevo revés en Nacional, donde este año, además de responder a críticas sobre su estado físico y denunciar que un árbitro (Hernán Heras) lo había amenazado con “romperle la cabeza”, sufrió la pérdida de su compañero de zaga, Juan Izquierdo.
Es de esos capítulos de la vida que no aparecen escritos en ningún contrato profesional y que, aunque humanizan al jugador, también lo perturban, abren una herida y marcan para siempre.
Visto de esa forma, el resultado en el Campeonato Uruguayo 2024, donde Nacional quedó segundo detrás de Peñarol, termina siendo casi anecdótico. Y, para este guerrero, al menos hasta ese último partido de la final de Copa AUF Uruguay con Defensor Sporting no parece haber habido consuelo que valga: “Hoy me despido. No creo que siga en Nacional. Fue un año muy complicado, lleno de emociones muy adversas”.
En caliente, frustrado por el cierre de un año oscuro para él y sus compañeros, Polenta vomitó en unos pocos segundos toda la carga de un líder “sobrepasado” que en este último tiempo excedió su rol al simple hecho de tener que portar la cinta de capitán, aseguraron a Ovación fuentes tricolores.
Pese a que una buena parte de los hinchas lo denostaban y pedían por Mateo Antoni sobre mediados de mayo, cuando el equipo todavía no se recitaba de memoria, él entró y dio un golpe de autoridad contra River Plate argentino para empujar un partido que estaba cuesta abajo (0-2) al empate. Desde entonces, solo en cuatro ocasiones más fue suplente.
Fue por aquellos días que el dirigente de Nacional Fernando Brusco largó en Carve Deportiva: “El día que él decida colgar los botines ojalá que lo podamos tener como administrador de Los Céspedes”. Aunque ese escenario todavía no está confirmado, si finalmente se da, ya hay otros actores cercanos a él que ven con buenos ojos la posibilidad de que asuma algún día como superintendente de Los Céspedes. Y uno de los consultados, que no quiso identificarse, puso un ejemplo bien gráfico: “Es, en el buen sentido de la palabra, el dueño de Los Céspedes. Sabe cuánto lleva de urea cada cancha porque lo habla con el canchero. Se estaba haciendo la nueva concentración y de mañana se ponía con un casquito y un mate a seguir toda la obra. Defiende a capa y espada a los funcionarios. Sabe qué hace cada uno y en qué anda”.
De todas formas, y aunque haya deslizado la posibilidad real de tirar la toalla, los números avalan al zaguero, que a sus 32 años jugó 41 partidos oficiales durante la temporada y demuestra todavía estar en forma. No hay prueba más clara que el periodista argentino que lo llamó “gordo” y luego tuvo que retractarse. Polenta terminó el año “sobregirado” y “de ahí le vino la idea del retiro”. Escuchó las declaraciones del candidato a vicepresidente Flavio Perchman sobre el futuro de algunos jugadores, se molestó y defendió a los apuntados.
Quiso que sus gestos en el vestuario del São Paulo quedaran guardados, declaró que se tomó “muy a pecho” ser capitán de Nacional y otra vez su renovación es tema de agenda.