PRIMER AÑO DEL EJECUTIVO DE AUF

Luego de haber estado mucho tiempo reclamando su lugar en la AUF, finalmente la Organización de Fútbol del Interior (OFI) lo obtuvo. No fue porque se lo concedieron, sino porque FIFA lo impuso. Sea como sea, allí está Fernando Sosa como integrante del Consejo Ejecutivo salvaguardando los intereses del fútbol no metropolitano. “Como en todo cambio hay una resistencia de la vieja AUF al nuevo estatuto y a intereses que no estaban contemplando. Pensamos que va a durar un tiempo, pero ya hay señales de que no es una opción válida para resistir”, dice Sosa.

Asegura que este Ejecutivo ha “sorteado este primer año de un nuevo modelo con una unidad muy fuerte” y que la distribución de roles que se ha hecho “nos permite tener un diagnóstico mucho más claro de la problemática del fútbol y buscar soluciones a medida para cada nicho, porque las necesidades de OFI no son las mismas que las del fútbol profesional”.

Sosa asegura que nada de lo que se encontró hace un año cuando asumió en el Ejecutivo de la AUF lo sorprendió. “Me encontré con lo que pensaba: hay un gran desconocimiento y desmerecimiento a lo que hace OFI y su red de 700 clubes en cuanto al valor que aporta al desarrollo del fútbol. Cuando hablamos que jugadores como Suárez, Cavani, Godín, Bentancur, Torreira y ‘Josema’ son futbolistas que alguna vez pisaron canchas de OFI y no se considera que allí cumplieron su proceso formativo, es darle la espalda a una usina generadora de valor que no es sustituible”, argumenta.

Resalta que “el interior es exportador de futbolistas hacia Montevideo y cimiento de más del 60% de la matriz del fútbol profesional”. Sosa aclara que el aporte de OFI “no va por el lado de la integración deportiva. No es como históricamente se ha pensado que los clubes de OFI quieren competir a la par con los de Montevideo. OFI es desarrollo y ese es el concepto más cuidado, porque es en definitiva el elemento multiplicador de futbolistas profesionales”.

Es por ello que asegura que seguirá bregando por la aprobación de la Copa Uruguay. “Permite una interacción política y social única. Esto lleva además a un intercambio de conocimientos de valor, porque hay una asimetría enorme entre los técnicos del Interior y los de Montevideo; también entre los árbitros. Y justamente este tipo de torneos es excusa para que el fútbol metropolitano vea allí una oportunidad y no una amenaza. Es la posibilidad de generar un ecosistema virtuoso al que algunos se vienen resistiendo”.