Fossati: lo "jodido" del caso Avellino, la puerta que no cierra en la selección y el club que sueña dirigir

En entrevista con Ovación, el entrenador reveló el consejo que le dio a los jugadores que usan el celular y se solidarizó con su preparador físico, acusado de racismo.

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Jorge Fossati en su arribo a Lima para dirigir a Universitario de Perú.
Jorge Fossati en su arribo a Lima para dirigir a Universitario de Perú.

Jorge Fossati es uno de esos entrenadores chapados a la antigua. No usa redes sociales, está convencido de que la palabra todavía vale y rara vez habla de un colega suyo.

A los 70 años, aún sigue teniendo momentos en donde peca de cascarrabias, aunque hoy canaliza las frustraciones por otro lado. Pone los “códigos del fútbol” por encima de todo y se escuda en que las mejores experiencias le llegaron cuando menos se lo esperaba, sin necesidad de estar ofreciéndose.

En su galería de ganadores, todavía guarda un espacio para el grupo de hombres que eligió para vestir la camiseta de la selección uruguaya cuando fue el técnico entre 2004 y 2005, su mayor “privilegio”.

Casi no existe casete en su libreto, y eso se ve a la legua. A tal punto que a veces se le escapa alguna mala palabra. Aunque para todo tiene un por qué: prefiere ser frontal y es bajo esa premisa que se presenta en la actualidad como DT de Universitario, con una fórmula que, por ahora, parece estar dándole resultado.

—Está primero con Universitario en Perú y la gente le reconoce su trabajo. ¿Cómo lo consiguió en tan poco tiempo?

—Desde el primer día hemos recibido un altísimo respeto, un reconocimiento a lo que ya hemos transitado. Como muchas veces pasa, los uruguayos somos medio complicados y nos valoran más afuera que adentro. Lo digo hasta con cierto rubor, pero no decirlo sería ser desagradecido con esta gente que nos trata con un cariño y un respeto muy grande. Hemos pasado por alguna situación de frustración y, sin embargo, se ha mantenido ese respeto que esperamos devolver con una alegría.

—A medida que pasan los años, se amplía la diferencia de edad que tiene con sus jugadores más jóvenes. ¿Cómo hace para llegarles y que no se note tanto la brecha? ¿Qué le pasa cuando, por ejemplo, los ve usando el celular?

—Hay que adaptarse en el día a día. No fue que empecé con 40 años y de un día para el otro cumplí la edad que tengo ahora (70). Se ha dado que nosotros prácticamente hemos trabajado siempre y eso te va enriqueciendo y haciendo adaptarte, al igual que lo hacés como padre y abuelo, en mi caso, sin dejar de lado la escala de valores que tenés, pero tratando de pasarlos y de inculcarles cosas que fueron fundamentales en el 1900 y que, más allá de modismos, lo siguen siendo. No me hace mucha gracia que estemos mirando el celular. ¿Me parece que está bien? No, no debería hacerse. Pero yo a la edad de ellos no lo miraba porque no tenía, entonces no sé cómo hubiese sido a los 20 y pocos años. Trato de decirles que si estamos en una cena aprovechen al compañero para charlar de cosas que no van a encontrar en YouTube o en Facebook. La comunicación personal es irreemplazable.

Sebastián Avellino en un entrenamiento con Universitario.
Sebastián Avellino en un entrenamiento con Universitario.
Foto: Universitario.

—¿Cómo le pegaron las repercusiones del caso de su preparador físico, Sebastián Avellino, (acusado por presuntos gestos racistas en Brasil)?

—Fue muy duro. Yo no justifico nada, pero hay que mirar todo el contexto. En mi propio país se empieza a aceptar como normal que el hincha tiene derecho a todo: te puede recontraputear, tratar de lo que sea, insultar a tu familia o, como en este caso, agredirte arrojándote cosas. El hincha, en general, se acostumbró a que tiene derecho a todo y no es así. ¿Por qué no lo cortamos a eso de entrada? Tal vez porque tenemos miedo o porque usamos a algunos hinchas para beneficio propio. Entonces, esto viene de hace años y va creciendo. Me preocupan las generaciones que vienen, porque si no se toma consciencia de todo esto, con decirle a un jugador, técnico o preparador físico que no reaccione por dos horas y pico no solucionás nada. Se habla de una imagen que apareció dos días después (un video en el que se lo ve haciendo el gesto de un mono), pero no se habla de todo lo anterior. Mientras hablemos del efecto, pero no de la causa, no vamos a arreglar nada.

—¿Qué se sabe de él? ¿Cómo está?

—Está bien respecto a lo que estaba antes. Lo que pasó fue jodido de verdad. Fueron 11 días que no los quiero ni para mi peor enemigo. Es un muchacho fuerte, de fe, que tiene una familia divina y un gran carácter. Ahora, con la posibilidad que le han dado de dedicarle horas del día al trabajo (fue liberado) lo ha ayudado y mucho. En esto hay que remarcar el apoyo incondicional que hemos tenido desde el club. El propio presidente se quedó en Brasil lo que hizo falta y él mismo lo acompañó en ese comienzo de calvario que vivió. El proceso continúa y son cosas que deberá ver la Justicia. Todos los de alrededor estamos preocupados. Vos decís “ya está, no va a pasar nada”. Sí, pero ¿y?

Jorge Fossati dirigiendo a Universitario de Perú.
Jorge Fossati dirigiendo a Universitario de Perú.
Foto: AFP

—Lo saco de este episodio desafortunado. Usted siguió en su cargo, que, entre otras cosas, le implica mirar muchos partidos de fútbol a diario. ¿Qué opinión le merece la actuación de Sergio Rochet en los penales contra River?

—Es un muchacho que ya no es una novedad para nadie. Hizo una gran campaña en Nacional, para mí, hasta unos meses antes del Mundial, que ya no lo vi igual. En el Mundial lo llegué a ver, al principio, nervioso. Creo que aquel penal contra Ghana le vino bien para aplomarse en lo poco que Uruguay jugó después. Es un arquero de grandes condiciones. No me extrañó porque ya lo he visto patear algún penal antes, pero no es por ahí que lo destaco. Lo importante es cómo ataja; no si patea bien o mal un penal.

—Entonces hablemos de cómo ataja. ¿Lo ve como el referente del arco en la selección o hay otros candidatos?

—Hay varios arqueros uruguayos de muy buen nivel. Rochet me gusta y en el partido lo vi firme y seguro. Si es quien debe ser el referente, ya es otra cosa. Él ya tiene la experiencia de un Mundial arriba.

—Y de Fernando Muslera, que tiene la experiencia de tres Copas del Mundo, ¿qué me dice? ¿Está bien que Marcelo Bielsa lo cite?

—Es que no sé cómo está Fernando. No estoy en el día a día, pero me hicieron dudar en el propio Mundial. Si no jugó, supongo que era porque no estaba bien. Si estaba bien, no había razón para que no jugara. Para ver mejor a un muchacho por sobre otro que tiene tres Mundiales arriba es bravo. Debió ser que Fernando no llegó bien. No me puedo olvidar que estuvo lesionado en los últimos partidos de la Eliminatoria. De ahí la oportunidad para Rochet, al que después lo bancaron.

Jorge Fossati al frente de la selección uruguaya. Foto: Archivo El País.
Jorge Fossati al frente de la selección uruguaya.

—El primero que apostó por Rochet de titular fue Diego Alonso, que hoy ya no sigue siendo siendo el entrenador. ¿Es comparable a su ciclo en Uruguay? ¿Ve como injusto que no haya seguido?

—A mí en su momento me ofrecieron continuar, pero no me gustaría compararlo con lo de Diego sin conocer los detalles. Sí me extrañó (que no siga) porque yo estaba en el Mundial y el propio Ignacio Alonso dijo que si él seguía, (Diego) Alonso seguiría. En esto no hay justo o injusto; es coherente o incoherente; es si se pusieron de acuerdo o no. A veces en el mundo del fútbol se hacen muchas cosas por política. No tengo idea qué pasó. Nunca más vi a Diego y con Darío (Rodríguez) tampoco hablé. Nunca entendí por qué demoró tanto el tema, pero ya se decidió lo que se decidió y no estoy a favor. De lo único que no tengo dudas ahora es de que soy hincha de la selección y no puedo hacer otra cosa que desearle lo mejor.

—¿Ya cerró la puerta para volver a la selección usted?

—No cierro ninguna puerta; tampoco abro ninguna con palabras. Trato de concentrarme siempre en el lugar donde estoy. Siempre con la fe de que si Dios me puso acá, este es el lugar en donde debo estar.

—No le gusta ofrecerse...

—Exactamente, y mucho menos cuando hay un técnico trabajando. Si te digo que soy uruguayo y quiero lo mejor para mi selección, no puedo estar esperando que a Marcelo le vaya mal, que se aburra o pase algo para que me llamen a mí.

EL EQUIPO. Fossati quiere mantener la base de la Copa América, pero evalúa los 
rendimientos 200x250
Fossati como DT de Uruguay.

—Dejará que pase lo que tenga que pasar...

—Lo tengo como norma y se lo digo a las generaciones más jóvenes: lo más lindo que me pasó en el fútbol y lo que más orgulloso me puso, que fue dirigir a la selección uruguaya, me pasó sin esperar nada a cambio. Fue un reconocimiento y hasta hoy guardo cariño por aquellos jugadores.

—¿Y Peñarol? ¿No le pica el bichito para volverlo a dirigir?

—Estoy en Universitario, concentrado y feliz de estar acá. No hablo de lugares en donde, primero, no me considero nadie como para que me tengan que tener en cuenta. Lo segundo es que hay un colega trabajando y me prohíbo estar hablando de posibilidades. En el único lugar donde puedo sentirme que soy alguien desde los sentimientos más puros es en Goes. Si llego a Goes y no me da la posibilidad de dirigirlo, ahí me voy a sentir ofendido.

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