ARGENTINA
Detalles de un trabajo de años y con bases muy sólidas que dan resultados en lo deportivo y también grandes reconocimientos.
Con el título de Copa Sudamericana, al que se le sumó el de la Recopa hace algunos días, Defensa y Justicia no hizo más que entrar en la rica historia del fútbol sudamericano y además ser la sorpresa del continente.
Sorpresa para muchos de los que lo ven de afuera, pero también “el método Defensa” es algo que se viene observando desde hace temporadas en el equipo de Florencia Varela y que sin dudas dio réditos porque de un tiempo a esta parte no ha hecho más que ir mejorando en lo deportivo y en lo institucional.
Si bien Defensa y Justicia es un equipo con 86 años hay que remontarse a la temporada 2013/14 en la que conformó un plantel muy competitivo dirigido por Diego Cocca e integrado por Washington Camacho que terminó logrando el ansiado ascenso a la Primera División.
Para 2014, hacía su estreno en la máxima categoría de la que nunca, hasta el momento, se iría e incluso en la que cosecharía números muy interesantes.
Sin ir más lejos, la temporada 2018/19 lo tuvo como uno de los protagonistas del certamen de la Superliga en la que luchó mano a mano por el título con Boca y Racing quien en definitiva fue el campeón con solo cuatro puntos más (57) que el “Halcón” (53).
El resto ya es conocido: campeón de la Copa Sudamericana 2020 con Hernán Crespo como entrenador y consagración de la Recopa Sudamericana 2021 bajos las órdenes de Sebastián Beccacece siendo estos sus dos primeros títulos en Primera División.
Una de las bases que ha llevado a que Defensa y Justicia consiga logros importantes de un tiempo a esta parte fue la consecución de entrenadores similares en su forma de juego lo que fue forjando una idea no solo en la Primera División, también las categorías inferiores del club.
La temporada que tal vez marcó un mojón en este sentido fue la 2015/16 cuando arribó al club Ariel Holan. Mucho se recuerda de aquel equipo que llamaba la atención dentro de Argentina y fuera de fronteras y que mantuvo la idea en el primer pasaje de Sebastián Beccacece, quien fue su sucesor.
Nelson Vivas y Juan Pablo Vojvoda intentaron mantener ese estilo antes de la vuelta de Beccacece y sin duda se vio potenciado cuando llegó Hernán Crespo que arribó luego del pasaje de Mariano Soso.
Difícil ha sido en las últimas temporadas, pese a los buenos rendimientos, que Defensa y Justicia pueda repetir gran parte del once de una temporada a otra y más allá de que muchos se van porque destacan y son vendidos, la mayoría debe regresar a sus equipos por el modelo del club de sobresalir con jugadores cedidos.
Con metodologías de conseguir jugadores que no tengan un precio demasiado elevado, que lleguen cedidos o que puedan tener una opción de compra no muy alta es que Defensa y Justicia arma sus planteles, pero también con una premisa: los que lleguen tienen que ser de buen pie.
Eso también implica que los arribos sean de jugadores jóvenes y sin ir más lejos hoy la media de la edad del “Halcón” está en los 25,5 años y solo cinco de los integrantes del plantel alcanzan o superan los 30 años.
Los “descartes” de los clubes o aquellos jugadores que los equipos buscan foguear terminan arribando a un Defensa y Justicia que los potencia y que los rodea con otros jugadores similares donde pueden destacar y, por qué no, también pelear por títulos y también ganarlos.
River Plate es uno de los equipos que más usa “los servicios” del “Halcón” y el propio presidente expresó el agrado de Marcelo Gallardo: “Tuve palabras de Gallardo hacia nosotros muy reconfortantes. Él está muy contento con Defensa y cómo estamos trabajando, por eso nos manda los jugadores de River, porque me dijo yo sé como ustedes trabajan, en qué manos están y lo que hacen. Por eso, le mandamos los jugadores de River porque se que están en buenas manos y practican muy parecido a lo que yo practico”.
Actualmente son tres los jugadores cedidos desde el “Millonario” y uno es su propio hijo Nahuel que se suma a Franco Paredes y Enzo Fernández, una de las grandes figuras del actual Defensa que seguramente volverá antes de tiempo al equipo del “Muñeco”.
Si Gallardo destaca la forma en la que “practica” Defensa y Justicia también es porque las cosas se hacen de forma correcta y parte de eso también es gracias a las instalaciones que hoy posee el club.
Más allá de haber hecho una inversión importante en su Estadio Néstor Tomaghello, el equipo de Florencio Varela hoy cuenta con un complejo de alto rendimiento que poco tiene que envidiarle al de los grandes de Argentina: tres canchas profesionales, dos canchas de fútbol 7 y nueve de fútbol 5 en la que tanto los jugadores de Primera División como de formativas desarrollan su talento.
Todo esto acompañado de un hotel con más de 50 habitaciones que son utilizadas por el club y también alquiladas por otras instituciones que llegan a Buenos Aires de todo Argentina.
La realidad de Defensa y Justicia es muy buena, pero no se basa en un solo detalle, son varios aspectos para poder alcanzar un todo que lo llevó a destacar en Argentina, en Sudamérica y también en otras partes del mundo donde destacan “el método Defensa”.
El “Halcón” toma vuelo, no se intimida ante los poderosos y cumple metas cada vez más y más altas.
El delantero es una de las pruebas del método de Defensa y Justicia. Llegó cedido desde Godoy Cruz y se ha convertido en una pieza de recambio interesante. Formó parte del plantel que ganó la Copa Sudamericana, junto a Washington Camacho, y en la final de la Recopa Sudamericana anotó su penal en la definición.
Las bases del proyecto, para Lemme, son tres: “Primero, uno va a buscar un técnico que siga con este pensamiento de fútbol. Segundo, cuando uno a a buscar jugadores, apuesta siempre por jugadores de buen pie. Y, tercero, cuando empiezan a trabajar tienen todo lo que necesitan. Así, las cosas salen más fácil”.
Un detalle particular de Defensa y Justicia es que tiene dos trofeos internacionales sin haber ganado ninguno a nivel local en la máxima categoría. Sus títulos locales son hasta el momento tres: uno en la Primera B Metropolitana (1996/97), uno en la Primera C (1985) y uno en la Primera D (1982).