Horacio Peralta: la copa de vino en las concentraciones, cómo pegarle con las dos piernas y cuando lo llamó Peñarol

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Horacio Peralta. FOTO: Juan Manuel Ramos.

ENTREVISTA

"Por necesidad, si me hubiese tocado (jugar en Peñarol), seguramente lo hubiera hecho", reconoció el Chino, que ahora encamina su carrera como DT en el fútbol infantil de Nacional.

Por la derecha. Por la izquierda. Como jugador o como técnico.Horacio Peraltasiempre que se mete a una cancha de fútbol encuentra la comodidad que no ve en ninguna otra parte.

Está más grande, apenas más barbudo, y piensa y ve el juego desde otro lugar. Pero enseguida que sus retinas se tiñen de verde y la pelota se acerca, vuelve a ser él.

Dejó de jugar profesionalmente hace seis años, aunque le costó alejarse del césped. Primero fue a probar suerte al interior, donde sacó campeón de OFI a Wanderers de Artigas con un gol en el alargue, y también conoció la otra cara de la moneda: la de los que juegan por los pesos del fin de semana y la de los hinchas que hacen valer una patada como un triunfo. Después se fue a Deportivo Maldonado. Y el estirón final lo dio en Solís de Mataojo.

Hace poco más de dos meses que decidió volver a las raíces para entrenar a los niños que juegan al fútbol infantil en Nacional. ¿Su propósito? Que, entre otras cosas, aprendan a pegarle a la pelota con las dos piernas, como él lo hacía habitualmente. ¿Su prioridad? Formarlos antes de que den el salto a juveniles.

“Estamos tratando de aprender y dándole armas a los niños para que, cuando suban a juveniles, tengan muchas más posibilidades”, dijo.

Horacio Peralta. FOTO: Juan Manuel Ramos.
Horacio Peralta. FOTO: Juan Manuel Ramos.

Era su día libre, pero el Chino aprovechó la tarde para seguir de cerca un partido de la captación entre Nacional y Defensor Sporting. Al mismo tiempo, charló con Ovación sobre las nuevas generaciones de futbolistas y el “trabajo invisible” que daban en su adolescencia los picados que se armaban en la calle. “Uno a veces se pone a mirar el fútbol y ve jugadores que no saben dar un pase o definir con las dos piernas. La idea de venir a AUFI es verlo desde las raíces y tratar de atacar el problema desde el principio. Yo de chiquito era derecho y encontré un entrenador en el baby fútbol que me hizo entrenar con la otra pierna y mejorarla. Llegada la Séptima o Sexta División ya le pegaba con las dos, pero fue todo entrenamiento. No nací sabiendo pegarle con las dos piernas”.

Y continuó reflexionando: “Antes no teníamos playstation; teníamos juegos con los amigos en la calle, y hoy ya no se ve tanto eso. Yo aprendí a pegarle con las dos piernas más por lo que hacía en mi casa que cuando estaba en los entrenamientos. Hoy se han perdido muchos espacios. Yo soy de barrio y muchas canchas de fútbol, campitos, no están más y hay viviendas o fábricas que antes nosotros aprovechábamos para sacar ventaja en la cancha”.

Peralta se crio y triunfó en un fútbol diferente. Uno en el que no existían ni las redes sociales ni el VAR y en el que todavía había espacio para una copa de vino la noche antes de un partido.

A sus 40 años, es consciente de que, con el paso del tiempo, no solo cambiaron los hábitos de los niños, sino también los de los jugadores profesionales: “Antes no se entrenaba tanto y con las condiciones te daba. Hoy por hoy, si no te cuidás, si no entrenás o no te alimentás bien, estás dando mucha ventaja. Los entrenamientos cambiaron mucho desde la época de nosotros, que corríamos 20 kilómetros el último día de la pretemporada y científicamente se sabe que no servía mucho”.

Horacio Peralta. FOTO: Juan Manuel Ramos.
Horacio PeraltaAntes, en mi concentración en Nacional, tenías una copa de vino para tomar a la noche y no tenías problema. Esas cosas ya no pasan más. Van cambiando los tiempos y mejorando las cosas”,
Horacio Peralta dirigiendo infantiles en Nacional.
Horacio Peralta dirigiendo infantiles en Nacional.

Autocrítico

De su paso por Nacional quedaron marcadas para la historia varias perlas, como, por ejemplo, el día que se animó a patear dos penales en un clásico con piernas diferentes. Fue una de esas locuras que le salió bien y que solo pudo explicar haciendo hincapié en la “confianza”. Así lo repitió en córners y tiros libres.

Sin embargo, también se supo dar contra la pared en muchas oportunidades. Años después, reconoce que estaba equivocado. “Hay muchas cosas que hice mal: el tema del entrenamiento, el descanso, la alimentación, que no se tenía en cuenta. El fútbol va cambiando y los jugadores hoy, siendo juveniles, son más conscientes de las cosas que tienen que hacer bien. Se ve en los físicos, la velocidad en la que corren, cómo entrenan. Hoy por hoy no se come un asado; se come más sano. Antes, en mi concentración en Nacional, tenías una copa de vino para tomar a la noche y no tenías problema. Esas cosas ya no pasan más. Van cambiando los tiempos y mejorando las cosas”, expresó.

Horacio Peralta cuando fue jugador de Flamengo
Sobre jugar en PeñarolPor necesidad, si me hubiese tocado y no tenía
la opción, seguramente lo hubiera hecho.
Horacio Peralta celebra el gol que sentenció el triunfo de Nacional ante Paysandú Bella Vista. Foto: Archivo El País.
Horacio Peralta celebra un gol que sentenció el triunfo de Nacional ante Paysandú Bella Vista. Foto: Archivo El País.

E insistió con la autocrítica: “Hay cosas que uno se arrepiente de haber hecho. El tema de no ser tan profesional es una de ellas. Pero hoy la carrera ya está terminada y estoy muy conforme con lo que he hecho. Seguramente podría haber hecho más si me hubiese manejado de otra manera, pero el tiempo ya pasó y ahora voy a tratar de mejorar a los niños”.

Rivalidad clásica

Tuvo la oportunidad de jugar en Peñaroly en el momento respondió que no. Consultado, el exfutbolista reconoció que en caso de haberlo necesitado por razones económicas, no se hubiese negado a ir. “Atrás mío tengo una familia. Por necesidad, si me hubiese tocado y no tenía la opción, seguramente lo hubiera hecho. Gracias a Dios, no tuve que hacerlo. La vez que me llamaron para ir yo entendía que ya tenía un nombre y en el país era reconocido por jugar en Nacional -además de ser hincha- y tomé la decisión de no ir. No quiere decir nada; para mí es un trabajo y más allá de todo tenés que ser profesional y jugar para el equipo que te paga”.

En ese sentido, Peralta señaló que los futbolistas perciben el fútbol de una manera casi opuesta a los hinchas. A modo de ejemplo, explicó que no hubiese tenido problema en cambiar una camiseta con su amigo Carlos Bueno si se le presentaba la oportunidad de hacerlo.

Horacio Peralta. FOTO: Juan Manuel Ramos.
El paso por el interiorPara un jugador de Montevideo irse para afuera y que
lo hagan sentir como en casa siempre es inolvidable".
Carlos Bueno. Foto: Archivo El País
Carlos Bueno. Foto: Archivo El País

Haciendo referencia a su amistad con el ex Peñarol, el Chino dijo que a pesar de querer “ganarse siempre”, su relación seguía siendo la misma una vez que terminaba un partido “fuera cual fuera el resultado”. “Como jugadores vemos el fútbol distinto a los hinchas. Esa es la diferencia”.

Su paso por el interior

 En Wanderers (Artigas) y Solís (Lavalleja) hasta el día de hoy sigue resonando su nombre por los alrededores de los pueblos. Hay fotografías, videos y una decena de recuerdos imborrables que todavía perduran en la memoria de los más fanáticos y se guardan en la sede de ambos clubes.

Pero, como en cada lugar al que llega un nuevo protagonista, el resto de los habitantes se lo hicieron sentir. “El primer partido en Artigas fuimos a Tranqueras a jugar. Me pegaron patadas por todos lados. Y yo los miraba a los rivales y les decía: ‘¿Qué les pasa?. ¿Por qué pegan de esa manera si yo no molesto a nadie?’ Y me acuerdo que el juez, como yo le estaba hablando así a los jugadores, me echó. Me escuchó decirles: ‘No entienden que no es pegando, es jugando al fútbol’, y me echó. En otro partido me pasó que al capitán contrario lo echaron en una discusión conmigo y salió festejando que me habían echado a mí. Me asombró eso, pero también las cosas buenas. Jugar y salir campeón en Artigas fue ver a toda una ciudad con una caravana de tres o cuatro kilómetros. Para un jugador de Montevideo irse para afuera y que lo hagan sentir como en casa siempre es inolvidable”, manifestó.

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