La historia de Pamela González: la niña que jugaba al baby con varones y hoy es capitana de la Celeste

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Pamela González, capitana de la selección uruguaya de fútbol femenino. Foto: Estefanía Leal.

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La capitana de la selección uruguaya femenina es una de las futbolistas que hace carrera en el exterior; la delantera contó su experiencia en el fútbol femenino.

Para Pamela González (26) capitana de laselección uruguaya, el fútbol fue una pasión desde “chiquitita”. En su infancia, recuerda, jugaba mucho en su casa y con su hermano. Fue su papá, que era entrenador de baby fútbol, quien la convenció de que se sumara al equipo de varones cuando tenía nueve años.

Aunque los González son de Paysandú, vivieron un tiempo en Montevideo, y la mediocampista encontró su lugar en el club Mauá del Prado donde jugaba su hermano y dirigía su padre.

“Me atreví y para mí fue de las mejores experiencias que pude probar en mi vida”, comenta la futbolista a Ovación.

Luego de un tiempo en la capital, la familia regresó a Paysandú. Pamela siguió jugando con varones, hasta que cuando tenía 14 años se formó el primer equipo de mujeres en su ciudad. Su talento destacaba y enseguida la invitaron a entrenar con la selección. “Viajé a Montevideo porque la selección entrenaba ahí y quedé seleccionada para un viaje a Brasil, fue en el 2010”, recuerda.

Enseguida le surgió la oportunidad de jugar en un equipo de la capital, pero eso también era un desafío: vivía en Paysandú, donde entrenaba y estudiaba, y todos los fines de semana viajaba a la capital a los partidos. La situación se complicó y tomó la decisión de mudarse a Montevideo para poder seguir dedicándose a su pasión. “La liga de Montevideo tenía más equipos, trasladarme era avanzar”, detalla.

Fichó por Colón, conjunto que era el campeón uruguayo y con el conquistó varios títulos. “Estuve cuatro temporadas, en ese entonces era de los equipos que siempre estaba arriba en la tabla y de hecho jugué Copa Libertadores. Fue el club de Montevideo donde más años estuve”, relata.

Luego, en 2015, pasó a Nacional, equipo donde estuvo menos de un año: “Fue terrible experiencia, muy enriquecedora y una etapa muy linda. Conocía mucha gente, tenía amigas de la selección y eso lo hizo más fácil”, señala.

En 2016, la misma Pamela que había decidido apostar a vivir en Montevideo por jugar al fútbol tuvo una gran oportunidad: viajar a Europa para incorporarse al Málaga. “Fue un cambio bastante grande, porque no sabía con lo que iba a encontrarme. También tuve suerte, porque me vine con Yamila Badell, que era amiga y con quien ya jugábamos juntas”, reflexiona.

Pamela González defendiendo los colores del Málaga de España.
Pamela González defendiendo los colores del Málaga de España.

Málaga se convirtió en su casa, tanto que se quedó cuatro temporadas en el equipo y le costó mucho tomar la decisión de irse.

“Prácticamente tenía una estabilidad ahí, la verdad es que teniendo incluso opciones de jugar en Primera División, me costó mucho despegarme porque había hecho muchas amistades y prácticamente me sentía como en familia”, confiesa.

Pero dio un paso más y fichó por otro equipo de Andalucía, el Granada. “Esta es mi tercera temporada, acabo de renovar el contrato y en setiembre empezamos el campeonato”, detalla.

Su salto a España, implicó también una vida como futbolista profesional en la que encontró contrastes con Uruguay. “Lo que más lo que más resalta son los recursos que tienen las jugadoras de fútbol acá para poder dedicarse: la infraestructura, tener una cancha cada día a cualquier hora a disposición, gimnasio o nutricionista”, explica.

Poder vivir del fútbol hace que llevar una vida profesional sea clave: “Nosotras dedicamos aproximadamente cuatro horas al día al entrenamiento, no solo en cancha, también tenemos análisis de vídeo, tanto de nuestro propio equipo como del rival, horas de gimnasio y eso es posible porque es profesional”.

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