Gonzalo de los Santos (47) tuvo una vida antes y después de ser futbolista. No dejó que el retiro apagara una llama que se mantuvo viva por 20 años y se reinventó. Primero como entrenador, después como gerente deportivo, docente y periodista, hasta llegar al rol de intermediario. Todo con el afán de seguir cerca de el que fue su primer amor de niño: la pelota.
Hoy, a sus 47 años, su corazón se reparte en dos: Peñarol y Uruguay por un lado, y Málaga y su familia por otro. Dedica todas sus mañanas a un centro deportivo llamado URUFit, otra parte del día presta su tiempo para aprender de inversiones y, aunque no descarta volver a su país, el futuro aún es una incertidumbre.
- Te retiraste del fútbol con 34 años y no paraste. Fuiste director técnico, gerente deportivo, trabajaste como periodista, tuviste un complejo deportivo y ahora sos intermediario. ¿Siempre tuviste la idea de seguir vinculado al deporte?
- Siempre. Primero, porque soy un apasionado del fútbol y le estoy agradecido eternamente. Es el deporte más importante para mí y es lo que me dio la posibilidad de ser quien soy. Siempre tuve un lazo. Cuando me retiré, fui entrenador de la Liga Universitaria, de Miramar Misiones; fui director deportivo de Peñarol; jugué en el papi fútbol del (Colegio) St. Patrick’s y estuve como docente de entrenamiento de Táctica y Estrategia del Curso La Nueva Generación de Periodismo Deportivo. Siempre estuve relacionado de una manera u otra. Y, después, el entrenamiento siempre me gustó.
- ¿Cómo fue la transición de jugador a retirado?
- Nunca es fácil cuando dejás una profesión que te hizo feliz durante 20 años. Estuve dos o tres meses para tratar de reubicarme, pero cuatro o cinco años antes había estado haciendo el curso de Dirección y Gestión de Entidades Deportivas, que es muy importante hoy en día. Tener la cabeza ocupada e ir preparándome para el día después me permitió seguir relacionado. Esos tres meses después del retiro los aproveché para viajar mucho a Brasil y Argentina, para reunirme con entrenadores, como Guardiola; y visitar a Luis Suárez en el Liverpool. Siempre traté de actualizarme en diferentes rubros.
-¿Con Guardiola?
-Sí. Fui una Navidad a Barcelona y recuerdo que su hermano, Pere, que en ese momento era representante de Luis Suárez, me consiguió para ver un partido en el palco. Estuve sentado solo, en la grada de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, donde vi los entrenamientos del que, a mí modo de ver, fue el mejor equipo de la historia: el Barcelona de 2008 a 2012, que ganó todo. Después, me reuní una hora con Pep.
- ¿Qué fue lo que más te sorprendió de él?
- La grandeza de un entrenador que, pese a que ha ganado todo, siempre se saca el mérito para brindárselo a sus jugadores. Cada vez que lo escucho, él no es responsable de nada, cuando (en realidad) es responsable de todo. Tenía grandes jugadores, sí, pero a veces cuando más top son, más difícil es saber manejar los recursos humanos.
- ¿Y la visita a Suárez cómo se dio?
- Estaba Brendan Rodgers como entrenador del Liverpool. Hablé por teléfono con Luis y me consiguió para ir a ver un partido contra el City. Miré ese partido y, a falta de 10 minutos, por temor a quedarme sin medio de transporte, me tomé un taxi y en 48 minutos llegué a Liverpool. Al día siguiente, Luis mandó un chofer del club a recogerme al hotel donde estaba, me llevaron a la ciudad deportiva y desayunamos. Después del entrenamiento, Brendan Rodgers me brindó una charla de 40, 50 minutos. Fue una experiencia muy buena.
- Con toda esa experiencia previa que contás y todo lo que hiciste después, ¿en qué rol dirías que te sentís más cómodo hoy?
- Todos son importantes y todos tienen relación entre sí. En la dirección deportiva, por ejemplo, tenés que saber de gestión, recursos humanos, infraestructura, pero también de táctica y estrategia. Porque cuando te toca hablar con el entrenador algunas preguntas relacionadas a eso tenés que hacer.
- Y en Uruguay, ¿qué importancia se le da a la dirección deportiva?
- Se le está empezando a dar cada vez más importancia. Antes se hablaba de director deportivo como una isla. Y no. El director es una pieza más de una estructura. Tiene que haber un departamento deportivo, donde él sea la piedra angular, pero debajo tiene que haber gente igual o más importante, como el coordinador físico, el de formativas, el secretario técnico, el departamento de scouting.
- En tu experiencia en Peñarol, ¿todo eso recién se estaba formando?
- Yo traté de implementar lo básico dentro de lo que había. Siento que Peñarol me enseñó muchísimo y que yo le di bastante. Evidentemente, con una cantidad de precariedades, porque no teníamos una estructura sólida como requiere el fútbol actual. Tratamos de hacer lo que se podía en un momento difícil, pero yo quedé muy satisfecho con los resultados, los futbolistas que se ficharon, los títulos, los clásicos que ganamos y, sobre todo, con la relación de las divisiones formativas, de donde salieron los Brian Rodríguez, Darwin Núñez, Nahitan Nández, Facundo Torres, que hoy son figuras.
- Desde el punto de vista humano, ¿qué sensación te quedó?
- Las personas que trabajan para una organización, que son empleadas de un club, tienen un principio y un final. Yo jamás mantengo el rencor. Al contrario: siempre trato de ser eternamente agradecido a Peñarol y a los dos presidentes que me tuvieron bajo sus órdenes: Juan Pedro Damiani y Jorge Barrera.
- ¿Qué pasó con el Tío (Carlos) Sánchez?
- Hubo diferencias entre dos personas, que tienen dos maneras de trabajar y dos visualizaciones de este deporte. Si todos fuéramos iguales y pensáramos lo mismo, no sumaríamos en absoluto. Tiene que haber discrepancia en todos los órganos de la vida para crecer.
- ¿Te gustaría volver? ¿Te llamó algún candidato?
- Con mi familia estamos muy a gusto en Málaga, pero Peñarol es muy grande. Es una institución que me mueve el piso. Yo soy hincha del club y muy analítico. Trato de analizar si los momentos son adecuados o no. He hablado con alguien, sí, pero nadie me ha dicho “sos candidato a este cargo”, así que prefiero no profundizar.
- ¿Qué tendría que pasar para que vuelvas?
- A Peñarol lo quiero mucho. Desde mi salida han pasado cinco años y uno ha aprendido y crecido. En España estoy muy bien con mi familia y muy contento con lo que estoy haciendo. Se tendrían que alinear los astros para poder volver.
- El presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, dijo que, en caso de ser reelecto, Pablo Bengoechea no continuará como director deportivo en 2024. ¿Qué opinión te merece su trabajo?
- Con Pablo, somos y fuimos grandes compañeros. El fútbol nos unió en una época dorada para Peñarol, como lo fue el quinquenio. También está Gabriel Cedrés, como secretario técnico, que jugamos en la selección juntos y somos dos peñarolenses. A mí no me gusta opinar de algo si no tengo una versión para dar sobre eso. Yo no estoy en la interna. Pablo es un ídolo de Peñarol, pero en su función actual no sé cómo se maneja, por lo tanto prefiero no opinar.
- Entre los tantos compañeros que tuviste en Peñarol, está también Diego Alonso (hoy entrenador del Sevilla), de paso reciente por la selección uruguaya. ¿Te merece algún análisis su destitución como director técnico de Uruguay?
- No me gusta profundizar en temas que no conozco la cuestión de turno, pero está claro que entrenadores como Diego Alonso no hay muchos. No olvidemos que dirigió a Peñarol y Olimpia, dos gigantes de Sudamérica; a Monterrey y Pachuca, dos gigantes de México; a Inter Miami y después a la selección uruguaya. El Mundial es un torneo muy importante, que pone y saca entrenadores, pero todos hablábamos maravillas de Alonso en los cuatro partidos previos. Creo que el Tornado es un pedazo de entrenador: metódico, apasionado y actualizado. Y el hecho de que esté en el Sevilla ahora es algo que me reconforta.
- El elegido para sucederlo fue Marcelo Bielsa, alguien de más experiencia y con otro perfil. ¿Te pareció apropiada la designación?
- El hecho de que Marcelo Bielsa haya sido designado entrenador de la selección de Uruguay es motivo de orgullo para todo el pueblo futbolero uruguayo. Porque tiene su reconocimiento y prestigio a nivel mundial. Todos los jugadores que fueron dirigidos por él te hablan maravillas. A nivel personal, pienso que es un obsesivo del fútbol y que está muy adelantado en las actualizaciones. Para mí, es un acierto su designación.
- En su momento, en una entrevista a Punto Penal, dijiste que el Valencia se había comportado mal con Edinson Cavani por no dejarlo hacer pretemporada. Ahora, que recuperó su mejor forma en Boca Juniors y que Luis Suárez destaca en Gremio, ¿seguís pensando que es un acierto que el técnico los reserve a ambos?
-Desde el primer momento en que no fueron reservados dije que merecían estar citados. No por todo lo que habían hecho ni por ser melancólicos o sentimentales, sino por el estado actual de cada futbolista. Estoy muy contento de que se los haya reservado. Lo más importante de esto es que, ante todo pronóstico, Bielsa volvió a contar con ellos. Darwin siempre dijo que son bienvenidos y él también está en un gran nivel. Hay que aprovecharlos.