TORNEO CLAUSURA
Es claro que no le concedieron un penal, pero durante 90 minutos el equipo tuvo la pelota y no supo cómo resolver los ataques para transformarlos en gol.
Si las pasadas semanas fueron calientes por la molestia de Peñarol al entender que varios fallos arbitrales le valieron perder puntos en el Torneo Apertura, lo ocurrido anoche en el Campeón del Siglo fue un intento de apagar el incendio con nafta. El mirasol empató 0-0 con Fénix y dejó dos unidades que se pudo haber llevado si Esteban Ostojich hubiera cobrado el penal que en el minuto 73 le cometieron a Pablo Ceppelini.
Centro de Walter Gargano desde la derecha, el volante fue a buscar la pelota y cuando saltó, Fabián Estoyanoff lo golpeó a la altura de la rodilla, desestabilizándolo. El árbitro nada señaló y, por el contrario, terminó amonestando al jugador de Peñarol.
Si la decisión arbitral le costó o no dos puntos a Peñarol es relativo, porque después el penal que debió haber sancionado Ostojich debía ser anotado. Las posibilidades eran altas, pero tampoco era una certeza, por lo cual decir que el aurinegro cedió unidades por este fallo arbitral es una presunción. Fuerte, pero presunción al fin.
¿Mereció ganar Peñarol? Está claro que hizo más méritos que el rival, porque fue el que propuso, el que monopolizó el control del balón y el que más atacó, pero no lo hizo bien. Mauricio Larriera, técnico mirasol, lo dijo claro al final del encuentro: “Si bien tuvimos la pelota no generamos chances claras. Terminamos cayendo en el embudo del rival”. Nada más que decir.
Ante un equipo de Fénix que llegó decididamente a defenderse y a tratar de enganchar un contraataque (algo que solo hizo una vez, casi en el final), Peñarol tuvo la noción de cómo debía atacar pero no la certeza a la hora de culminar las jugadas.
Los hinchas aurinegros volvieron al Campeón del Siglo para ver un partido por el torneo local y con un objetivo: observar por primera vez en vivo y en directo a Facundo Torres y Agustín Álvarez Martínez jugando juntos. Las dos joyas de la institución nunca habían jugado con gente en las tribunas defendiendo juntos a Peñarol, porque ambos debutaron en plena pandemia y luego, en el partido de vuelta por cuartos de final de Copa Sudamericana ante Sporting Cristal (la noche que efectivamente volvió el público), Torres estuvo ausente por lesión.
Los hinchas aurinegros tendrán que volver, porque nunca se conectaron a lo largo de la noche. En realidad nadie pudo poner nunca una pelota de gol para el “Canario”. Entonces, si bien es achacable a Ostojich el penal no cobrado, Peñarol deberá también hacer su autocrítica y concluir que también hubo responsabilidad propia por no haber ganado. Porque con la imprecisión que tuvo, ¿quién puede asegurar que el penal terminara en gol?