Tres goleadores nacidos en el tricolor brillan en el mundo fútbol: España, Argentina y Australia, los disfrutan.
El que lo dejaba de suplente (a Luis Suárez) era yo. Hoy todos me pasan esa factura, je... pero era para que fuese incorporando conductas, que fuese aplicado, el banco era para que reflexionara, pero como jugador ya se veía que iba a ser un fenómeno. Era muy bueno, y yo lo veo hoy con la selección y me transmite lo mismo que me transmitía en aquella Séptima división de Nacional: que cuando agarra la pelota, puede pasar cualquier cosa. Uno no sabe qué va a hacer... pero sabe que es capaz de inventar lo que sea. Y cuando gurí, era igual...". Las palabras corresponden a Alejandro Garay, ex-entrenador de los tricolores, uno de los privilegiados que tuvo bajo su pupila a tres de los máximos goleadores que hoy andan por el fútbol del mundo: Luis Suárez, Martín Cauteruccio, y Bruno Fornaroli.
"Luis siempre tuvo esas ganas, esa forma de jugar. Pero siempre fue de muy buen corazón. Y el Caute igual. Otro fenómeno. Me sorprendió que no triunfara en Nacional. Para mí lo condicionó un partido ante Wanderers. Creo que era el debut, y erró un gol mano a mano con el arquero. Nunca lo hablé con él, pero para mí eso lo marcó. Yo creo que si embocaba ese gol, hubiese sido figura. Lo de Bruno fue todo lo contrario. Jugó un clásico e hizo dos goles. Ya está. Con eso, sobraba. Se le abrió el arco y fue ídolo en pocos partidos. Así es el fútbol... y miralos ahora... unos fenómenos. Bruno era el más chico, el que recién había llegado de Salto, y quizás por eso era el más fuerte de cabeza. Muy maduro", agrega Garay, hoy entrenador de la Selección Sub 17 de Uruguay.
Uno que no llegó.
"Yo tuve la suerte de tenerlos a los tres: fue una generación de Oro. No sólo ellos. Había un pibe que pintaba para crack de verdad. Un 10: Jonathan Larrosa... ¡qué fenómeno! pero se lesionó y no jugó más... era la estrella de esa generación. Pero Suárez, Cauteruccio y Fornaroli eran goleadores natos. En 2001 hicieron casi 150 goles... Cauteruccio hizo 52, Suárez y Fornaroli 48 goles cada uno. Eran goleadores natos. Esa generación 87 fue fantástica... estaba Mathías Cardaccio, Pablo Caballero... había muy buenos jugadores", recuerda Garay en el Complejo Celeste.
Wilmar Cabrera y Felipe Reveléz también disfrutaron de esa trilogía goleadora en Cuarta y Quinta División. Se aburrieron de ganar y de hacer goles.
Pero el que los terminó de pulir fue Gustavo Bueno, un entrenador que tenía que prepararlos no sólo para jugar en Tercera División, sino también para encarar sus primeros pasos en el fútbol profesional. Era el escalón previo al debut. El paso debía ser seguro, firme. O se los condicionaba al fracaso.
"A los tres los tuve muy poquito. A Luis lo había subido al plantel principal Martín Lasarte. Fue el que lo hizo debutar en Primera División. Pero como era el recién ascendido, bajaba a jugar a la Tercera los partidos entre semana, y a veces jugaba", dice Bueno, uno de los hacedores de cracks en las divisiones formativas de Nacional.
"Eran (y son) tres goleadores impresionantes. Y era muy difícil que en una misma categoría se diese lo que se dio: los tres en el mismo puesto y con tremendas condiciones. A mí no me asombra que les vaya como les va, porque se sabía que algún día lo iban a lograr. A uno se le abrió el arco antes que a otro, pero terminaron haciendo lo que mejor sabe. Me acuerdo de Luis en Primera. Erraba goles y se agarraba la cabeza, lo sufría. Hoy es el mejor del mundo...", afirma Bueno, que también dirigió al plantel principal del tricolor.
Lo que dice Bueno, lo afirma Garay. Dependía de la fortuna o el destino. Que el arco se les abriese en el momento indicado. El que más ligó en ese sentido fue Bruno Fornaroli, porque debutó haciendo goles.
Ni Luis Suárez ni Martín Cauteruccio tuvieron esa suerte, y pasaron momentos difíciles en Nacional, más en su condición de juveniles, donde se les exige más de la cuenta.
Los tres consolidaron una linda amistad que hasta el día de hoy conservan pese a la distancia y sus compromisos. Se hablan por teléfono, cuando coinciden en el Uruguay se juntan a recordar viejos tiempos, y añoran aquellas tardes goleadoras con la blusa tricolor. Cuando un montón de hinchas se apilaban en las tribunas de las diferentes canchas para ir a verlos.
"Era un placer verlos jugar. Porque tenían esas ganas, esa impronta, ese plus que los hacía diferentes. Y eran chicos, flacuhos, pero se veía que tenían un potencial bárbaro", rememora Garay, el entrenador que los cobijó en la Séptima División.
"Hicieron goles de todo tipo y color. Yo miro los partidos del Barcelona, de San Lorenzo y me recuerdan a los partidos que ellos jugaban en la Tercera. Siguen siendo goleadores natos, han progresado mucho, han crecido, han madurado, pero no perdieron esa picardía que los diferenciaba al resto", agrega Gustavo Bueno, el hombre que les dio el último empujón antes de la gloria.
Hoy el mundo fútbol los disfruta. A Luis Suárez en España y en Europa, a Martín Cauteruccio en Argentina y América, y a Bruno Fornaroli en Australia y Asia. Cada uno defendiendo los colores de sus clubes, el Barcelona, San Lorenzo de Almagro, y el Melbourne City.
Todos productos de la Industria Nacional.
Luis Suárez.
Nació en Salto el 24 de enero de 1987. Tiene 29 años, y hoy es el máximo goleador a lo largo de la historia de la selección uruguaya. Sus inicios fueron en las divisiones juveniles de Nacional. Debutó en Primera en la temporada 2005, pero estuvo poco tiempo en filas tricolores. Fue transferido al Groningen de Holanda un año más tarde. En el fútbol tulip+an dio su primer salto de calidad. Pasó al Ajax, donde brillo desde 2007 hasta 2011. El Liverpool inglés puso la mira en él, y se lo llevó. Fue su goleador hasta la temporada 2014. Después del Mundial de Brasil, pasó al Barcelona. Hoy es Pichichi y doble Bota de Oro.
Martín Cauteruccio.
Nació en Montevideo el 14 de abril de 1987. Tiene 29 años, y actualmente es la gran figura ofensiva de San Lorenzo de Almagro. Se formó en las divisiones menores de Nacional. Debutó en el profesionalismo en 2007, pero fue cedido a préstamo un año después a Central Español. regresó al tricolor, no jugó muchos partidos, y volvió a ser cedido a préstamo a Racing. Recién en 2010 hizo un temporada regular, y eso le valió su transferencia a Quilmes de Argentina, en donde tuvo destacadas actuaciones, hasta que en 2013 se vinculó a San Lorenzo de Almagro. Es el arma ofensiva del Ciclón.
Bruno fornaroli.
Nació en Salto el 7 de septiembre de 1987. Debutó en el primero de Nacional en 2006 y tuvo un bautismo soñado: dos goles en un clásico. Jugó hasta 2008. Pasó a la Sampdoria, un año más tarde se vinculó a San Lorenzo de Almagro, pasó al Huelva de España, regresó cedido a préstamo a Nacional en la temporada 2011, y volvió a la Sampdoria, dueño de su ficha a terminar su contrato hasta 2012. Jugó en el Panathinaikos de Grecia, en Danubio en 2014, en el Figueirense de Brasil, regresó a La Franja, y en el 2015 llegó al Melbourne City donde es su máximo goleador.
INFORMEJOSÉ MASTANDREA