INFORME
“Tola” Antúnez, Marini y Tejera analizan si es posible sostener una propuesta deportiva en un ámbito que califica a los técnicos como “desechables”.
En los últimos 20 años la Primera División del fútbol uruguayo ha visto pasar a 198 entrenadores por los diferentes equipos, y muchos de ellos han repetido mandatos ya que los clubes cambiaron 248 veces sus técnicos. Entonces, ¿se podría decir que existen los proyectos a largo plazo en el fútbol uruguayo? ¿O no hay plan que se sostenga si no se obtienen resultados de inmediato?
Pablo Marini, director técnico de Montevideo City Torque, considera que los datos son elocuentes y “no hay dudas de que en Uruguay no se priorizan los proyectos a largo plazo”, pero reconoce que hay tres casos que son un ejemplo en el fútbol nacional: Juan Ramón Carrasco en Fénix, Francisco Palladino en Deportivo Maldonado y su propio trabajo en Montevideo City Torque. Todos los mencionados tienen la peculiaridad de que hace al menos dos años encabezan la propuesta deportiva de los clubes.
Por su parte, para Juan Tejera, técnico de Boston River, que ha dirigido a siete clubes en las últimas dos décadas, la continuidad de un técnico está supeditada a la consecución de objetivos: “Los técnicos somos todos interinos. Cuando arranqué el Clausura pasado y ganamos 10 puntos de 12 estaba todo bien; pero cuando perdí 18 seguidos estaban pidiendo mi cabeza”, manifestó. Además, aclaró que, a pesar de esa dependencia, “cuando uno trabaja en proyectos serios puede obtener resultados”.
Tejera y Marini tienen objetivos diferentes en sus clubes: uno viene de salvar a su equipo del descenso en la última fecha, el otro está disputando la Copa Sudamericana; sin embargo, los une un mismo pensamiento: ante la adversidad, “el fusible” o el “hilo más fino” en el ambiente del fútbol siempre es el técnico.
Entonces surge la interrogante: cuando no se obtienen los resultados, ¿el máximo responsable es el director técnico? Para el conductor del “Sastre” también influye la “carencia” de los dirigentes en la nominación de los entrenadores. Y lo argumenta mediante dos ejemplos: “Nacional cambió tres veces de entrenador en el último campeonato y salió campeón. Cuando estuve en Racing en 2019, tuvo tres técnicos y bajó. O sea que la mayoría de las veces no es un tema de los entrenadores tampoco”.
Dicha afirmación coincide con una investigación publicada por ESPN en marzo de 2021 que afirma que el 83% de las veces que Nacional y Peñarol modificaron al entrenador en el transcurso de una temporada, terminaron perdiendo el campeonato. Además, el caso del tricolor es aún más notorio: ocho de las 13 veces que respaldó el proyecto de un técnico salió campeón, o de lo contrario alcanzó la final. La única vez que no llegaron a la definición fue con Gustavo Munúa en la temporada 2015-2016.
En este sentido, ¿de qué manera contribuye el cambio constante de entrenadores en la formulación de proyectos exitosos? Para Julio César Antúnez, experimentado entrenador que desde 2001 en adelante ha dirigido en ocho clubes de nuestro país, resulta “demagógico” hablar de esta palabra en el ámbito del fútbol. “No existen los proyectos en este país. El único proyecto que se respetó fue el de Washington Tabárez”.
Y apuntó a la cúpula dirigencial como los máximos responsables del problema: “Te hablan de proyectos gente que se sienta en la Asociación Uruguaya de Fútbol y no sabe absolutamente nada de fútbol. No me hablen de proyecto. Háblenme de manoseo, háblenme de incapacidad, háblenme de gente que saca provecho de las situaciones”, destacó el “Tola”.
Además, el entrenador que tuvo su última campaña en Cerro durante 2019, dijo que en el ambiente del fútbol todo el mundo cree saber de esta profesión: “Hoy por hoy cualquiera es gerente deportivo y dice: 'Estoy gerenciando a tal equipo', pero lo único que se buscan son negocios con el fútbol”.
Antúnez sostiene que ese “manoseo” del que habla llega a tales extremos que “a chiquilines con 18 o 20 años se les ponen cláusulas de contrato elevadas”. ¿Por qué? “Porque el fútbol es un negocio muy sucio de gente que vive para lucrar de todo esto. Y eso da tristeza”.
¿Ahora bien, estamos en condiciones de afirmar que no existen los proyectos en nuestro ámbito? ¿O existen casos en los que se genera una convergencia entre directiva, cuerpo técnico y jugadores para enfocarse en cumplir ciertos objetivos?
Marini encabeza el proyecto deportivo del Grupo City y es uno de los casos en los que los objetivos no han sido revocados por los resultados. En 2018 le tocó descender con Montevideo City Torque a la Segunda División, pero desde el club confiaron en él para devolverlo a primera con una identidad de juego definida: “Siempre lo agradezco porque, si vamos a las estadísticas, no es común; pero se habían planteado varios objetivos y uno, el deportivo, que para muchos es el más importante, para otros no es determinante para tomar decisiones apresuradas”, destacó.
Tras una temporada, Torque cumplió su propósito de regresar a Primera División. “Todos nos decían: 'Cómo van a jugar de esta manera en el ascenso con las canchas que hay', y los jugadores entendieron la idea”, manifestó Marini. A su vez, para él lo relevante es que no solo se salió campeón, sino que “se fortaleció una línea de juego que hoy por hoy se va mejorando”.
El caso de Tejera también es una muestra de una planificación deportiva.
El entrenador dijo que desde el club confían en su trabajo y que están muy bien organizados para hacer una buena temporada. Además, señaló que, al tener la participación de una Sociedad Anónima en la sección deportiva, lo que debe hacer es “proyectar futbolistas jóvenes del club para poder comercializar”, pero aclaró que no tiene tanta relevancia si salen campeones o clasifican a copas, aunque pretende hacerlo para la temporada 2021-2022. Sin embargo, el inconveniente que él identifica es que “en líneas generales, en los clubes que no están gerenciados por estas sociedades, los proyectos no existen”.
Las estadísticas son determinantes en el fútbol uruguayo y demuestran que el cambio de entrenador no siempre garantiza la obtención de resultados. Es más, Cerro y Danubio son los equipos que más veces han cambiado de entrenador durante la temporada en las últimas dos décadas, con 27 y 18 ocasiones en sus respectivos casos; y hoy están en Segunda División.
Esto no quiere decir que hayan descendido por ese motivo ni mucho menos, pero sí que afectar la continuidad de los procesos puede atenuar el rendimiento de los equipos.
El “Tola” Antúnez entiende que en el mundo del fútbol “si se pierde, se pone otro y el entrenador es desechable”. En este orden, para Tejera los técnicos deben “hacer un mea culpa” para que los clubes no estén “jugando” con ellos. “Debemos decirles: 'No renunciamos y, si nos quieren echar, que paguen lo que tienen que pagar'. La mayoría nos vamos y no cobramos”.