Por Ángel Asteggiante
El hincha de Nacional se fue el viernes del Gran Parque Central con preocupación tras el empate sin goles ante Cerro Largo por la segunda fecha del Torneo Apertura.
Son los primeros puntos que el equipo deja en el Torneo Apertura, pero a eso se le suma la derrota en la Supercopa ante Liverpool y los cuatro amistosos de pretemporada que no pudo ganar y encima en todos cayó por penales (incluido el clásico).
El análisis del momento tricolor responde a varios factores: un entrenador nuevo y que recién está conociendo el medio, las salidas de algunos jugadores que fueron la base del equipo campeón (Pumita Rodríguez, Mathías Laborda, Felipe Carballo y Luis Suárez) y también un poco la mala liga con las lesiones (Pancho Ginella, que aún no volvió, o Federico Martínez al inicio del año).
En ese contexto, la llegada de Gastón Pereiro (27) a Nacional tras ocho años en el exterior alimentó el sueño de los hinchas. Sin embargo, hasta el talentoso mediopunta solo pudo mostrar algunos chispazos de lo que puede hacer.
A continuación, un análisis con las razones.
Falta de ritmo
Pereiro regresó a Nacional falto de continuidad. En la última temporada en la Serie B con el Cagliari había jugado 239 minutos más otros 137 en Copa Italia. En ninguno de esos casos jugó un partido entero. La última vez que completó 90’ fue el 13 de febrero del año pasado, hace casi un año. En estos tres primeros partidos oficiales con Nacional fue sustituido a los 72’ (Supercopa ante Liverpool), 65’ (primera fecha con Liverpool nuevamente) y 59’ (Cerro Largo).
“Hacía tiempo que no jugaba una cierta cantidad de partidos seguidos. Me vengo sintiendo mejor, conociendo día a día a los compañeros. Se dio todo muy rápido”, explicó la semana pasada el propio jugador a Sport 890.
La posición en la cancha
Pereiro todavía no fue utilizado por el entrenador Ricardo Zielinski en su puesto natural: suelto, por detrás de los delanteros para lanzar al resto. Hasta el momento se lo vio mayormente volcado a una de las bandas. “Me está pidiendo que juegue recostado a la derecha. También me voy conociendo más con los jugadores de ese sector. Lo que me pide es que agarre la pelota, que me suelte para jugar, y creo que poco a poco me voy sintiendo más cómodo”, comentó.
Los problemas en el mediocampo
La indisimulable salida de Carballo sumada a la lesión de Ginella, su sustituto natural, le generó un problema enorme a Nacional.
El equipo perdió consistencia en el mediocampo, a pesar del desgaste constante que hace el Torito Rodríguez, y por momentos queda partido en la cancha. Le cuesta recuperar la pelota y generar circuitos de juego del medio hacia adelante. Ese panorama es contraproducente para que Pereiro pueda encontrar su mejor versión.
Un equipo con falencias y en construcción
Nacional no solo muestra falencias en la mitad del terreno. En todas las líneas presentó momentos flacos en este 2023, incluso en el arco con Sergio Rochet que fue su gran bastión de las últimas temporadas.
Pereiro llegó en un equipo que perdió la columna vertebral del año pasado y que aún no pudo terminar de aceitar sus nuevas piezas.
Las dificultades de nuestro medio
El fútbol uruguayo suele ser siempre difícil para los talentosos e incluso para los consagrados que vienen del exterior. Hasta Luis Suárez tuvo que sortear el año pasado varios pasajes de partidos donde le costaba sentirse cómodo a pesar de que en el balance general salvó el examen con creces. Lo mismo Diego Forlán unas temporadas antes en Peñarol. Hay menos espacios, más fricción y se corta mucho más el juego. Se tiene que adaptar.