FUTSAL
El aurinegro cerró un gran año en la disciplina consiguiendo el quinto título consecutivo en femenino y el cuarto en masculino. Ambos equipos representarán a Uruguay en la Copa Libertadores 2023.
El ambicioso Peñarol se quedó otra vez con el Campeonato Uruguayo de fútbol sala. A pesar de ser el cuarto título al hilo y el vigesimotercero en el historial, el aurinegro viene creciendo año a año y sus aspiraciones lo llevaron a ser segundo en Américaen la última Copa Libertadores.
Del otro lado, por segundo año consecutivo, estuvo Boston River. El Sastre fue un digno rival, le plantó cara al equipo más fuerte, venía de dejar por el camino a grandes equipos como Rio Branco y Nacional pero, ante los aurinegros, pecó de haber perdido la concentración y eso le permitió a Peñarol haber sacado ventaja en un momento clave y derribar la ilusión de los de Barrio Bolívar de estirar la definición a un partido más.
Los encuentros así se definen en los detalles y muchas veces los ganan los que menos se equivocan. Y Boston falló más que Peñarol que hizo un partido casi sin fisuras.
Corrían solo 45 segundos cuando Alejandro Aunchayna se desprendió de su posición de líbero y aprovechó la desconcentración en el rival para ser el primero en llegar a la pelota y vencer a Christian Gaitán con un fuerte remate al primer palo.
Pero si hay algo que tiene Boston River es rebeldía y no se iba a dar por vencido. Maxi Navarro trasladó y por banda izquierda y dejó notablemente de taco hacía atrás para Matías Menza, el más regular en el año del Sastre, y el número 7 pisó hacia adelante y castigó de zurda para el empate.
Pero otra vez en los detalles estuvo más preciso Peñarol. Ignacio Salgués aprovechó otra falla en la defensa rojiverde y le dio el gol servido a Juan Custodio, que anotó el segundo en ocho minutos.
En una final y ante un rival así, cada error se paga muy caro y Boston iba a tener tres minutos fatales. Algo que ya le había pasado en los duelos de la temporada ante Peñarol.
A los 12 minutos Brandon Díaz, que recién había reingresado, ganó la banda y, ante el achique de Gaitán que se resbaló cuando fue a atorar, cedió para Nacho Salgués que puso el tercero en el segundo palo. Anímicamente, hubo un quiebre.
Un minuto después hubo premio para la figura de Peñarol. Brandon Díaz dejó por el camino al arquero con un gran amargue y el quinto tanto del aurinegro, a los 14 minutos fue muy especial. Con ese gol, Nicolás Ordoqui selló el 5-1 con el que se fueron a vestuarios pero, además, el capitán de Peñarol se transformó con 59 goles en el goleador del torneo junto a Diego Vela de Old Christians.
Peñarol es versátil. Se preparó de buena forma para la Copa Libertadores y al aurinegro le sienta bien cualquier estilo de juego. Sus jugadores creen totalmente en la idea del entrenador argentino Ignacio Cabral y prueba de ello es la atención con que lo escuchan cada vez que toma la palabra.
En el vestuario Boston River hizo mea culpa y salió a jugar el complemento mucho más sereno buscando el descuento pero sin desesperación. Se encontró con un rival que defendió bien pero, aún así, encontró el segundo luego de que un fuerte zurdazo de Víctor Rodríguez se estrellara en el palo y diera en la espalda del arquero Mathías Fernández para terminar dentro del arco.
En los minutos que siguieron hubo alguna tapada de Fernández y buenos minutos de Facundo Marichal y Luciano Cosentino en el Sastre pero la ventaja para Peñarol parecía no correr ningún riesgo y el partido entró en una meseta hasta que quedaron cinco para el final.
En ese momento Nicolás Moliterno hizo que sus dirigidos pasen a jugar con Jorge Rodríguez como arquero-jugador y le dio un condimento al partido que se volvió más atractivo. Pero Peñarol no solo estuvo muy bien en la marca si no que se animó a presionar desde la salida para evitar la superioridad numérica que quería conseguir su rival.
A falta de un minuto hubo premio para Boston por intentarlo, por ir al frente y por el gran año que completaron. Otra vez apareció el talentoso número 10, Rodríguez, para maquillar el resultado de 5-3 a favor de Peñarol con el que terminó el partido.
Fue justo. El carbonero no solo tiene el mejor plantel del medio si no que sus jugadores están totalmente comprometidos con la causa y la idea. Se destacaron sus goleadores pero si hubo uno que mereció anotar el suyo fue Richard Catardo. El popular Mascota llegó sentido a la final pero la jugó como si no lo estuviera.
Peñarol consiguió el tetracampeonato y cerró de la mejor manera un gran año que lo tuvo entre los mejores del continente. Aunque ahora seguramente estén pensando en un merecido descanso, la próxima temporada los espera con dos grandes desafíos: la Copa Libertadores que se jugará en mayo en Venezuela e intentar conseguir el quinquenio a nivel local. Las damas primero, el plantel femenino ya les marcó el camino.
Peñarol hizo historia con un quinquenio
Y de qué manera. Las aurinegras no habían podido vencer a Nacional en la temporada (una derrota y un empate) y, en la definición, se vieron obligadas a ganarle a las tricolores en la final del playoff para forzar, una semana después, un nuevo partido por el título del Campeonato Uruguayo.
El partido por el playoff fue durísimo. No vio el mejor juego de los dos equipos y Peñarol fundamentó su victoria en un gran trabajo defensivo que sostuvo la ventaja conseguida con el gol de Mariana Crocano tras gran asistencia de Paula Viera. Las dos son multicampeonas y, después de tantos años jugando juntas, se conocen tanto que podrían ser hermanas.
Una semana más tarde, la fórmula se repitió en la final por el Campeonato Uruguayo. Otra gentileza de Lola para que la capitana abriera el marcador a los tres minutos del partido en la calurosa tarde de domingo en el Polideportivo de Las Piedras.
Peñarol estaba haciendo todo bien. Las de Andrés Izquierdo presionaban alto, robaban la pelota con mucha eficacia y, por si eso fuera poco, Lorena Graña podía girar con facilidad cada vez que recibía de espaldas en posición de pívot.
Y las cosas se facilitaron para las carboneras cuando, tres minutos después, la exNacional Shamila González sacudió un derechazo tremendo que se metió con furia en el ángulo. Y de esa manera lo festejaron.
Peñarol fue claro dominador del primer tiempo y sacó una ventaja que parecía muy difícil de remontar cuando a los 12 minutos la venezolana Mariangela Magdaleno probó de larga distancia y venció la resistencia de Lorena Acevedo que, aunque venía cumpliendo un buen partido, pudo hacer más para evitar el tercer tanto aurinegro.
Pese a la ventaja y a que las rotaciones fueron constantes para cuidar el físico de algunas jugadoras que llegaron con lo justo, las aurinegras siguieron presionando y buscando estirar la diferencia pero mermaron al llegar a la cuarta falta colectiva y se fueron al descanso 3-0.
Para el complemento Nacional recuperó la memoria, se pareció al equipo que llegó a estas instancias, y Peñarol dio la sensación de haber sentido el esfuerzo físico del primer tiempo. Las de Izquierdo salieron con un planteo más defensivo y las de Jorge Seré mejoraron notablemente con los buenos ingresos de Josefina Villanueva y Sofía Ferrada.
Precisamente la minuana puso el descuento a los seis minutos del segundo tiempo, venciendo la resistencia de Sofía Olivera. Chofy ingresó para la segunda mitad en lugar de Catia Gómez que, durante el primer tiempo, respondió con mucha solvencia cada vez que fue llamada a actuar.
Pero la experiente arquera tuvo mucho más trabajo que su colega. Peñarol no respondía y el equipo quedaba muy largo y sin opción de pase como para construir un contragolpe. Olivera fue una de las figuras y, además de lucirse con buenas atajadas, supo regular los tiempos y los ánimos apelando a su buen juego con los pies.
Nacional siguió intentando y acumulando méritos. A los once minutos un disparo cruzado de Valentina Pereira pudo más que el buen partido de la arquera mirasol y puso un nuevo descuento que ilusionaba a las de Seré.
Pero el empate no llegó. Tampoco cuando, a falta de tres minutos para el final, las tricolores intentaron con arquera-jugadora y el partido terminó 3-2 para las aurinegras.
El título, una vez más, fue para Peñarol que, con una gran camada de jugadoras de mucha experiencia, se enfrentó a un joven equipo de Nacional que promete y lo venció en dos finales en una semana para hacer historia al quedarse con otro Campeonato Uruguayo. Uno diferente, porque significa el primer quinquenio en la historia del fútbol sala uruguayo.