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Es miércoles yFabián Carini, el “Facha”, está esperando que su hijo termine la práctica deportiva en el colegio. El niño no está fichado por ningún club. Carini y su esposa, Virginia, quieren inculcarle el hábito del deporte para que lleve una vida sana.
“Estoy dedicado a la familia, tenemos a Alessandro de siete años y a Luca de cinco”, responde el exfutbolista a Ovación cuando se le consulta sobre en qué está ahora y qué es de vida.
Su objetivo, comenta, es que sus hijos crezcan fuertes y sanos, con valores como los que les transmitieron a la pareja sus padres y abuelos. “Estamos atravesando una situación bastante complicada en lo social, entonces estoy prácticamente dedicado 100% a la familia”, reafirma.
Tomó la decisión de retirarse hace cinco años y considera que lo hizo en el momento justo. Luego vino la etapa de la televisión, una invitación que lo sorprendió y que disfrutó mucho.
Aunque hace dos años que dejó esas actividades, confiesa que tuvo acercamientos de muchos excompañeros como Diego Forlán, Sebastián Abreu o Juan Manuel Olivera. “Con todos hablé con sinceridad y les dije que no. Pero cada vez que alguien me llama los quiero escuchar y ver si puedo aportar. En esto creo que es o blanco o negro, pero estoy dispuesto a escuchar lo que tienen para decirme y evaluar. El fútbol es una actividad que tiene muchas puntas y no sabés por dónde puede abrirse una puerta”, destaca.
Carrera internacional
Carini dio el salto al exterior cuando tenía 21 años y el primer equipo en el que jugó fue la Juventus. “Nos dirigía Carlo Ancelotti y competía por el puesto con Gianluigi Buffon o Landry Bonnefoi”, recuerda.
Sobre la experiencia de ser dirigido por Ancelotti reconoce: “Es un fuera de serie. Cuando me dirigió yo era muy joven y el que tenía mucha más confianza y relación era Paolo Montero. Pero como técnico tenía cosas espectaculares, porque siempre estaba preocupado por el que no jugaba, lo tenía presente y latente. Estaba en todos los detalles y por algo ganó en todas las ligas en las que dirigió”.
Después de Juventus vino su mejor etapa, la del Standard de Lieja, donde jugó mucho y además se sintió muy a gusto.
“Tuve continuidad, se concentraba poco y tenía la facilidad de llegar a cualquier lado rápido como Francia, Holanda o Alemania”, asegura.También hizo muchos amigos y eso fue un diferencial: “Hasta el día de hoy, cuando se puede viajar, me encuentro con todos ellos, la verdad que fue una experiencia muy linda”, remarca con alegría.
Otro de los equipos europeos destacados por los que pasó fue por Inter de Milán. Sin embargo, no sumó muchos minutos.
De todos modos asegura que aprendió mucho formando parte de esos planteles: “Estar en los dos equipos —Juventus e Inter—más importantes de Italia y convivir con futbolistas de primer nivel te ayuda mucho para madurar, no solo en lo futbolístico sino como persona”, destaca.
Los uruguayos de Murcia
“Tuve la posibilidad de ir al Real Murcia después de la Copa América de Venezuela 2007 y fue como reencontrarme con amigos. Estaba Mario Regueiro, Iván Alonso y Pablo García, después vino Matías Alonso también. Fue un reencuentro muy bueno, lastimosamente en los futbolístico no tanto, pero siempre es lindo reencontrarse con quienes apreciamos”, sostuvo.
Referente en la selección uruguaya
“Cuando empezás a jugar al fútbol está la ilusión de vestir la camiseta de tu país, a mí me abrieron las puertas muy temprano en la selección. Fui convocado por primera vez a las juveniles en diciembre del año 94 en una preselección de Víctor Púa. Tuve la fortuna de estar en todas las categorías y jugar mundiales, sudamericanos y copas américa. Fue una experiencia inolvidable”, contó.
El regreso a Uruguay
El arquero salió de Danubio en el 2000 directo a la Juventus y su regreso al fútbol uruguayo no se dio hasta el 2011 cuando se incorporó a Peñarol. Fue su sueño de niño, revela, siempre fue hincha de Peñarol —aunque en su corazón también está la franja— y quería llegar en un momento de su carrera que le permitiera jugar de buena forma.
Aunque las lesiones no lo dejaron en paz, tuvo continuidad y jugó de titular los primeros partidos de aquella Copa Libertadores 2011 en la que el equipo alcanzó la final.
Peñarol: un sueño cumplido
“Me tocó llegar bien a Peñarol, tenía 31 años y pude jugar. Después tuve que salir por lesión. El primer año fue bueno, el equipo logró llegar a la final de la Copa Libertadores, a pesar que no se logró el objetivo que era ser campeón, fue algo importante para el equipo y el fútbol uruguayo. El segundo año ya no me fue también”, dijo el arquero sobre su etapa en el mirasol.
Luego, las cosas no fueron tan bien y decidió partir. Tuvo un buen pasaje por Deportivo Quito pero decidió dejar el club por los problemas económicos que tenía el equipo.
Finalmente, regresó al fútbol uruguayo con la cabeza puesta en el bienestar de su familia, especialmente luego del quebranto de salud que tuvo su esposa mientras estaba embarazada que implicó que fuera operada. Entonces, llegó la llamada de Juventud de las Piedras, el equipo en el que jugó sus últimos minutos.
“Iba a estar seis meses porque mi cabeza no estaba en el fútbol, estaba en mi familia y me terminé quedando dos años y medio. Fueron espectaculares, el club creció muchísimo, se metió en un torneo internacional por primera vez en su historia y pasó la primera fase de la Copa Sudamericana”, recuerda.
En ese momento, revela, ya pensaba su carrera de a seis meses. Cuando se dio su llegada a Wanderers en 2017, los problemas de su espalda no cedieron y entonces colgó los guantes. “Fue una decisión planeada y la mejor”, concluye.
Danubio: el final que no fue
"Fue algo que siempre estuvo latente y fue una ilusión, no solo mía, sino la de mi padre que era hincha rabioso de Danubio y sus cenizas están atrás del arco donde va la hinchada. No sucedió, pero también entiendo la situación del equipo, yo tenía 36 o 37 años, había arqueros jóvenes con mucha proyección y Danubio es un equipo que exporta jugadores”, confesó.