SUAREZMANÍA
La vuelta del salteño llevó a algunos simpatizantes a salir antes de su trabajo para renovar sus butacas; otros se fueron corriendo al club para afiliarse como socios.
Álvaro salió del trabajo corriendo hasta el Gran Parque Central para comprar una butaca y asegurarse un lugar cada vez que juegue Luis Suárez.
La vuelta del salteño a Nacional lo tomó por sorpresa, al punto de que al principio ni siquiera se creyó la noticia. Recién, cuando vio el video, cayó en que era cierto y se dijo a sí mismo: "Me voy a comprar mi butaca".
La espera le llevó algo más de tres horas. La fiebre por Suárez estaba al rojo vivo y el pequeño hall de la tribuna José María Delgado se había llenado en cuestión de minutos, constató uno de los funcionarios de seguridad presente.
Álvaro fue de los últimos en irse. Así y todo, se retiró contento, según dijo a Ovación: "Hace como tres horas que estoy parado acá. Había un montón de gente, yo fui de los últimos (en llegar). Salí del trabajo y me vine para acá. Quiero verlo a Suárez. Esto es mejor que un eclipse: pasa ahora y no pasa más".
"Es una felicidad. Yo lo seguí en todos lados. Cuando fue al Liverpool lo miraba, en el Barcelona lo miraba, cuando le iba bien me ponía súper contento y cuando le iba mal me ponía súper triste. Entonces, que venga a Nacional ahora es lo más grande. En la primera etapa llegué a verlo, pero ahora lo agarrás en su mejor momento", desarrolló el hincha de 37 años.
No todos tuvieron su suerte. Horas después de conocida la noticia, una veintena de simpatizantes de Nacional se acercaron hasta la puerta 11 del Gran Parque Central con la misma intención que él, pero se retiraron con duros reclamos al Departamento de Socios tras no poder afiliarse al club o bien adquirir una butaca, luego de que esta tarde el jugador anunciara su preacuerdo con la institución.
La alta demanda obligó a Nacional a extender su atención al público dos horas más de lo previsto y eso generó malestar en quienes se quedaban afuera.
En un diálogo que presenció Ovación, Gabriel, uno de los hinchas que llegó pasada la hora, se retiró disconforme con la situación: "Yo soy socio y quiero comprar dos butacas. Traté por la web y ¿sabés cómo está saturado eso? La única forma de asegurarnos butaca es haciéndolo personalmente", le dijo a una funcionaria. La mujer se acercó para indicarle que el departamento ya había cerrado, le tomó los datos y ante la mirada de otros socios aclaró: "El horario de cierre es a las 19 horas y se atendió al hall lleno".
Luego, el socio explicó a Ovación que le hubiera gustado ver al Parque Central abierto toda la noche para que los hinchas, como agradecimiento a Suárez, tuvieran la oportunidad de agotar todas las butacas disponibles esta misma madrugada. "Hubiera estado bueno que esta noche, como respaldo para Luis, que decidió venir, que esas puertas estuvieran abiertas. Un Parque Central abierto, así fueran las 10 de la mañana del día siguiente, para demostrarle a él que la hinchada iba a seguir viniendo toda la madrugada hasta que no hubiera ni una butaca para vender. Eso hubiera sido un lindo gesto de la institución para Suárez. Si le decís a la hinchada que va a estar toda la noche abierto y que pueden venir a buscar las butacas, eso se vende hoy, estoy seguro".
Otros hinchas fueron algo más astutos y se escaparon del trabajo antes de tiempo. Ana Paula, por ejemplo, ni bien se enteró de la llegada de Suárez en su trabajo, se largó a llorar, pero al rato salió camino al Parque. "Le conté a toda la oficina, temblé, lloré, hablé con toda mi familia y vine a renovar mi butaca, que ya la tenía. Estoy feliz. Es el mejor día de mi vida, posta", confesó.
Al principio reconoció que le pareció "súper raro" que un jugador de su talla quisiera volver a Nacional meses antes del Mundial, pero luego, con la noticia confirmada, concluyó que era lo mejor que podía hacer: "Siempre se puede volver al primer amor. Llegué a verlo (en su primera etapa en Nacional), a aplaudirlo de pie, a estar triste cuando se fue, pero ahora estoy súper feliz de que mis sobrinos lo vean. Tienen seis y siete años y nunca me creyeron de que Suárez había salido de acá", añadió.
Paolo, otro de los que se avivó y llegó a tiempo para sacar butaca pese a la Suarezmanía, le había escrito al jugador pidiéndole la vuelta un día después de que se convirtiera en jugador libre. Hoy recuerda el hecho como una hazaña y cree que también es responsable de su vuelta. "Algo tenía yo", dijo y compartió a Ovación un fragmento de los mensajes que le envió al salteño.