BOSTON RIVER
Con él como coordinador, Boston River se quedó con el título en todas las categorías de juveniles y regresó a la A. Jugaron 75 partidos y perdieron solamente cinco.
Boston River nunca había ganado un campeonato. Y esta temporada obtuvo el título en todas las categorías de las divisiones juveniles. Y logró el ascenso a la A. El responsable: Juan Ahuntchain.
Hace dos años Bostonhabía subido a la A, pero sin ganar ningún torneo. Había terminado quinto en la tabla y logró subir por los playoffs. Esta vez, en cambio, fue campeón en Séptima, Sexta, Quinta, Sub 16 y Cuarta División.
Ahuntchain lleva dos años como coordinador de las juveniles de El Sastre y su trabajo comenzó a dar frutos. “Cuando llegué encontré un club que estaba muy debajo de lo que uno venía acostumbrado. Boston no era una opción para los chiquilines. Primero pasaban por varios equipos. Empezaban por los de más arriba y si no quedaban iban bajando”, explicó el entrenador a quien Tito Sierra, que es parte de la SAD, acercó a la institución.
"Se logró cambiar mucho el trabajo, se comenzó a ser un poco más profesionales. Y además, los chiquilines quedaron dolidos del descenso del año anterior, lo que sucedió por unos puntos que nos reclamaron en la AUF. Hubo un compromiso entre ellos para volver lo más rápido posible. Y si bien yo pensaba que este año se iba a dar pelea, nunca que íbamos a ganar en todas las categorías. Pero las cosas con trabajo mejoran y de 75 partidos perdimos solo cinco”, agregó orgulloso el coordinador.
Hubo algunos entrenadores como Fernando Rodino y Pelé Cardozo que ya estaban en el club, pero Ahuntchain acercó a Erardo Cóccaro, a Ricardo Möller y regresó Diego González (el hermano del “Tata”), que se había ido. Ellos están al frente de unos 180 gurises divididos en las diferentes categorías, incluida la Preséptima.
Siempre con la bandera de Agustín
En Boston nunca se olvidaron de Agustín Martínez, el muchacho de Fray Marcos que jugaba en Quinta División y que falleció el año pasado al salir de la cancha en un partido con Cerro. Su bandera siempre estuvo colgada al tejido y cada vez que formaron para una foto lo hicieron con la bandera de Agustín.
Ahuntchain es consciente que los buenos resultados siempre ayudan a que los dirigentes entiendan la importancia de las divisiones juveniles. “No es que se haya mejorado mucho en lo que respecta a la infraestructura, pero ahora se ha tomado conciencia en el club que la apuesta a los juveniles es la solución. Y se están planificando algunas cosas como mejorar el complejo de Manga, que es un lugar que tiene mucho potencial, pero hay que levantarlo. Lo van a cerrar y ampliar las canchas. Como pasa siempre, los resultados ayudan, pero también los dirigentes se han dado cuenta que la única solución es formar jugadores para hoy o mañana poder negociarlos”.
Los campos de juego
Ahuntchain sabe que el año que viene, ya en la A, la competencia será diferente y mucho más difícil. “Para la divisional en que competimos este año anduvimos muy bien, pero ahora vamos a medirnos con equipos que tienen muy buena infraestructura y que realizan buenas inversiones en juveniles. Lo que más me preocupa es que nosotros entrenamos en canchas malas y vamos a jugar en canchas buenas. Mientras que en la B entrenás en canchas malas y jugás en canchas malas. Estás acostumbrado a pegarle a la pelota y te falta el trabajo de circuito de pases, aspectos que sólo se pueden trabajar en canchas buenas”, afirmó y explicó, a su vez, cuál es la meta para los próximos años. Y para cumplirla lo más importante es la captación.
Psicólogo, nutricionista y un acuerdo especial
Boston tiene buen cuerpo médico, psicólogo y nutricionista en juveniles. “El apoyo es bueno. Falta mejorar en infraestructura, es el próximo paso”, dijo Ahuntchain. Hay unos cuantos del interior y algunos viven en una casita que es bancada por empresarios en un acuerdo con la SAD por futuros porcentajes.
“El objetivo de Boston es en unos años poder colocarnos en la segunda línea de captación. En primera línea están Nacional, Peñarol y Defensor Sporting. Luego viene una segunda línea donde están Wanderers, Liverpool, River Plate y Danubio. La idea es que en cuatro o cinco años podamos estar en esa segunda línea. El único secreto de los juveniles es la captación. Todo lo demás es relativo. Siempre hay gente que te acerca jugadores, más ahora que estoy yo. Y con estos buenos resultados, creo que los gurises van a querer venir más”, se ilusionó.
La experiencia
Ahuntchain tiene una larga experiencia en el trabajo con divisiones formativas. No en vano estuvo 15 años como coordinador de las formativas violetas y allí, por su buena tarea, lo fue a buscar Peñarol. En las juveniles carboneras trabajó cinco años hasta que lo convencieron de pasar a ocupar el cargo de director deportivo, algo de lo que se arrepiente un poco.
“Creo que es la experiencia de los años que te va dando cierto ojo para los gurises. Es eso y la seriedad del trabajo, nada más. No creo que haya mayores misterios”, dijo con su humildad de siempre.
Y a pesar de haber sido Campeón Uruguayo con Defensor Sporting en 1991, de ser el técnico con más títulos en la Primera División violeta, y de haber dirigido a la selección uruguaya, reconoce que el trabajo con los juveniles es lo que más le gusta. “Es un poco más tranquilo. Obvio que cuando competís siempre querés ganar, pero lo mirás con otra cabeza. Me gusta acompañar a los gurises en su crecimiento. Es diferente”.
Y aseguró que hay unos cuantos chiquilines con potencial que seguramente van a llegar a Primera División y dos de ellos, Pablo Furtado y Cristian De Vargas, están siendo citados y observados en la selección Sub 17.
“Mi alegría es por los gurises de Boston, que no están acostumbrados a ganar. El empuje, la mentalidad ganadora, el darse cuenta que pueden ser protagonistas, es importante. Entender que no importa el rival; si se trabaja bien se pueden obtener resultados”, finalizó quien suele pedir las notas del liceo, aunque este año con la pandemia estuvo complicado.
Los cracks que supo descubrir
En su largo camino como entrenador de juveniles, pasaron por sus manos futbolistas que luego llegaron lejos. “Hay jugadores que me daba placer verlos jugar ya en juveniles, como Tabaré Viudez, De Arrascaeta, Lores, Cáceres o Abreu en Defensor Sporting. Y en Peñarol estos gurises que se han venido ya se veía que tenían condiciones. Como Valverde, Rossi, Brian Rodríguez o Darwin. El buen jugador ya se ve”, relató.
No todas fueran ganadas para el coordinador. “No he errado mucho, salvo el caso de Godín. Quedó como que fui yo, pero no fue responsabilidad mía. Discutimos mucho con los dirigentes de Defensor, yo quería que se quedara. Me dolió porque lo había traído yo y era amigo del padre”.