Francia inició plan para convencer a FIFA de trasladar sede a París: el proyecto promete ahorrarle millones

El gobierno de Macron promete una sede libre de impuestos en un plan para atraer a la FIFA; partidarios y detractores de la propuesta afirman que pretende tentar a un organismo rector en particular.

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Sede de la FIFA.
Sede de la FIFA.
Foto: AFP.

The New York Times
Los legisladores franceses votarán un plan promovido por el gobierno del presidente Emmanuel Macron que animaría a los organismos deportivos internacionales a trasladarse al país prometiéndoles lo que los críticos han tachado de “regalo fiscal” no disponible para la mayoría de las empresas y ciudadanos franceses.

El plan, presentado como enmienda al presupuesto del gobierno para 2024, recompensaría a las organizaciones que se trasladen eximiéndolas, a ellas y a sus empleados, de una amplia gama de impuestos de sociedades, sobre la propiedad y sobre la renta, un ahorro que podría ascender a millones de dólares cada año.

Entre los posibles beneficiarios figuran los organismos rectores de una amplia gama de deportes, incluidas más de 30 federaciones internacionales reconocidas por el Comité Olímpico Internacional. Pero tanto los partidarios como los detractores de las exenciones fiscales afirman que su objetivo es atraer a un organismo rector en particular: la FIFA.

La FIFA, organismo rector del fútbol mundial, tiene su sede en Zúrich desde 1932. Pero en los últimos años, sus dirigentes han debatido un traslado en medio de frustraciones con la vida en Suiza, que fue el escenario no sólo de su crecimiento hasta convertirse en un gigante comercial de miles de millones de dólares, sino también de su mayor escándalo.

Consciente de ese descontento en sus más altas esferas, Francia espera traer a casa a la FIFA, que nació en París en 1904.

El presidente francés Emmanuel Macron.
El presidente francés Emmanuel Macron.
Foto: AFP.

Los políticos franceses que crearon el plan fiscal dijeron que esperaban que atrajera a los organismos rectores ofreciéndoles el tipo de ventajas fiscales que hasta ahora estaban disponibles en pocos países europeos más allá de Suiza. Según la propuesta, las organizaciones que se trasladen quedarían exentas de impuestos de sociedades, impuestos locales sobre la propiedad e incluso gravámenes sobre algunos de sus ingresos. Los ejecutivos y empleados que se trasladen estarían exentos del impuesto sobre la renta durante al menos cinco años.

“No podemos hacer ojos gordos con el tema de la FIFA”, dijo Mathieu Lefèvre, diputado de Renacimiento, el partido político fundado por Macron, y firmante de la enmienda que el Parlamento abordará en una votación el miércoles. “La FIFA es muy importante”.

La enmienda que concede un estatus fiscal favorable a las federaciones deportivas, según Lefèvre, es similar a otros cambios recientes a favor de las empresas promulgados por el gobierno francés, incluidos los esfuerzos para atraer a algunos grandes bancos a París desde Londres después de que Gran Bretaña votara a favor de abandonar la Unión Europea en 2016. “Queremos que Francia vuelva a ser grande”, dijo Lefèvre.

Al igual que algunas otras medidas que fueron criticadas por favorecer a las empresas en detrimento de los trabajadores -en particular los cambios de este año en el sistema de pensiones de Francia, que aumentaron la edad de jubilación del país-, el impulso para atraer a las federaciones deportivas a través de beneficios fiscales no goza de apoyo universal. El Senado, cámara alta del Parlamento francés, votó recientemente la supresión del texto relativo a las federaciones deportivas del documento presupuestario del Gobierno.

“Regalo fiscal”

“Las palabras de los senadores fueron bastante firmes, cuando todo el mundo pensaba que era una especie de escándalo, una tontería, que era algo que realmente no había que hacer”, declaró Jean-Claude Raux, legislador de la oposición. Pero en una señal del compromiso con la enmienda, los legisladores reelaboraron la medida para asegurarse de que se incluía la propuesta.

La ministra de Deportes francesa, Amélie Oudéa-Castéra, defendió la propuesta de ley en una reciente comparecencia ante los diputados, en la que rechazó las afirmaciones de que equivalía a un “regalo fiscal” para las federaciones deportivas. En su opinión, la ley simplemente situaría a las federaciones deportivas internacionales en un marco del que ya disfrutan otras organizaciones internacionales con sede en Francia.

Pero a diferencia de esos organismos, entre los que se encuentra la UNESCO, la organización cultural de las Naciones Unidas, la FIFA es un monstruo con casi 2.000 empleados, intereses comerciales mundiales e ingresos multimillonarios. Recientemente calculó que el ciclo de cuatro años hasta la Copa del Mundo de 2026 en Norteamérica, por ejemplo, generaría unos ingresos de 11.000 millones de dólares.

Los políticos franceses, entre ellos Oudéa-Castéra, se han esforzado en señalar que las exenciones fiscales se limitarían a las actividades no comerciales de la FIFA, es decir, a las partes de la organización responsables de gobernar y desarrollar el fútbol en todo el mundo. Pero no está claro cómo piensa Francia hacer esa distinción.

La FIFA declinó hacer comentarios sobre los cambios propuestos. Sin embargo, bajo la presidencia de Gianni Infantino, en los últimos meses se han intensificado los esfuerzos para trasladar algunas operaciones importantes fuera de su sede de cristal y acero de Zúrich. La FIFA ya ha anunciado que trasladará la mayor parte de su departamento jurídico a Miami. Y ha abierto oficinas satélite en Sudamérica, África y Asia como parte de la ambición de Infantino, tantas veces citada, de hacer de la FIFA una organización “verdaderamente global”.

Infantino, el beneficiario

Gianni Infantino podría ser uno de los principales beneficiarios de la propuesta de exención del impuesto sobre la renta: Su salario antes de impuestos y su paquete de bonificaciones ascendieron a 3,9 millones de dólares, según las cuentas más recientes de la FIFA. También supervisó la apertura de otra sede de la FIFA en París, en 2021. La sede de la FIFA en la capital francesa, situada en el opulento Hôtel de la Marine, incluye un despacho reservado para Infantino con vistas panorámicas a algunos de los monumentos más populares de la ciudad, como la Torre Eiffel. Actualmente alberga el departamento de la FIFA responsable del desarrollo del fútbol mundial.

El legislador Lefèvre afirmó que atraer a la FIFA sería un golpe de efecto para la imagen mundial de Francia. Otros se mostraron menos efusivos sobre las implicaciones de la asociación.

Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
Foto: AFP.

Infantino solo fue elevado a la cúpula de la FIFA después de que un escándalo de corrupción en 2015 provocara la caída de su anterior dirección. Desde entonces, ha hablado con frecuencia y rotundidad sobre una organización reformada. Sin embargo, decisiones recientes han provocado un renovado escrutinio sobre la forma en que la FIFA lleva a cabo sus actividades. Un cambio reciente en las normas de la organización permitirá teóricamente a Infantino permanecer en el poder más allá del límite de 12 años de mandato. Otro ha otorgado los derechos de organización de la Copa Mundial de 2034 a Arabia Saudí, para sorpresa de algunos de los propios países miembros de la FIFA.

Belkhir Belhaddad, un legislador francés que se opone a la enmienda fiscal, dijo que las operaciones de la FIFA deben estar sujetas a una mayor supervisión si se aprueban los cambios.

“Estas organizaciones deportivas son importantes, son útiles, tienen una relevancia económica, financiera y social”, dijo Belhaddad. “En el mundo en que vivimos hoy, las necesitamos. Pero hay que regularlas. ¿Cómo lo hacemos? ¿Quién se encarga de ello?”.

Las propuestas de un nuevo estatuto fiscal específico para los organismos deportivos internacionales también recibieron una evaluación negativa del Conseil d’État, el más alto tribunal administrativo de Francia, que recibió una versión preliminar en septiembre. El tribunal emitió un dictamen negativo por considerar que tal medida constituía una “violación de la igualdad fiscal”, según la prensa francesa.

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