TORNEO APERTURA
El Bicho venció 1-0 a Nacional en alargue, pero también a todo pronóstico para ganar su primer título, admiración y un lugar en la definición del Uruguayo.
Dentro de algunos años, cuando los que hoy son futbolistas ya no estén en actividad, habrá un selecto grupo de jugadores que seguirá entrando a la sede de Rentistas con el pecho inflado, porque sabrán que parte de la historia del club la hicieron ellos. También se encontrarán con un gran mural en la que aparecerán sus caras con las palabras “Rentistas campeón” adornándolo.
Esa misma foto tendrá, seguramente, la cara de José “Pino” Marciano, quien siendo el vicepresidente de Rentistas se convirtió en la víctima mortal número 12 en Uruguay del COVID-19. Fue, también, el ángel guardián y el guía de este equipo liderado por Alejandro Cappuccio, uno de esos tipos que a uno le alegra que le vaya bien por su humildad, trabajo y convicción.
Él fue gran factor de esta histórica consagración, la primera del Bicho Colorado en la máxima categoría en sus 87 años de vida. Sí, fue un Apertura, ese que los grandes (agrandados a nivel local, pero empequeñecidos a nivel internacional) se niegan a festejar porque lo ven como un paso a la final, pero que este grupo de laburantes del fútbol celebran como si hubieran ganado la final del mundo. Y se lo merecen, porque solo ellos saben las dificultades que pasaron.
No le ganaron la final a cualquiera. Fue a uno de los grandes y se la ganaron bien, por mérito propio y también por errores ajenos, como el mal partido que hizo Nacional (solo se salva el Chory Castro) y la pésima administración de recursos que hizo Gustavo Munúa, quien dejó desgastar a su equipo —que ya había sido bastante inoperante en ataque— hasta dejarlo sin fuerzas antes de hacer el primer cambio en el minuto 87. Eso, el haber perdido el título en los últimos tres partidos y la segunda final en el año (la anterior, la de la Supercopa ante Liverpool) le terminaron costando el cargo. Finalizó la Era Munúa, que había comenzado a nivel local con aquella derrota ante los negriazules y siguió con el 0-2 en el debut del Apertura justamente ante Rentistas.
Cappuccio, por el contrario, refrescó su oncena, la mantuvo en ritmo, enfocada y solidaria. Si hay un mérito de este Rentistas es que siempre fue un equipo. Y por eso es un justo campeón, porque en los deportes colectivos difícilmente ganen los cúmulos de individualidades. Lo hacen los que logran armonizarlas. Cappuccio dispuso de un plantel competitivo, con buenos futbolistas, y lo transformó en un equipo campeón en el Apertura.
Quedará para el recuerdo el brillante partido de Alexis Rolín, que con una concentración absoluta le hizo una marca cercana a su bien conocido Gonzalo Bergessio (fueron compañeros en Catania y tienen una gran relación) y lo anuló. O el golazo de Gonzalo Vega para definir el título, con una volea cruzada estupenda en el primer minuto del alargue que le valió a Rentistas el triunfo 1-0 sobre Nacional. Pero por sobre todo quedará el recuerdo de este Bicho Colorado que jugó cada partido a corazón abierto y creyó en la convicción de su técnico y líder.
Si había un equipo que merecía ser campeón, ese era Rentistas. Y lo fue viniendo desde Segunda División, luego de haber perdido a su joya (Cristian Olivera) y a su vicepresidente, pero ganando el respeto del mundo fútbol y un lugar para definir el Uruguayo, el gran sueño.