La primavera tricolor: el guiño de Suárez a la hinchada, la puerta que dejó abierta y la ovación a Carballo

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Despedida de Luis Suárez de Nacional. FOTO: Darwin Borrelli

TRICOLORES

El salteño dijo cuál fue su gol favorito en Nacional, rio, lloró y una bandera le rindió un especial homenaje.

El reloj marcaba las 15:30 y el movimiento a las afueras del Gran Parque Central ya era notorio.

Un cómodo Alejandro Balbi estacionó su camioneta contra el cordón de la calle Carlos Anaya y bajó de la mano a Mabel, su madre, que dijo haber sido la principal responsable de que el hoy vicepresidente de Nacionalsea tricolor desde chico. “Yo lo hice de Nacional, y viví todas las malas”, contó.

Bajo su atenta mirada, su hijo se tomó unos minutos para conversar con Ovación acerca del fugaz paso de Luis Suárez por la institución antes de entrar al estadio. Su hijo y su padre esperaban a un costado. Mientras tanto, Franco Fagúndez se tomaba unos minutos para firmar autógrafos sobre la puerta de la tribuna José María Delgado, un funcionario de BBVA repartía pegotines en homenaje al Campeonato Uruguayo número 49 y tres vecinos vigilaban la escena desde el techo de una casa.

“Ni el libretista mejor pago del mundo hubiera escrito una historia como la del regreso de Luis a Nacional. Si bien esto fue un campeonato que duró un año, él fue la frutilla del postre”, aseguró Balbi.

El dirigente fue uno de los primeros en entrar a la cancha. Lo hizo poco después de las 16 horas junto al resto de la comisión directiva. Atrás de ellos aparecieron los integrantes del cuerpo técnico y el último lugar en la alfombra roja fue para los jugadores del plantel principal.

Los primeros en saltar a escena fueron los arqueros, siguieron los defensas, mediocampistas y delanteros, pero no fue hasta la aparición de Felipe Carballo que el estadio explotó y se generó un sinfín de emociones.

Despedida de Luis Suárez de Nacional. FOTO: Darwin Borrelli
Despedida de Luis Suárez de Nacional. FOTO: Darwin Borrelli

Al canto de “¡Felipe, Felipe!” la tanda siguiente dio paso a Sergio Rochet, que entró con la copa del Campeonato Uruguayo en mano, y para el final quedó Luis Suárez, que se paró sobre un escenario blanco montado en la mitad de la cancha y cambió su adiós por un hasta luego. “No voy a volver a jugar, pero nunca se sabe si puedo volver al club en algún momento”.

A un Suárez visiblemente emocionado se le sumaron a cantar sus compañeros y más tarde aparecieron su esposa e hijos, que apenas lo vieron se fundieron en un abrazo. “Me llevo el recuerdo de todos y le quiero agradecer a estas tres maravillosas bellezas (por sus hijos que lo acompañaron) que me dio mi mujer. Que me vean salir campeón con la camiseta que yo nací es un sueño cumplido”.

El día no pudo ser más primaveral para los tricolores. Hubo espacio para un homenaje de la hinchada a Rochet. También fue reconocido Mathías Laborda por superar los 100 partidos en la Primera División del club y Emmanuel Gigliotti recuperó la número 9 que dejó a préstamo por algo más de tres meses.

Los hinchas coronaron el adiós a Suárez con una bandera que decía “no viene, vuelve y sale campeón”. Y el Pistolero, además de lágrimas, se llevó la tanda de aplausos más fuerte de la tarde que le quedará guardada en su baúl de los recuerdos.

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