TORNEO CLAUSURA

Desde tempranas horas del domingo, el clásico empezó a vivirse de una manera muy especial. Mientras a los hinchas de Nacional les tocó madrugar un poco más debido al riguroso protocolo que debieron cumplir, los fanáticos de Peñarol esperaban su fiesta en el Estadio Campeón del Siglo.

La zona del aeropuerto viejo se empezó a teñir en tres colores pasadas las 10:00 de la mañana y tuvo un movimiento importante hasta las 12:45, hora en la que salió el último ómnibus con simpatizantes hacia el escenario.

Pasadas las 13:00 horas, los 2.000 fanáticos tricolores que consiguieron su boleto para el clásico ya estaban dentro del estadio para vivir el partido que terminó en empate sin goles, pero que tuvo muchas emociones, dentro y fuera de la cancha.

Es que si bien en el campo de juego hubo fútbol, encontronazos y alguna polémica, en las tribunas reinó el colorido de la máxima fiesta que tiene el fútbol uruguayo.

Es que ya desde el momento en el que empezaron a ingresar los hinchas de Peñarol al escenario, el cruce de cánticos comenzó a reinar y luego, cada parcialidad se encargó de dejar la garganta para alentar a su equipo.

Pero además de los cánticos, el color también dijo presente. En las tres tribunas que le tocó ocupar a los carboneros y en la restante que fue para los tricolores, hubo fiesta.

En la Gastón Güelfi, la parcialidad de Nacional mostró sus banderas y paraguas de tres colores y hasta se encendieron tres bengalas, dos de ellas que fueron lazadas al campo de juego. Esos elementos estaban prohibidos.

Por el lado del local, la Tribuna Frank Henderson, la Washington Cataldi y la José Pedro Damiani se tiñeron de amarillo y negro con tirantes de ambos colores, banderas, globos y también gigantografías alusivas al club aurinegro en una fiesta que tuvo como principales protagonistas a Los Pibes del Palacio, con los colectivos que sirvieron para recolectar fondos y que como contrapartida ofrecerán números de rifa con indumentaria y marchandising del club.

También hubo humo de colores y ese era otro de los elementos que estaba prohibido cuando se dio a conocer el operativo de seguridad.

Pero lo cierto es que el clásico tuvo la verdadera fiesta en las tribunas, donde los hinchas de Peñarol y Nacional le pusieron calor y color a un partido que dentro de la cancha no brilló.