EN COLONIA

Con nueve de 11 jugadores formados en el club, Peñarol salió a jugar anoche el segundo partido de la pretemporada y lo hizo en el Estadio Profesor Alberto Suppici de Colonia frente a Ñublense de Chile.

Y no fue un partido más. Fue especial, sobre todo para Facundo Torres porque la institución mirasol recibió la carta formal de Orlando City aceptando todas las correcciones que el aurinegro hizo y la transferencia del atacante está cerrada. Continuará su carrera en la MLS de Estados Unidos.

Pero además, fue una noche especial para esos gurises que tanto trabajaron en las formativas para llegar al primer equipo y tener su chance. Y la aprovecharon. Quizás Torres sea un espejo de lo que puede llegar a pasar con ellos en el futuro y aunque todo es muy prematuro, los juveniles volvieron a demostrarle a Mauricio Larriera que saben lo que es defender la camiseta de Peñarol y que están para dar una mano en el equipo.

Así lo hizo el arquero Jonathan Lima, quien fue titular jugando todo el encuentro y siendo clave en un par de situaciones en las que resolvió de muy buena manera.

Así sucedió con la solidez que mostraron los cuatro defensores —Luciano Fernández, Matías González, Agustín Da Silveira y Jairo O’Neill— que a pesar de que en los primeros minutos tuvieron algunos problemas en el retroceso, luego se acomodaron de muy buena manera en el campo y demostraron lo suyo.

Así también pasó con el doble cinco que integraron Agustín Álvarez Wallace y Rodrigo Saravia, dos jugadores que siguen en alza mientras el Consejo Directivo busca la contratación de un volante central.

Y como por si eso fuera poco, anoche también mostró lo suyo Ignacio Laquintana, quien fue una de las grandes figuras del equipo carbonero porque se transformó en imparable por la banda, tanto por la derecha —su fuerte— como por la izquierda.

Gestó la jugada que terminó en penal sobre Agustín Álvarez Martínez y tuvo varias incursiones en el ataque de un equipo que a pesar de los nueve cambios respecto al encuentro del lunes frente a Barracas Central en Maldonado, le sigue siendo fiel a la idea del entrenador y pese a los nombres, el nivel colectivo no decae. Y eso es una muy buena señal pensando en lo que será un año de doble actividad para el aurinegro.

Lo cierto es que por más que el rival no puso demasiada exigencia, los juveniles del carbonero demostraron nuevamente sus condiciones y le siguen diciendo a Larriera “acá” estamos.

Peñarol volvió a ganar, mantuvo el arco en cero, sigue fiel a su idea a pesar de los cambios y los gurises del club continúan dejando en claro que quieren su lugar en Primera.