Su corazón está dividido en dos. Es hincha de Peñarol, pero trabaja con un carrito que tiene colgada una bandera de Nacional en honor a Rodrigo, uno de sus cuatro hijos. Ahora la familia está unida por una buena causa: la selección Sub 20 de Uruguay y la posibilidad de ser campeón de la categoría este domingo por primera vez en la historia.

José Chagas es una celebridad en Artigas. Se gana la vida trabajando como barrendero municipal de la Intendencia y es conocido —además de por su actividad en las calles— por su simpatía, carisma y humildad.

Tiene una historia conmovedora. Criado entre nueve hermanos (seis brasileños y tres uruguayos), es hijo de una mamá que, dicho por él mismo, llegó a vivir "abajo del puente" mientras se ganaba el mango como empleada doméstica.

—Mi madre nos crio con una simpleza, una cultura, un amor propio... Nuestra comida a mediodía y de noche era sopa de caturra (agua, pan y azúcar). Yo salía a pedir galletitas y ropa por las calles. Éramos muy humildes.

Hizo hasta Primaria. Lo siguiente fue vivir de changa en changa hasta 2018, año en el que consiguió un trabajo fijo como barrendero municipal en la Dirección de Higiene de la Intendencia de Artigas, rol que mantiene hasta hoy.

—Yo soy un trabajador simple y sé lo que me pasó en la vida, lo que mi madre sufrió para criarnos. Lo nuestro fue duro. Gracias a mi madre que nos crio, que siempre anduvo atrás de nosotros, no me metí en malas juntas.

Hoy no tuvo un día sencillo: la emoción le ganó a la escoba. Todavía conmovido por el resultado de Uruguay-Israel (1-0), trabajó con los ojos llorosos, con lágrimas que se multiplicaban cada vez que una persona se acercaba a la avenida Lecueder a felicitarlo por su hijo.

—Hoy lloré toda la mañana. Me emocioné y saludé gente más de lo que trabajé. Espero no llorar más. Me acuerdo de mi madre, que está en el cielo. Esta alegría va toda para ella.

José tiene a Rodrigo, su hijo, viviendo en Montevideo desde los 15 años. Lo fueron a buscar de Nacional mucho antes, pero él no lo dejó ir. No le fue fácil, pero, con el diario del lunes, cree que tomó la decisión correcta y que su firme compañía a la distancia fue una de las razones para que no terminara abandonando.

"A veces el contratista te abandona, y a él lo habían abandonado. Se sentía solo y me llamó y me dijo que tenía ganas de dejar todo. Yo siempre estuve arriba de él", recuerda quien viajó 500 kilómetros el año pasado de Artigas a Florida para acompañar a Rodrigo "Petiño" Chagas —como él mismo le dice— en el clásico de Tercera División, donde Nacional salió campeón y su hijo marcó el gol definitorio.

La sensibilidad de este padre artiguense extrapola el plano futbolístico y se cuela con su fibra más íntima del otro lado de la línea telefónica. Tanto así que durante la llamada un hombre se acercó a su casa para regalarle una gigantografía de Rodrigo y apenas lo pudo atender bajo la excusa de que estaba en una "importante entrevista".

"No sabés el póster que me trajeron de él. El hombre se fue porque tenía que trabajar, pero me dejó un póster (se entrecorta)... A mí me dicen: 'Después, cuando tu hijo sea rico'... No. Ustedes están equivocados. Yo voy a seguir barriendo, voy a ser el mismo José de siempre. El mismo Chagas", dice José, quien viajará este viernes hacia Argentina para disfrutar de la final y de compartir un tiempo en familia.