TORNEO APERTURA
La figura ante Nacional fue Agustín Canobbio, pero en silencio hubo cuatro jugadores que fueron determinantes para sostener la ventaja en el tanteador. Manejaron a su antojo los tiempos del clásico.
Si Peñarol aguantó el triunfo clásico ante Nacional durante 44’ minutos con un hombre menos, en gran parte fue responsabilidad de ellos. Está claro que Agustín Canobbio fue el punto más alto del equipo porque ofensivamente sacó la cara por todos en el complemento y además ayudó en la marca; pero en silencio hubo cuatro jugadores que fueron determinantes para sostener la ventaja en el tanteador.
Matías Aguirregaray, Ramón Arias, Damián Musto y Walter Gargano hicieron un trabajo fino durante todo el choque ante Nacional. Corrieron, metieron y se dejaron hasta la última gota de sudor; pero lo más importante: manejaron a su antojo los tiempos del clásico. Y en esas pequeñas diferencias, en esos detalles, Peñarol primereó a Nacional. ¿En qué? Al momento de hablarle a Leodán González, de hacer pasar el tiempo en cada infracción recibida, de buscar las faltas de rival para cargarlos de tarjetas y hasta de manejar el trabajo de los alcanzapelotas. Con el público a su favor producto de la localía, los cuatro se encargaron de llevar agua para su molino en esas pequeñas cosas. No por eso ganó el clásico, pero sí contribuyó.
Y el hincha se los reconoció. Por eso Musto recibió su primera gran ovación desde que está en el club y Gargano se fue con todo el Campeón del Siglo aplaudiéndolo de pie.
De más está decir que no solo se dedicaron a poner la pierna fuerte y a hablar cuando el equipo estaba disminuido en el campo. También jugaron y lo hicieron bien. De hecho cuando estaban 11 contra 11, el Vasquito fue uno de los jugadores más peligrosos en ofensiva. El Mota mostró su categoría de siempre para administrar la pelota y Musto se encargó de ganar casi todo por arriba.
Párrafo aparte para el Cachila que se perdió casi toda la semana de entrenamientos por coronavirus. Se reintegró el viernes, saltó a la cancha y resultó determinante en el encuentro. Hizo amonestar a Emmanuel Gigliotti en la primera tarjeta y fue el primero en llegar al árbitro a pedirle la expulsión cuando bajó a Canobbio.
La gente los reconoció y está bien, porque tienen el ADN que el fanático pide.