Nacional y sus dos pecados: lo mal que marcó en el tercer gol y no saber valorar el empate

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COPA LIBERTADORES

El tricolor no se apegó a la norma no escrita de que partido que no se puede ganar no se debe perder y fue a buscar tres puntos que tenían la misma importancia que uno.

Toda derrota duele y mucho más cuando es en casa y por un torneo de la jerarquía de la Copa Libertadores. Hinchas, plantel y dirigencia de Nacional se fueron masticando bronca por ver cómo se les fue buena parte de las posibilidades de avanzar a los octavos de final del certamen, pero el paso de las horas permite otros análisis y, entre ellos, evaluar las formas.

No es lo mismo irse derrotado sin méritos para aspirar a algo más; sin ser protagonista o sin tener ambición que caer por haber recibido un gol en los descuentos por salir a buscar el triunfo. Y esto fue lo que le ocurrió a Nacional en la derrota 2-3 ante Vélez Sarsfield.

Hay varios aspectos a analizar, pero empecemos por el más importante: lo mal que marcó la defensa tricolor la pelota del tercer gol. No puede pasar que en el quinto minuto de descuento lleguen dos jugadores rivales tan solos a cabecear. El que conectó fue Máximo Perrone, pero por detrás suyo caía otro.

En su intento por achicar (de hecho quedó un jugador en posición adelantada pero no participó de la acción), la línea de fondo dio un paso adelante y nadie quedó para cubrir un envío bombeado al segundo palo, que fue lo que ocurrió. Cándido, que debía llenar ese espacio, estaba a la altura del punto penal.

Sería injusto decir que el gol fue enteramente por error de Nacional, porque Vélez tuvo su mérito. De visitante, luego de haber recibido el gol del empate a los 87’ y de haberse salvado tres veces en tiempo de adición de recibir un nuevo tanto, el Fortín puso a seis futbolistas en ofensiva, cuatro de ellos en el área. El centro de Orellano, el que hizo el penal, fue perfecto y lo reivindicó.

Sigamos por otro aspecto: Nacional no fue capaz de analizar el resultado. Empujado por el público el tricolor se tiró en busca del tercer tanto, el de la victoria, en tiempo de descuento. Lo pudo convertir, es cierto y eso hubiera cambiado todo de esta crónica, pero lo concreto es que no lo logró y, para peor, en su afán de ir al ataque se descuidó atrás y lo pagó carísimo.

Uno de los principios no escritos del fútbol es que partido que no se puede ganar, no se debe perder. Y el juego ante Vélez nunca fue favorable para que Nacional lo ganara dado que el equipo argentino fue el dominador durante los 90 minutos. Incluso recibió el gol del 1-0 cuando parecía que estaba al borde de anotar.

Los tricolores debieron haber valorado el empate y sacado esta cuenta: el 2-2 los dejaba con 5 puntos, los mismos que Bragantino y dos más que Vélez. Esto significaba que llegarían a la última fecha dependiendo de sí mismos, pues un triunfo ante el elenco brasileño les daría el segundo lugar y la clasificación a octavos de final. Esa ventaja la perdió. Es decir: Nacional no fue inteligente a la hora de manejar el resultado. Un empate siempre es mejor que una derrota. Con mirar la tabla hoy basta para comprenderlo.

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