El histórico de Peñarol que sigue siendo el máximo goleador de la Copa Libertadores

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Alberto Spencer junto a Juan Joya. Foto: Archivo El País.

LEYENDA

El máximo artillero de la historia del torneo cosechó un total de 54 goles: 48 con el aurinegro y seis con Barcelona.

A su paso por las canchas de fútbol muchos porteros y defensores fueron infelices. El hijo de un corpulento jamaicano de ascendencia británica y la ecuatoriana América Herrera hizo de la Copa Libertadores su hábitat natural. A tal punto que Alberto Spencer Herrera sigue siendo hasta hoy el máximo artillero de la historia del torneo con 54 goles, 48 con Peñarol y 6 con Barcelona.

La familia es lo primero, fue la consigna que escuchó Alberto desde niño. Eso lo aprendió sin problemas. Lo que no pudo fue reprimir la gula. La de él eran los goles sin importar a quién.

Su voracidad fue tal que ni piedad tuvo para Deportivo Everest, el equipo donde se formó como profesional y en el que debutó el 29 de junio de 1955.

Dos años antes había llegado Alberto a la sede del Ciclón Rojo convencido por su hermano, Marcos, un corpulento defensor que luego se tornaría titular.

Alberto Spencer defendiendo los colores de Peñarol. Foto: Archivo El País.
Alberto Spencer defendiendo los colores de Peñarol. Foto: Archivo El País.

"Cabeza Mágica", como era llamado el cañonero, pagó con creces la confianza y dejó las filas de Everest en 1959 con un registro de 101 goles.

Su próximo destino fue Peñarol, donde encontró la consagración. Con el aurinegro conquistó tres ediciones de la Copa Libertadores, se cansó de marcar goles y hasta se dio el lujo de ignorar una oferta del Milán italiano.

En la edición de 1963 de la Copa Libertadores el destino puso en ruta de colisión al Peñarol de Spencer con su primer amor en el fútbol: Everest.
Jugarían dos partidos de eliminación que resultaron brutales para la historia del conjunto del sur del puerto de Guayaquil.

Los orientales vapulearon por 0-5 en el estadio Modelo y en la vuelta fueron más inclementes al imponerse por 9-1 en Montevideo. Coincidencia o no, Alberto Spencer pasó prácticamente de incógnito en la cancha donde fue ídolo, pero en Uruguay se hizo notar con cinco goles.

Alberto Spencer en Peñarol. Foto: Archivo El País
Alberto Spencer en Peñarol. Foto: Archivo El País

Ya en el ocaso de su carrera, al hacer un balance de sus andanzas, lanzó un bonito elogio que de seguro alegró a toda la familia Spencer Herrera. Dijo que el defensor que mejor lo marcó fue su hermano, el mismo que lo perseguía sin éxito la noche de Montevideo en que destrozó a su equipo con cinco goles de los nueve que asestó Peñarol.

Campeón de 1968. Alberto Spencer ya cabeceó y palpita el final de la jugada. El vuelo de Manga no alcanza a cortar: es el gol que le dio a Peñarol el título de 1968.
Campeón de 1968. Alberto Spencer ya cabeceó y palpita el final de la jugada. El vuelo de Manga no alcanza a cortar: es el gol que le dio a Peñarol el título de 1968.

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