TRICOLORES
El equipo de Jorge Giordano sostuvo las diferencias con Peñarol en las dos tablas, dejó en evidencia que tiene el mejor mediocampo del fútbol uruguayo, un arquerazo y zagueros seguros
Nacional no ganó el clásico, pero el empate ante Peñarol en el Campeón del Siglo terminó entregándole muchas cosas positivas. La recompensa no fue la mayor, pero hubo varios premios. El más notorio es el de mantener la distancia con su rival de todas las horas en las dos tablas, pero hubo más cosas positivas.
Obviamente, lo mejor hubiese sido estirar la distancia a 11 puntos en la Tabla Anual y agrandar también la diferencia en el Torneo Clausura, pero hay muestras importantes de que está mejor encaminado hacia la conquista de su objetivo: el bicampeonato uruguayo. Y aquí las repasamos.
El fixture del Torneo Clausura le exigió al equipo de Jorge Giordano tener por delante en las cuatro primeras fechas a los principales equipos con los que pelea la Tabla Anual. Ni Rentistas, Cerro Largo, Wanderers y Peñarol fueron capaces de ganarle los puntos para descontarle la diferencia. En los duelos directos Nacional sin necesidad de sumar de a tres salió ganando. Y ahora en la sexta le espera Montevideo City Torque, si supera esa línea será muy difícil que pierda la posición de privilegio que ostenta.
El clásico pudo haber marcado un antes y un después en la lucha por la Tabla Anual, porque una imposición del aurinegro hubiese puesto los pelos de punta del lado tricolor. Eso no aconteció. El equipo de Mauricio Larriera la sigue corriendo muy de atrás en la tabla que tiene un enorme peso para la definición del Campeonato Uruguayo y no tiene otro camino que ganar el Clausura para poder entrar en la definición por el título y tratar de impedir una nueva consagración de Nacional.
Juntar en la mitad del terreno de un equipo grande a tres futbolistas que resaltan por sus cualidades técnicas, más que por las de lucha y tesón, no es algo muy común en Uruguay. Nacional está dando un paso hacia adelante en la búsqueda de una superación futbolística, de una adaptación a las exigencias del fútbol actual y la unión de Gabriel Neves, Emiliano Martínez y Felipe Carballo se supera día a día. Técnica, visión de juego y gran despliegue para hacer las transiciones son las herramientas que estos tres jugadores aportan para organizar el mejor fútbol sin que eso implique que se resigne combatividad para recuperar la pelota. Hoy en Uruguay no hay mejor mediocampo que el armado por Giordano.
Hay algo básico e inevitable: para ganar partidos y obtener campeonatos se precisa un nueve que rompa todas las redes y un arquero que ataje las pelotas imposibles. Bueno, en el arco, y desde hace rato, Nacional tiene un arquero que es espectacular. Sergio Rochet ataja lo que otros no podrían sacar y sus intervenciones son determinantes para el desenlace de los partidos. Sus actuaciones no son esporádicas, no es una golondrina del verano, y con ello confirma que está llamado a convertirse en un integrante de la Selección uruguaya. Quizás hasta con la fuerza y categoría como para pelearle la titularidad a Fernando Muslera.
A Sergio Rochet lo están acompañando buenas tareas de los dos zagueros que ubican por delante suyo. En ese rubro, Giordano recibió muy buenas señales de los valores jóvenes, porque pudo optar, ya sea por necesidad o por decisión técnica, por armar la zaga de distintas maneras y siempre se encontró una respuesta firme. Segura. Y hasta atrevida. Sí, Guzmán Corujo, Renzo Orihuela y Mathías Laborda han sobresalido en su juego aéreo, en sus duelos individuales contra los adversarios y hasta en el aporte que han entregado en la búsqueda del arco rival. Orihuela y Laborda se atreven a desengancharse y pasar a campo adversario eludiendo jugadores. Corujo pesa en el área de enfrente.