INTERMEDIO
El defensa dice que se reencontró con Daniel Carreño porque se alinearon los planetas, que regresó para respaldar a los más chicos y devolverle al club lo que le dio.
Wanderers hizo un gran partido frente a Progreso, le ganó por 3 a 0 y se encaramó en lo más alto de la serie A del torneo Intermedio. El defensa Gerardo Alcoba regresó a su casa hace menos de dos meses y disfruta mucho del momento bohemio.
"Progreso es un club históricamente incómodo para Wanderers y siempre nos complica la vida. Y nos ha ganado más que nosotros a ellos. En los primeros minutos nos dominó y no le encontrábamos la vuelta. Tratamos de hacernos fuerte en lo defensivo porque veíamos que iba a estar complicada la cosa. Pero el partido se abrió con un gol de esas genialidades que tenemos con la gente de arriba y empezó a tomar otro tono. Después del segundo gol Progreso se cayó anímicamente, como nos hubiera pasado a nosotros", analizó Alcoba, de muy buen partido ante los Gauchos.
"Todavía no hemos podido desplegar totalmente lo que queremos, este fútbol es muy difícil y cambiante. Y hay que adaptarse a un montón de cosas. Pero tenemos un par de virtudes que las pulimos bastante y creo que conseguimos el triunfo en base a eso. Ayer hablaba con el profe (Guillermo González) y le decía que recién en este partido nos sentimos 100% físicamente, livianitos, porque un cambio de entrenador siempre genera un desgaste y un cansancio extra por el cambio de metodología. Pero en este partido nos sentimos muy bien en lo físico y fue una de las claves para ganar el partido", dijo quien comenzó a entrenar en los primeros días de octubre, unos días antes de la llegada de Daniel Carreño.
"Había pocos lugares en donde me podía sentir tan bien como en Wanderers. Y se dio la posibilidad de volver. Y a la semana llegó Daniel (Carreño). Se alinearon los planetas, porque ya nos conocemos y para nosotros que Wanderers comience a repuntar nos hace sentir doblemente orgullosos porque tenemos eso extra con el club. Nacimos ahí y nos genera algo especial. Por más que hay mucha gente que me identifica con Peñarol, yo tengo una historia en Wanderers. Ahí debuté en Primera, ahí fui capitán muy joven, ahí jugué con mi hermano y ahí recibí mi primera citación a la selección", explicó y aseguró que encontró al Parque Viera cambiado en muchas cosas, pero en las más importantes no.
"El Viera esta muy cambiado, pero hay cosas que no cambian, como lo humano que es lo más importante. Lo humano no cambia nada. Pueden cambiar los azulejos, los vidrios, las paredes, pero las experiencias de vida no".
Alcoba reconoce que puede haber crecido en sus experiencias afuera. Jugó en Colón de Santa Fe, Liga de Quito, Pumas, y Santos Laguna en México y Tigre en Argentina, pero tiene claro su objetivo en el club donde se crió: respaldar a los más chicos. "A los Veglio, a los Quagliata, los Araujo, los Izquierdo; que se sientan respaldados y que puedan tener una persona que los ayude a cumplir con sus sueños. Y verlos romperla cada fin de semana me llena de orgullo. Y mi otro objetivo es devolverle a Wanderers todo lo que me ha dado. Me fui muy joven encandilado con las luces de un grande, que es normal, más del que fui hincha siempre. Y hoy le quiero devolver todo a Wanderers desde lo humano".
Una de las alegrías más grandes que ha tenido desde su retorno es el reencuentro con excompañeros con los que se ha enfrentado. "Me dan la bienvenida al fútbol uruguayo y me agradecen por haber vuelto. Me tocó el lunes con Rodrigo Viega a quien conozco de gurí chico y ahora esta hecho un señor que me saludó con los ojos brillosos. O con Enzo Borges, o Andrés Rodales, con los que jugué y compartí dentro y fuera de la cancha. Que ellos me den un abrazo cálido es impagable. Porque podés ganar y ser campeón, pero esas cosas no te las paga nadie".