Es uruguayo, lo apuñalaron en Buenos Aires, se convirtió en representante y trajo a Mauro Zárate a Danubio

Federico Díaz es, tal como lo describé él, un futbolista frustrado que no llegó, pero su amor por el fútbol le hizo volver a este deporte en otro rol que ya empezó a disfrutar.

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Federico Díaz, representante de jugadores.
Federico Díaz, representante de jugadores.
Foto: Ignacio Sánchez.

En 2014 se fue a vivir a Buenos Aires y un año después empezó a trabajar en el Consulado de Uruguay en la capital de Argentina. Ya alejado del deporte luego de que el sueño de ser futbolista se frustrara, Federico Díaz (39 años) estudió y se formó para trabajar, pero hace unos años encontró la manera de vincularse otra vez con algo que ama: el fútbol.

“Soy un jugador frustrado que no llegó”, contó entre risas en charla con Ovación, para agregar: “Hice baby fútbol como tantos, pero nada más. Jugué en Bella Vista Universitario y en la Liga Guruyú, pero no me dio para llegar a ser profesional. De todas maneras, vivo y respiro fútbol todo el día”.

Recibido de la carrera de Auxiliar Administrativo Contable de UTU, Federico Díaz se fue a Buenos Aires con su esposa y ni bien llegó, tuvo algunos trabajos para poder sobrevivir. Primero fue árbitro de fútbol en torneos empresariales y dejó porque le querían pegar en todos los partidos. Después hizo tareas se mantenimiento en los Country con su cuñado, hizo zafra en Falabella y también cobranzas particulares: “No era feliz en ese trabajo de cobranza porque estaba todo el día en la calle y con plata arriba. No me sentía cómodo, extrañaba Uruguay y un día renuncié. ‘No puedo trabajar más ahí’, le dije a Patricia (su esposa). ‘Relajá, andá a tomarte un café’, me dijo. Ahí me voy a un cibercafé y veo un llamado de la Embajada. Me presenté y quedé. Fue todo felicidad porque ni bien fui era todo diferente: eran todos uruguayos con muy buena onda y además iba a trabajar atendiendo a uruguayos por los trámites”.

El uruguayo Federico Díaz, representante de jugadores que vive en Argentina.
El uruguayo Federico Díaz, representante de jugadores que vive en Argentina.
Foto: Ignacio Sánchez.

Pero la historia no se cierra ahí para Federico porque varios de los uruguayos que se presentaban a la Embajada a hacer los trámites de residencia eran futbolistas y —gracias a su amor por este deporte— comenzó a hacer buena relación con ellos.

“En 2022 yendo al laburo me pararon para robarme en la esquina de casa, en Avellaneda, me apuñalaron por atrás del hombro y me pegaron una patada en la cabeza. Estuve bastante tiempo de baja en el laburo y a los pocos meses me tuvieron que operar para arreglarme el hombro”, contó para agregar: “Incríeblemente no se llevaron nada pero fue un momento bravo. Me ayudaron unos obreros de la cuadra. Pensé que me había quebrado. Nunca sentí la puñalada”.

Y en ese mismo año, la vida de Federico que estuvo en peligro por ese hecho, cambió. Y bastante. A raíz de ese contacto que comenzó a tener con jugadores, se animó a empezar a preguntar si tenían representante o si precisaban colaboración: “Le empecé a preguntar a los jugadores que conocía si tenían representante y en qué situación estaban. Siempre con mucho respeto porque no me llevo por delante a nadie, respeto a todos los empresarios y tengo buena relación con los que conozco”.

Federico Díaz.
Federico Díaz.
Foto: Ignacio Sánchez.

Y tanto preguntó y se movió, que su carta de presentación fue nada menos que la llegada de Mauro Zárate a Danubio. Díaz fue el intermediario: “Conocía al Coco Conde y cuando vi que agarró en Danubio le mencioné lo de Zárate porque estaba sin equipo y podía llegar a él. Le escribí a Mauro, le dije de esa posibilidad pensando que capaz ni me respondía, pero me respondió, me dijo que tenía un agente, lo hablamos con el agente y lo cerramos cuando ya era Mario Saralegui el entrenador. Fue mi primer laburo grande y después vinieron algunos más por suerte, pero recién estoy empezando”.

“Me gusta mucho hablar con los jugadores pero remarcándoles que estoy arrancando y que tengo mucho respeto por el trabajo de los demás”, explicó.

En este período de pases, Federico Díaz arrimó a varios jugadores argentinos al fútbol uruguayo y estuvo a punto de cerrar la llegada de Lucas Albertengo a Peñarol, algo que por pocas horas no se dio. "Cuando se fue Facundo Batista a Ucrania ahí el club salió a buscar un delantero más y yo le había ofrecido a varios directivos a Lucas y él quería venir a jugar a Uruguay porque le gusta mucho este país, pero en esta semana le terminó confirmando a Atlético Rafaela, su club, porque le habían puesto un plazo para que definiera y para él la palabra es sagrada, más cuando se trata del equipo de su ciudad y del que es hincha".

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