Una pequeña de casi dos años se robó todas las miradas de la sede de Defensor Sporting el miércoles pasado. “Compró a todos”, cuenta muy orgulloso su padre, Facundo Bonifazi (27), que acaba de firmar contrato con la institución. Después de un año en donde las cosas no salieron como se esperaban y una campaña deficiente de Peñarol, prefiere ver el “vaso medio lleno” y pasar la página. Año nuevo, club nuevo para el lateral izquierdo.

De todos los equipos en los que ha estado Facundo se lleva lo positivo. Así inició su camino en el club del barrio a los cuatro años y cuando dejó el baby de Malvín Alto deambuló por algunos equipos, hasta que en Cuarta División se afianzó en Racing. Llegó por intermedio de Ernesto Garateguy, que era coordinador de juveniles y en 2016 debutó en la Primera de la mano de Santiago Ostolaza.

En esa época tuvo bastantes entrenadores, entre ellos Mauricio Larriera, responsable de llevarlo a Peñarol a inicios de año, y Pablo Peirano, que lo “hizo crecer”.

Jugó tres años y no renovó, así que quedó libre y tomó un destino inusual: Países Bajos. Un scout argentino que trabajaba allá y lo seguía le propuso ir al MVV Maastricht en la Segunda División. Al DT le gustaba la idea y al club también. Estuvo un año allá, aunque jugó solo nueve partidos y convirtió un gol. La pandemia lo obligó a volver a Uruguay, pero se arrepiente de haberse ido.

Foto: MVV Maastricht

Se arrepintió de irse de la que era una “hermosa ciudad para vivir”. No manejaba el inglés 100% y no había sudamericanos. En el vestuario escuchaba muchos idiomas, lo cual hacía más difícil la adaptación. “Estaba en la mía, costó la adaptación. El neerlandés de por sí es frío, es relación laboral y punto. El DT hablaba y no entendía, pero me lo explicaban un poco en inglés. Dentro de la cancha el idioma no era importante. Te hacías entender”.

“Fue una experiencia tremenda, siempre nos gustaría volver para plantar bandera por esos lados. Me fui con mi pareja”, cuenta sobre quien hace ocho años camina a su lado. Todo empezó con un ida y vuelta de chats en Facebook durante su primer año en Racing. En noviembre se unieron en matrimonio.

Instagram

“Con la pandemia se cortó la actividad y queríamos venirnos para acá. Logramos un acuerdo con el club y nos vinimos. Llegamos antes de que explotara todo. Después me arrepentí porque era una ciudad hermosa para vivir”, sostiene el lateral. Más allá de extrañar el cariño sudamericano y tener que aprender a señas y traducciones de sus compañeros lo que decía el entrenador, Facundo se llevó las mejores experiencias.

Francisco Flores/Archivo El Pais

En setiembre de 2020, cuando se retomó el fútbol en Uruguay, se unió al River Plate de Jorge Fossati, de quien le sorprendió el poder que tenía para hablar y que no volara una mosca. “Siempre volcaba sus vivencias, charlas muy enriquecedoras”.
Debutó ante Peñarol (2-1) y bajo el mando de este DT, Bonifazi jugó como carrilero en una línea de tres por primera vez, posición en la cual se sintió muy cómodo.

En 2021 tuvo al Chavo Díaz, un entrenador “más moderno y activo". Con él volvió a la línea de cuatro. “Venía con el recorrido del carrilero y me ayudó en el ida y vuelta como lateral”, explica sobre la ubicación que es de su preferencia. "Gustavo trata de sacar el máximo de cada uno en cada entrenamiento. Eso me ayudó muchísimo”, explica Facundo, que este período jugó en su posición natural. “Me gusta ir bien desde atrás para el ataque, pero también defender”, explica.

Archivo El Pais

Pese a los planteamientos tácticos distintos, en toda su etapa tuvo regularidad y buenos rendimientos que lo catapultaron para que pensaran en él. Esto y jugar en un grande no dejaron espacio para las dudas. Mauricio Larriera necesitaba un carrilero, a Facundo ya lo conocía de su pasaje por Racing y sus buenos rendimientos en el darsenero lo llevaron a elegirlo. Pero Peñarol no levantaba cabeza y en agosto el DT anunció su renuncia. “A nadie le gustó cómo se dio. Además de ser gran entrenador fue una gran persona con cada uno. Nos dolió a todos, pero había que seguir”, dijo el lateral, y añadió que “cuando llega un técnico nuevo (por Leo Ramos) se vuelve a girar el bolillero, empezamos bien y después volvimos al pozo. Termina un año malo, pero seguro para 2023 Peñarol levanta”. Bonifazi jugó 15 partidos (846’) entre Uruguayo, Copa AUF y Libertadores.

“Conocer al DT, lo que es Peñarol, el salto profesional. Todo sedujo para no dudarlo. Sí está la presión que tiene un grande, acá tenés que salir y ganar todo. Te lo hacen sentir día a día. No tuvimos el año que quisimos, pero fue una experiencia única y me ayudó a crecer. Entrenamos al 120%, estudiamos el rival... a veces vas a la cancha y no salen las cosas, entrás en una rosca negativa. No le encuentro mas explicación”.

El año no fue bueno para Peñarol y Facundo trató de mantenerse al margen de las redes sociales. “No se puede leer ni sobrepensar que estás haciendo todo bien o todo mal. En anónimo se dice cualquier cosa”, opina de las expresiones que copaban las plataformas tras cada partido. “Al principio te quedás con calentura de no lograr los objetivos y la tristeza de no lograr títulos. Pero luego pensás el haber estado en Peñarol y en agarrar esa experiencia y depositarla en Defensor”.

Pese a que Marcelo Méndez no lo dirigió, se encargó de comunicarse con él para demostrarle interés. Aunque también inclinó la balanza el hecho de jugar copas internacionales y los objetivos del club. “Es un cuadro muy importante en el medio y una vidriera importante. Me puedo adaptar muy bien al sistema”, expresa tras firmar por un año. Defensor regresa a los entrenamientos el 3 de enero con la mira puesta en el Serie del Río de la Plata, el Campeonato Uruguayo y la Copa Sudamericana.