Enviado a São Paulo - Brasil
Ya desde el entretiempo se avizoraba un clima hostil en el sector de la hinchada de Nacional, ubicada en una intersección del estadio Morumbí, donde São Paulo ofició como local esta noche para jugar la vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores.
Pero todo terminó de estallar después del segundo gol paulista, que cayó en el amanecer del segundo tiempo, justo cuando el reloj marcaba 47 minutos de juego. ¿El autor? El argentino Jonathan Calleri, que convirtió de cabeza.
Inmediatamente después, de acuerdo a lo que pudo presenciar Ovación, la policía brasileña entró al sector en el que estaba la parcialidad tricolor y comenzó a reprimir a los hinchas que se encontraban alterados. Hay al menos 15 detenidos a esta hora.
Uno de ellos había lanzado previamente un objeto desde la tribuna y, luego de que se lo llevaran detenido, otros involucrados multiplicaron el desorden, según complementó una de las personas que se encontraba a pocos metros.
Ante el ingreso de los efectivos, los hinchas tricolores empezaron a moverse como hormigas, a gran velocidad, y en algunos casos aterrados por lo que estaba sucediendo se dirigieron hacia los costados para tomarse de las barandas. Como el sector destinado para 3.000 personas no estaba lleno —llegaron cerca de 1.400— los espacios les dieron para correrse hacia diferentes partes de la tribuna. Algunos de ellos, en cambio, prefirieron enfrentarse y empezaron a tirar butacas.
Con los hinchas de São Paulo, por el contrario, no hubo ningún tipo de incidentes durante el altercado.
Mientras el caos continuaba, los jugadores de Nacional se acercaban y pedían tranquilidad a sus fanáticos. Desde el banco de suplentes también llamaron a bajar las aguas hasta que al minuto 54 la riña se apaciguó. El juego estuvo frenado durante siete minutos.