Enviado / La Plata
Boselli, Díaz y Sosa corrían por zona mixta con el trofeo en las manos. Luciano Rodríguez se emocionaba. Mateo Antoni, sin minutos en la Copa del Mundo pero con un corazón enorme, disfrutaba de una medalla que nadie le va a quitar. Sí señores, Uruguay es campeón del mundo Sub 20.
Le costó mucho hacerlo. Dos finales perdidas y lágrimas que corrieron. Pero ayer esas lágrimas no fueron de tristeza. Ayer fueron de alegría y de desahogo por un Mundial que por momentos se hizo cuesta arriba por lesiones y sanciones que, por ahí, fueron un poco más severas de lo que realmente merecían.
Todo eso quedó atrás cuando el árbitro sueco, que nos hizo protestar en más de una ocasión, marcó el final tras los largos 11 minutos que decidió descontar.
¿Qué más lindo que ver a Uruguay salir campeón del mundo? Hay algo sí y es verlo campeón de la forma en que lo hizo. Pasando por arriba al rival, superando ampliamente a Italia, bloqueando a una selección que muchos consideraban la favorita tras vencer al campeón de Europa y de Sudamérica.
Una vez más el trabajo desde lo defensivo fue perfecto, al punto que de Italia solo se recuerda uno o dos tiros que además fueron con poco peligro para el arco de un Randall Rodríguez que, para nosotros, va a ser siempre el Guante de Oro de este Mundial aunque el premio se lo haya llevado el arquero Desplanches.
El corazón de este plantel volvió a apreciarse en el campo de juego donde los futbolistas se entregaron al máximo, corrieron hasta la última pelota y terminaron logrando el objetivo máximo: el título de campeones.
Puede que sea injusto decir que había un futbolista que merecía el gol del campeonato más que otro porque podría haber sido para Chagas tras la emocionante semana que le tocó vivir, para Matturro de gran Mundial o para Boselli que se quedó con esa espina a pesar de disputar una gran copa y así la lista puede seguir, pero tras el gol de Luciano Rodríguez, la alegría fue un poco mayor.
Faltaban cinco minutos y el gol, más que merecido a esa altura, no aparecía. Y no fue una gran jugada, pero sí con entrega y corazón: lo que representa a este plantel. La lucharon varios y le quedó al goleador, a Lucho, a ese que cuando se fue de la cancha lo ovacionaron, el que había tenido un gran Sudamericano y en el Mundial no se le había dado, el que la vio de afuera durante dos fechas, pero le agradeció a sus compañeros el esfuerzo de ponerlo en la final con un gol que ni él, ni ellos, ni nadie, olvidarán jamás.
El gol del primer título uruguayo a nivel Sub 20. El gol que más se gritó dentro y fuera de Uruguay en mucho tiempo.
Mucho se va a hablar en las próximas horas, pero ahora en caliente, lo primero que sale es gracias. Esas gracias que muchos de los niños que llegaron hasta Argentina le dieron a un grupo de futbolistas que cruzaron el charco como jugadores y se van como ídolos.
La gloria ya la alcanzaron, ahora les espera los festejos, las felicitaciones, los millones de mensajes en sus redes sociales y el recuerdo de ese momento único cuando Fabricio Díaz, el capitán, levantó el trofeo.
Uruguay es campeón del mundo y es justo campeón del mundo por lo hecho durante toda la Copa del Mundo, pero sobre todo por lo hecho ante Italia, un rival al que minimizó por completo, al que lo dejó sin ideas y al que le ganó la final que transformó a este cuerpo técnico y a este plantel en historia viva porque desde hoy, son de oro.
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