Enviado a São Paulo - Brasil
En la tarde de ayer llegaron a São Paulo Sandra y Nelson, los padres de Juan Izquierdo. Agarrados de la mano, solo se soltaron para abrazar a Sebastián Eguren, que los estaba esperando en el hall del hotel Sheraton. Mientras tanto, los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes observaban la escena y posteriormente también fueron saludados. Después de largos abrazos y algunas lágrimas, se sentaron a hablar con el mánager de Nacional y con el médico Álvaro Arsuaga, quienes querían darle de primera mano la información en relación al estado de salud de su hijo.

A su vez, en el mismo vuelo llegaron Gonzalo Sorondo y Sebastián Taborda, integrantes del grupo Faro Sports que representa al defensa de 27 años. Ellos fueron la primera contención de la familia de Juan en la misma noche en la que el futbolista se desvaneció en el campo de juego del Morumbí debido a una arritmia cardíaca. También fueron el apoyo para la pareja de Juan, con la que hace una semana tuvieron su segundo hijo.

Silencio. Mucho silencio. Solo miradas, algún breve intercambio de palabras y por momentos sumergirse en la realidad del celular. Así vivieron parte del día los compañeros de Izquierdo que se quedaron para acompañar al “Negro”, como lo llaman. Se trata de Luis Mejía, Leandro Lozano, Sebastián Coates, Mauricio Pereyra, Diego Zabala y Ruben Bentancourt.

Todos juntos fueron apenas pasadas las 18:00 al Hospital Albert Einstein para recibir noticias y estar en el mismo lugar que su ser querido. Izquierdo sigue internado en CTI con un cuadro delicado, a la espera de su evolución. Continúa sedado y es altamente probable que siga en esa situación durante algunos días. La preocupación de los médicos radica en las posibles secuelas que pueda llegar a tener en caso de lograr recuperarse.

La situación cardiológica del jugador se mantiene estable, aunque el fin de semana será clave para determinar su condición neurológica. Debido a ello es que anoche se le realizó una nueva resonancia y los resultados se conocerán esta mañana.

Aquellos que sean creyentes, recen, los que no, envíen energías positivas.