A diferencia de muchos juveniles que llegan a probar suerte a Montevideo, Joaquín Valiente (22) vistió los colores de Colonia Valdense, uno de los dos clubes de su pueblo, hasta la Sub 18. Ese año quedaron fuera de la serie del campeonato y el futbolista, que formaba parte de la selección departamental, fue tanteado por Defensor Sporting.
Era el club que lo aguardaba, porque cuando estuvo a punto de firmar con Nacional para fichar a fines de 2017, se fracturó y su llegada se echó para atrás. “En el momento me cegué, pero luego decidí recuperarme bien y tomármelo con calma. Sabía que en algún momento se volvería a dar de probarme en la capital, que era una piedrita más en el camino”, recuerda Valiente, que nunca más tuvo contacto con el tricolor.
Poco tiempo después, con 17 años, su DT, Fabián Charreua, se comunicó con el coordinador de las formativas violetas. Joaquín estuvo una semana a prueba y se quedó. Llegó en Quinta, ese año salieron campeones. Vivió en la casita hasta hace un par de años y dice que extrañó mucho. “Aparte soy hijo único, fue mutuo”, dice riéndose. A eso tuvo que sumarle que llegó sobre el inicio de clases, así que ya no había lugar en el mismo liceo al que iban sus compañeros. “La pasé mal, tenía ganas de volver porque tuve que conocer todo solo”, confiesa.
Actualmente disputa su tercer año en Primera y suma cinco anotaciones en esta temporada, tres de ellos oficiales, y la misma cantidad de asistencias. Fue de los pocos para los que el descenso trajo algo bueno, irónicamente, el ascenso.
Debutó con Rocha en la primera fecha de la Segunda División, siendo de los más chicos. “Lo tomé demasiado bien, era una oportunidad para poder demostrar quién era. Jugué casi todos los partidos, luego hubo muchas piedras, como los nueve compañeros apartados”, recuerda. Y continúa: “Lo enfrentamos como había que hacerlo, fue un año duro para el club y para nosotros. Lo peor fue cuando perdimos con Danubio, pero sabíamos que teníamos otra chance. Le ganamos a Racing, luego a Cerro, y se nos dio volver rápido a Primera”.
Ese año el Tuerto pasó de jugar con el estilo de Alejandro Orfila, al de Eduardo Acevedo y luego al de Samantha Rodríguez. “Con todo lo que pasó muchos creyeron que no íbamos a volver. Pero acá estamos”, dice Valiente, que desde un primer momento encontró un amigo en Lucas De los Santos. “Fuimos los últimos 2001 en llegar”, señala de la unión con el sanducero. Ese momento lo recuerda tanto como el abrazo con mamá, Ana Carolina, Carola para los conocidos, el día del ascenso. “Fue muy emotivo porque no podría entrar nadie al Charrúa. Cuando me enteré que mamá estaba en la tribuna no entendía nada, no podía creer. Salté todo lo que había y le di un abrazo. Fue de lo mejor del año, el triunfo y poder festejarlo así con mi vieja fue único”, relata. Ese día su padre no había podido asistir, pero la gestión de Carola es algo que Joaquín nunca olvidará.
El presente de Joaquín Valiente
“Nos metimos en una copa, que era algo que hacía tiempo no se lograba y nos quedó la espina de la eliminación (con Danubio), el año empezó mal. A partir de ahí mejoramos No habíamos llegado a estar en la cima de la Anual”, explica.
Pese a que le gusta jugar por dentro y Marcelo Méndez lo utiliza de extremo, Joaquín puede oficiar de enganche o interior y aunque mide 1.65, la enseñanza de un DT hizo que no lo viese como un impedimento. “El tema de la estatura nunca lo sentí como un obstáculo, quizá antes decía: ‘Qué lástima no tener 10 centímetros más’’, confiesa. Y añade: “Pero me acuerdo de que una vez se lo comenté a Andrés Rodríguez, mi técnico de quinta y se rió. Me dijo: ‘Tenés otras virtudes, no tenés por qué ser alto para ser bueno, quizá no es el cabezazo, pero tenés otras virtudes’. Lo lleve por ese lado. Convencido de que lo que iba a hacer en cancha lo iba a hacer bien”, remarca.
Valiente fue una de las figuras ante Danubio. Anotó el primer gol clásico. “Me quedó media larga, pero le pegué al arco y fue todo algarabía, el resto es anécdota”, comenta.
![Joaquín Valiente, atacante de Defensor Sporting, junto con sus padres y la Copa AUF Uruguay que ganó en el club.](https://imgs.elpais.com.uy/dims4/default/34f6136/2147483647/strip/true/crop/763x572+0+0/resize/763x572!/quality/90/?url=https%3A%2F%2Fel-pais-uruguay-production-web.s3.us-east-1.amazonaws.com%2Fbrightspot%2F76%2Fe6%2F28cf58964ffd8b215d916d0be13a%2Fefd8f310-ba3a-4d60-a664-32ee8d0c8668-fotor-20230718224059.jpg)
El año pasado logró su primer título, la Copa AUF Uruguay. Ahora va por el Intermedio, donde ya es finalista, y el Uruguayo. Si el domingo vence a Peñarol, quedarán primeros en la Anual. “Vamos a dejar la vida, son tres puntos de oro. Feliz de estar peleando cosas. El objetivo es salir campeón”, concluye.
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