TORNEO CLAUSURA
La llegada del entrenador al club estuvo durante varios meses bajo la lupa, pero su estilo y su metodología convencieron a todos en la institución.
"No es técnico para Peñarol”. “Sacalo que te vas a hundir vos con él”. Cuando el club optó por el nombre de Mauricio Larriera la aceptación no era completa, el paso de los primeros partidos hacían tambalear el proyecto y el hincha no parecía estar conforme, pero Ignacio Ruglio, a pesar de recibir esos mensajes, confió en la decisión del área deportiva.
Y la confianza y el trabajo terminaron regalándole a Peñarol varios objetivos. Primero el equipo tuvo una muy buena actuación en el plano internacional llegando hasta las semifinales de la Copa Sudamericana y luego de quedar por el camino, apuntó al torneo local, ganó el Clausura y también la Tabla Anual.
Pero en el medio de todo esto hubo momentos de incertidumbre porque los resultados no se daban y el fútbol y sus protagonistas, más a la corta que a la larga, son presos de esos resultados.
“Después del clásico del Parque Central que perdimos 2-0 dudé”, confesó Ignacio Ruglio, pero si hay algo que este Consejo Directivo de Peñarol no ha hecho hasta el momento y es tomar decisiones en caliente y el presidente habló con la gente que lo rodea y también con referentes del club que hoy no están en la institución, se convenció de que el camino debía continuar y la confianza que le depositó a Larriera hoy tiene su recompensa, pero va por más porque el Campeonato Uruguayo todavía no terminó y la próxima meta del mirasol es ganar mañana para coronarse como el mejor de la temporada.
Larriera devolvió esa confianza con trabajo, con calma en Los Aromos y con el convencimiento de una idea que los jugadores tomaron como propia —ese era el gran objetivo cuando el técnico llegó a Peñarol— para llevarla a cabo de la mejor manera con rendimientos muy altos por momentos y también con altibajos, pero siempre siendo fiel a un estilo que también tuvo reparos cuando el entrenador llegó al club porque muchos creían que no era lo más conveniente por la historia de Peñarol.
Pero el floridense y los jugadores demostraron que más allá de gustos, tener un estilo de juego, aferrarse a una idea y trabajarla, trae recompensas.
Y a Peñarol se las dio. El equipo jugó semifinales de la Copa Sudamericana, ganó el Torneo Clausura y la Tabla Anual, está a un triunfo de conquistar el Campeonato Uruguayo y todo eso se consiguió con una identidad que mañana volverá a estar a prueba en un partido que nadie se quiere perder porque puede llegar a ser decisivo.