En base a La Nación/GDA
Nada le sale del todo bien a este Independiente de vacas flacas. Arranca un partido ganando 2-0 con dos goles del uruguayo Martín Cauteruccio y se las ingenia para despilfarrar la ventaja y hasta caminar por la cornisa de la derrota. Reacciona al final, cuando nadie se lo espera, y se encuentra con el poste rival para frustrar el festejo. Esta vez la película terminó en empate, 2-2 con un Instituto atrevido y bien estructurado que convirtió al arquero Rodrigo Rey en figura y estuvo cerca de quedarse con toda la alegría.
No es sencillo el clima que se vive en el club. La comprensión de la gente por el momento que vive la institución depende de cómo sople el viento. Parece ser amplia antes de empezar o si el juego (y el resultado) acompañan para desfigurarse en silbidos y protestas en cuanto las cosas se tuercen.
A los 3' el uruguayo Martín Cateruccio apareció suelto en el área, Jorge Carranza le tapó el zurdazo, y entre el arquero y Fernando Alarcón impidieron que Giménez concretase el rebote. Diez minutos después, Costa ingresó con decisión al área y la barrida de Leonel Mosevich acabó con un rebote en su brazo. Cauteruccio convirtió el penal y cerró la sequía de goles del equipo, que sumaba casi 5 horas de fútbol.
El envión le duró a Independiente hasta los 20'. De a poco, ya sea porque pagó con ahogo el alto ritmo del arranque o porque el conjunto cordobés fue acomodándose mejor en la cancha, el dominio comenzó a cambiar de dueño. Aparecieron en escena Nicolás Linares como balance en el medio, Gastón Lodico para manejar la pelota y Santiago Rodríguez para recibir por delante de los centrales y a espaldas de Iván Marcone. Y sobre todo, surgió un contratiempo que resultó insalvable para el local: cada centro de córner (hubo 11) se convirtieron en un suplicio para Sergio Barreto, Javier Báez y compañía.
El Rojo todavía tuvo tiempo para gozar de un oasis. A los 31' Vallejo recuperó la pelota, buscó a Giménez, que abrió para Kevin López, pasó por afuera Vallejo y soltó el centro por abajo. Nadie despejó, Baltasar Barcia tocó hacia atrás y Cateruccio definió cruzado. 2-0. Le siguió un zurdazo de Vallejo que picó en el travesaño. Fue lo último. Entonces, todo volvería adonde estaba.
A los 36' Rodrigo Rey dio la primera función de su recital desviando abajo un disparo de Rodríguez. Nada pudo hacer ante el cabezazo de Adrián Martínez (por supuesto, producto de un córner) que estableció el descuento un minuto después, pero continuó sosteniendo a los suyos en el segundo tiempo, cuando le tapó el empate a Lodico y más tarde salvó el tercero ante un remate de Alarcón. En el medio, también había llegado a manotear la media vuelta de Linares que igualó la chapa. Adivinaron: en jugada de córner.
Independiente ya hacía rato que era una caricatura de equipo, sin orden ni concierto. Instituto se relamía pensando en un triunfo que parecía caer por decantación, pero se topó con Rey, y al final casi lo pierde. Lo tuvo dos veces el juvenil Santiago Hidalgo y se lo negó el palo a Báez sobre la bocina.
Fue empate. Fue entretenido. No le cayó mal al desarrollo. Sí al hincha del Rojo, que sigue la misma secuencia que su equipo: se ilusiona y amaga con una jornada feliz, pero se desequilibra ante la primera brisa en contra y acaba desesperado porque no gana. Son tiempos de ecuaciones difíciles de resolver en la tierra del Rey de Copas. Independiente está en el puesto 20 de la tabla de posiciones con seis puntos en seis fechas, producto de una victoria, dos empates y tres derrotas.